
Estandard & Poor´s rebajó ayer las perspectivas de la calificación del crédito soberano español de “estable” a “negativa”. La noticia debe ser adecuadamente tamizada llegando de una agencia de medición de riesgo. Pero se viene a sumar a las alarmas que suenan desde hace más de un año en torno a una realidad más que evidente: la economía española es sencillamente insostenible, utilizando un término de actualidad en los cruciales días de Copenhague.
La crisis global ha destapado las vergüenzas de un milagro español basado en el triste y episódico binomio “sol y ladrillo. Un modelo productivo oportunista, basado en la improvisación, la recolecta rápida de dinero y la total y absoluta carencia de previsión estratégica.
Después de los años de los “pelotaris”, llegaron los “manomanistas”, diestros en el juego corto. Olvidados los tiempos del ahorro y la contención, llegaron los nuevos ricos, exuberantes en sus 4x4 de lujo, analfabetos funcionales con una educación y maneras propias de caciquillos del tres al cuarto. Este país era una juerga, pero, como decía el Manzanilla, que nos quiten lo bailaooo. Y ciertamente nos lo han quitado. Hasta el punto de que nos hemos quedado con una mano delante y otra detrás, preguntándonos qué hemos hecho para merecer esto. Pues hemos hecho muchas cosas, sin hacer nada.
¿Qué hemos hecho por mejorar nuestra competitividad?
¿Qué hemos hecho por imaginar un futuro deseable?
¿Qué hemos hecho por merecernos una clase política más profesional?
¿Qué hemos hecho por merecernos algo distinto?
Preguntarse sobre el pasado inmediato siempre resulta útil, pero lamentarse, no solamente resulta inútil, sino que, además, es signo de imbecilidad en el más puro sentido del término.
Las preguntas deben ser más bien, ¿qué estamos haciendo? ¿qué vamos a hacer?
¿Qué estamos haciendo por modificar la increíble estructura de nuestro mercado laboral?
¿Qué estamos haciendo por acabar de una vez por todas con un sistema educativo que ya padecía Viriato?
¿Qué estamos haciendo por elevar el tono tecnológico de las tres cuartas partes de las empresas españolas?
¿Qué están haciendo los partidos políticos para escapar al estúpido juego del tu no, yo sí, yo no, tu sí?
Nos queda un largo camino, plagado de ladrillos que tendremos que digerir. Pero, al menos, sabemos que hay un camino que recorrer y lo recorreremos a trancas y barrancas. El problema es que cuando lleguemos, por fin, al cruce de donde parten nuevas rutas, no sabremos cuál de ellas tomar y nos contentaremos con seguir campo a través.
¿Recuerdan lo que se lleva hecho?
Aceras, glorietas, ayudas, más ayudas, muchas más ayudas, una Ley de Economía Sostenible que es un insulto a la inteligencia, paternalismo populista y más aceras y glorietas.
Si esto es todo lo que se nos ocurre, sinceramente, habría que pensar en hacerse ermitaño. Al menos la miel y el licorcito de hierbas pueden llegar a ser verdes y sostenibles.