lunes, 31 de octubre de 2011

LOS VASCOS NO SOMOS BINARIOS


La “cuestión vasca” nunca alcanzó el grado de problema, entendiendo por ello aquella situación cuya solución desconocemos pero que puede existir. Durante décadas, la cuestión se enquisto poco a poco en la categoría de molestia, es decir, situación problemática que se padece por la renuncia a buscar su solución.

En estos momentos, pasada la euforia inicial, la situación es de espera. Se ha cubierto escrupulosamente el calendario previsto por todas las partes, pero se trataba de una planificación a corto plazo. La cercanía de las elecciones ha pillado a unos con el paso cambiado, otros lo han empalmado y algunos se encuentran tan desalentados que apenas han rechistado.

De momento, hemos conseguido salir de esa tierra de nadie para situarnos en una encrucijada de caminos perfectamente señalizada, pero con viajeros dispares que aspiran a destinos distintos. Por supuesto, el problema radica en la existencia de un único autobús que no puede multiplicarse. El peligro acecha en la tentación de algunos por discutir quien debe ocupar las plazas preferentes y quien debe viajar en el gallinero. Pero resulta aún mayor si alguno, aprovechando la trifulca, ocupa el asiento del conductor y tira por el camino del medio. Peor todavía si arranca dejando en tierra a la mitad del pasaje.

En esas estamos y difícil se promete la empresa. Hasta ahora, los protagonistas eran varios y la zambra irremediable. Los unos en una esquina, los otros en la otra, algunos en medio y los de siempre yendo y viniendo de una lado a otro. Pero, ahora, la cosa es distinta porque nadie quiere ser protagonista de un final que dicen negociado. Y es que la negociación implica renuncia. El negociador tiene como objetivo conseguir el mayor número posible de los objetivos que persigue su representado, evitando que la otra parte rompa el proceso. Esa y sólo esa es la esencia de una negociación. El señor Rufino Etxeberria es perfectamente consciente de ello y, una de dos, o es más cándido que un tonto con una tiza o se pasa de zorro del Txindoki cuando exclama que todos podemos ser ganadores en este proceso. Aquí va a haber ganadores y perdedores o, si lo prefiere, menos ganadores. Pero, verá, el blanco es blanco porque existe el negro. Los vaqueros buenos se casan con la rubia porque hay vaqueros malos y como dice el cura de mi pueblo, la jodienda no tiene enmienda.

El asunto consiste en ser lo suficientemente hábil para pasar de protagonista a espectador en palco preferente. En otras palabras, lo que hay encima de la mesa son simple y llanamente dos cosa: presos y victimas. O los unos o los otros. Unos pierden y otros ganan. Disfrácese como quieran, pero poco más se puede meter a la hoya. Poco importa lo que ahora digan unos y otros. Se impone el ritual. Al final, habrá que seguir adelante y alguien se quedará en tierra. Aunque la experiencia dice que no serán todos. En otras palabras, un poco de aquí, un poco de allá y todos estaremos contentos. Pero habrá quien se quede entre reja y reja y habrá quien vea venir por la calle abajo al que apretó el gatillo aquella fatídica tarde. Unos y otros son ahora los protagonistas, pero con el guión escrito y un apuntador con muy malas pulgas.

Cuando todo esto ocurra y las aguas parezcan bajar más calmadas, llegará la tormenta. Si estos “chicos, como los inmortalizó el divino Xabier, pueden presumir de algo, es de tercos y obstinados. En otras palabras, tienen muy interiorizado aquello de “dos pasitos adelante, uno atrás”. La CUESTIÓN no va a desaparecer por arte de birlibirloque. Derecho a la autodeterminación le llaman. ¿En qué cabeza cabe? De momento en algunas, aproximadamente un 30% de los vascos la tienen bien atornillada junto a su sistema límbico, nunca mejor dicho lo de que “está en el limbo”. Al parecer, otro 20% se lo está pensando y, quizás, un 15% se dejaría convencer con argumentos lo suficientemente razonables. Y es que argumentos los hay, les guste o no a muchos. Los han estado construyendo firmemente los chicos del PNV desde hace treinta años y, sinceramente, no lo han hecho nada mal. Los indicadores socioeconómicos del País Vasco, Euskadi o Euskal Herria son la envidia del resto de España y sacan los colores a más de uno allende el Ebro. Así que, puestos, ¿para qué necesitamos a España?

Cuando todo esto llegue a ocurrir, mucho me temo que volveremos a encontrarnos en esa disyuntiva entre problema y molestia en la que tan torpes hemos estado en los últimos cincuenta años.

Ojala que no ocurra.

Ojala que, efectivamente, las victimas consientan el sacrificio para que, finalmente, sólo haya pasos adelante.

Ojala que avancemos hacia una forma más adecuada de articulación territorial pese a la catástrofe que pueda suponer para los dos partidos mayoritarios.

Ojala que la paz contamine de muerte a la violencia.

El principal enemigo de los vascos somos los propios vascos. Nunca hemos sido binarios. No aceptamos ni el 1 ni el 0, pero tenemos que aprender el verdadero significado del 2, el 3, el 33 y el 489.567.

12 comentarios:

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Sí señor. Otra gran reflexión sobre este país nuestro.
En este escenario teatral que nos han montado recientemente, no sé en qué acto estamos ahora, pero sí que parece que los unos están interesadísimos en mostrar que aquí no se ha negociado ni se negociará nada.
A ver qué nos deparan los siguientes actos.
Por emoción que no quede.
Un abrazo.

Caminante dijo...

Hola Javi
Gracias por la visita... Sí esto es un drama, devenido en melodrama y que tampoco conviene que acabe en comedia gorda.
Cuidate

Anónimo dijo...

Podría decir cosas, tal vez algunas cosas, me duelen las víctimas y quiero la paz. Odio los enfrentamientos y desde siempre he sido mediadora por convicción. Una difícil profesión que no llega a ningún sitio por mucho que lo intentes,si no cuentas con la colaboración de todas las partes en ese difícil encuentro de solución.
No te puedo decir nada más ya que escribes bien,no vamos a negarlo y eso amigo hace difícil que intente rebatir el argumento.
Saludos desde Cádiz.

Caminante dijo...

Querida amiga de Cádiz
Gracias por tu visita y comentario. Comprendo perfectamente lo que dices y coincido, he ejercido como tú y, quizás por eso soy consciente de lo que llega y de quién va a sufrir y a demostrar, una vez más, generosidad...Lo menos que podemos hacer todos es compensar ese gesto.
Un saludo

Fernando López dijo...

ojala que en un plazo razonable de tiempo no se hable de vascos ni de conflictos sino de personas.
Pero me temo que esto irá para largo.
Un abrazo

Caminante dijo...

Hola Fernando
Al final, será recuerdo, pero efectivamente hace falta tiempo, bastante tiempo.
Cuidate

Lidya dijo...

Pues la verdad es que está dificil. Dificil sobrevivir a la miseria moral que se ha sembrado durante tanto tiempo por los unos de forma activa, y por los otros ocupados en recoger las nueces. Espero que la exigencia de generosidad sea alicuota y no, como hasta ahora, se exija sólo a una de las partes, la más indefensa. Creo que esta gente no va a cambiar de la noche a la mañana y si entre todos conseguimos ponerlos en donde deben estar, dudo mucho que no vuelvan a poner las armas encima de la mesa, y no me refiero sólo a las que disparan ¿o nos hemos olvidado ya del acoso sistematico al que piensa diferente?¿acaso alguien piensa que van a aceptar el juego democrático cuando pierdan?
Saludos

Katy dijo...

Interesante reflexión, aunque ya dije que se me escapa cualquier intento de entendimiento. Reconozco y acepto mi ignorancia, porque respecto a este "problema" insoluble solo me surgen preguntas.
¿Porque Francia teniendo provincias vascas nunca ha tenido este problema de bombas, reinvidicaciones, de integración ni de idioma?
Seguiremos reflexionando.
Un abrazo

Caminante dijo...

Hola Lydia
Como siempre, aguda y clara en tu visión...Así es y, bueno, habrá que intentarlo, UNA VEZ MÁS!
Cuidate

Caminante dijo...

Hola Katy
Es complejo de comprender, no lo dudes, como en todo aquello con violencia de por medio... No creas Francia también ha tenido lo suyo, más atenuado y muy inducido, pero...
Cuidate

B. Sanz dijo...

No somos binarios, somo cuaternarios, que curiosamente es el momento en el que surge el "homo sapiens", aunque no lo parezca.

Caminante dijo...

Hola Betariz!
Cuaternarios! Esa sí que es buena.
CUidate

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