Afirmar
que todos nacemos con el mismo potencial de Inteligencia no pasa de ser una
fruslería alentada por las concepciones comprensivas de la educación. Los
factores que determinan el potencial inicial de Inteligencia van desde lo
estrictamente hereditario a lo biológico. La herencia influye aunque no tanto
como algunos pretendían hasta hace no mucho, los procesos de formación del tubo
neural o migración pueden determinar la estructura cuantitativa y cualitativa
de la estructura neuronal, pero por encima de todos ellos el factor
ambientalista resulta finalmente determinante, incluso en algo tan básico como
la construcción de redes y conexiones neuronales. En otras palabras, nacemos
con distintos potenciales de Inteligencia pero es el entorno y sus estímulos
quienes determinan el grado de desarrollo que acabaremos por alcanzar.
El
concepto “entorno” puede resultar inabarcable. Si hablamos del niño, nos
centraremos en su entorno familiar, social y, sobre todo, escolar. Si hablamos
de un adulto, irremediablemente este último pasa a ser reemplazado por la
empresa. En definitiva, nos guste o no, el potencial de Talento de las personas
de una empresa depende en gran medida del nivel de estimulación que el entorno
de la misma presente.
Las
Inteligencias Múltiples inauguradas por Gardner tienen su trasposición al mundo
del Talento en la empresa y, en consecuencia, surge inmediatamente una pregunta
inquietante: ¿Qué tipos de talentos fomenta su empresa? Aunque no lo parezca, se trata de una
cuestión estratégica porque, más allá de la teoría y las buenas intenciones, de
su respuesta depende el grado de eficacia, eficiencia, competitividad,
creatividad, innovación y, en definitiva, posibilidades de éxito que pueda
tener en el futuro. No es algo para tomárselo a la ligera. De hecho, es una
cuestión primaria y de carácter más urgente y estratégico que cualquier plan,
hipótesis o previsión que pretenda realizarse.
La
experiencia práctica y los análisis teóricos confirman que la mayoría de las
empresas se centran de forma casi exclusiva en la potenciación del talento
aprendido, es decir aquel que se adquiere en base al entrenamiento y
repetición. El objeto de aprendizaje no es otro que el fondo formal de
conocimiento de la empresa, es decir el conjunto de procesos que conforman su
actividad. Este enfoque del talento responde a las características y exigencias
de un modelo económico hasta ahora dominante, pero que se encuentra en fase de
regresión y progresiva destrucción por el fenómeno creativo que está dando
lugar a un nuevo modelo. El fenómeno del talento es parte de ese nuevo modelo y
ello explica la particular y parcial forma de entender su potenciación en
organizaciones centradas en las rutinas productivas. En definitiva, el talento
y su potenciación se encuentran actualmente
en el medio de dos mundos, aquel que prefiere hablar de su gestión como si de
un proceso más se tratara y el nuevo mundo que lo entiende como un conjunto de
oportunidades brindadas por un entorno estimulante que persigue no sólo
desarrollar el talento aprendido sino fundamentalmente el innato, aquel
potencial con el que la persona llega a la empresa de la misma forma que llegó
a la escuela esperando que se le brinden las oportunidades para ejercitarlo y
perfeccionarlo.
La
empresa al igual que la escuela es un entorno de aprendizaje y, en
consecuencia, una incubadora de talento. Ambas se fijan como objetivo
prioritario el aprendizaje de una serie de rutinas, conceptos, principios,
hechos y teorías que explican el por qué de las cosas. Pero tanto una como otra
se olvidan con frecuencia de que tan importante es comprender el pasado y el
presente como ser capaz de resolver el futuro. Un futuro que está hecho con
retazos de aquello que conocemos y dominamos, pero cuya esencia es la
confrontación y la capacidad de resolverla satisfactoriamente con nuestra
inteligencia y talento como una de sus expresiones.
El
talento innato se manifiesta de distintas maneras como expresión de las
inteligencias múltiples en las que tiene su origen. Pero sea cual sea su
expresión, el origen siempre es el mismo: nuestra capacidad para enfrentarnos a
un problema y resolverlo generando nuevo conocimiento y destrezas. Esta es la
asignatura pendiente de nuestras empresas en relación con las personas en
general y el talento en particular. Esta es la grieta por la que minuto a
minuto se escapan multitud de oportunidades de éxito mientras reflexionamos
sobre la conveniencia de tal plan estratégico, tal acción formativa sobre la
última herramienta ofimática al uso o la comunicación y cumplimiento de las
últimas medidas de ahorro y ajuste. Esta es la línea que separa a las empresas
anodinas y condenadas a la oscura supervivencia de aquellas que persiguen el éxito
y probablemente lo alcancen.
Es
bueno “gestionar” el talento, siempre que este sea el aprendido, incluso
diríamos que es francamente sencillo, pese a que algunos insistan en
convencernos de lo contrario. Pero si en su vocabulario no entra el verbo “potenciar”,
sinceramente está desperdiciando oportunidades y sobre todo talento.
6 comentarios:
Sin duda es la gran asignatura pendiente. Ese entorno del que hablas puede fomentar o bloquear el talento y también puede influenciar para bien o para mal el mismo. Desperdiciamos el talento existente pero no el que no conocemos ni intuimos. (como el de Roberto de tu post del otro día) y también juzgamos erróneamente el talento o"elegimos" el talento que nos conviene.
Un tema apasionante este del talento que da para mucho.
Un abrazo
Cualquier lugar u ocasión es bueno para aprender y potenciar nuestro talento innato. Se tienen que unir el poder y el querer. A veces se puede y no se quiere y otras se quiere pero no se puede. Post para pensar sobre todo empresarios y trabajadores.
Un abrazo y que disfrutes del finde
Talento en la empresa! Ultimamente descubro gente descubriendo su propio talento. ;)
Un abrazo.
Hola Fernando
"elegimos el talento que nos interesa" ese es un error común sin darnos cuenta de que existe una multiplicidad que también resulta útil.
Cuidate
Hola Katy
Gracias por pasarte y por tu comentario
Hola Javi
Pues eso ya es un logro, no?
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