La
percepción tradicional de la persona en una organización, compañía, empresa o
como queramos llamar a esa asociación para el bien común de quienes en ella se
integran, acostumbra a ser la de “trabajador” en términos generales y sin
distingos de su capacitación, de ahí podemos abundar eufemismos tales como
cuello blanco, azul, rosa o verde según la tipología de trabajo que desempeña;
fijo, indefinido, discontinuo o temporal de acuerdo al tipo de contrato y
duración aunque, en resumidas cuentas, tarde o temprano todos acabamos
recurriendo a la acepción más popular: empleado.
Lógicamente,
todas estas denominaciones tienen su origen en la primera Revolución Industrial
y han ido evolucionando en base a la progresiva apertura de una visión bipolar
de la sociedad. Pero esa evolución nos ha conducido a un callejón sin salida
desde el momento que hemos pasado a declarar que una organización está
compuesta no de trabajadores, asalariados o empleados, sino “personas”. Más
aún, defendemos que el auténtico valor de una empresa reside en las personas,
en su talento, capacidades y conocimiento. Realmente, tanto Ricardo como Marx
tendrían graves dificultades a la hora no sólo de comprender esta declaración
sino también en revisar sus ideas para adaptarse a la nueva realidad.
El
problema al hablar de “personas” es que se trata de un concepto extremadamente
filosófico. Persona es el ser dotado de
razón, consciente de sí mismo y dotado de una identidad propia, ahí es
nada.
Desde
un punto de vista estructural, evidentemente la nueva categorización nos
conduce al Olimpo de la igualdad en términos de fuerza de trabajo. Todos somos
personas en una organización. Son personas por igual el consejero delegado y el
encargado de pasar la fregona por aseos y pasillos, el director de Recursos
Humanos y el delegado sindical, el director general y el becario, el “chispas”
de mantenimiento y el ingeniero de sistemas. En resumidas cuentas, hemos
asistido a una silenciosa y pacífica toma de la Bastilla que nos ha conducido a
la libertad, fraternidad e igualdad de todas las personas unidos por los lazos
del talento, el conocimiento, la creatividad, el emprendimiento y el liderazgo
compartido.
Si
creen que exagero, no tienen más que teclear en la red “personas + valor +
empresa”. Yo lo he hecho y de entre los cientos de posibilidades he elegido una
al azar que expresa el nuevo credo de una conocida empresa española. Dice así:
“En
un mundo globalizado sometido a una constante competencia, debemos ir más allá
de los códigos tradicionales que han impuesto absurdos limites a la forma de
organizarnos y trabajar. Sólo una nueva visión del papel de los hombres y
mujeres de nuestra organización puede hacernos más competitivos.
Las
personas y sólo las personas son el autentico valor de nuestra empresa. Los fundamentos
de nuestro éxito son el conocimiento, el talento, la creatividad, las
habilidades y el compromiso de nuestras personas. Sus capacidades y talentos
son nuestro mayor potencial…”
A
poco que se lea entre líneas, se adivinan oscuras intenciones en palabras tales
como “hacernos más competitivos” o la utilización posesiva de “nuestras
personas”, pero por lo demás, uno apenas contiene las lagrimas ante semejante
declaración que dejaría patidifuso al mismísimo Owen desde su arcadia de New
Lanark. Afortunadamente, Taylor pondría las cosas en su sitio con aquello de para llegar a ser malo hay que parecer un
santo.
Pero,
seamos serios. La cuestión no es si somos fuerza de trabajo maltratada o
personas, querubines ácratas o sátiros del vil capital.
La
cuestión es más simple que todo eso. ¿A qué llamamos talento, conocimiento,
emprendimiento o creatividad?
La
cuestión es aún más sencilla. ¿Qué tienen en común el consejero, el director
general, el ingeniero, el chispas o el responsable de la higiene y limpieza
corporativa?
Hasta
resulta absurdamente elemental. No somos iguales en relación a nuestros
conocimientos porque si así fuera ya podríamos ir olvidándonos de la eficiencia
y la eficacia. Somos aún menos iguales en nuestras retribuciones aunque podrían
ser más racionales. Tampoco somos iguales en nuestro aspecto y formas aunque,
al final, todos acabemos el día en una cama. Los hay pragmáticos,
insoportablemente teóricos, listillos y hasta imbéciles redomados. Buena gente
y cabritos en crecimiento. Terroristas creativos y fanáticos del manual.
Timoratos y exhibicionistas en sus ratos libres. Trajeados de Canali y
camiseteros del Sepu. Individuos con influencia y gente de paso. Ilusionados,
emocionados, embrujados con su trabajo y eternos angustiados. Felices y
desencantados. Optimistas mal informados y pesimistas desde la cuna. Solteros y
solteras, casados y casadas, divorciados, separadas, creyentes y agnósticos,
veganos y omnívoros que se comerían hasta a su madre. Es lo que hay…
Si
quieren redúzcanlo todo a personas, pero no conseguirán acabar con el autentico
valor de una empresa que no es otro que esa maravillosa diversidad que, si se
acepta y se consigue focalizar en retos comunes, puede acabar dando lugar a esa
cosa que los humanos llamamos éxito. Y es que para llegar a ser un santo hay
que aceptar que también se debe ser algo malo.
8 comentarios:
Me alegro un montón por tu reaparición pública después de dos meses. Yo he faltado en agosto, pero no por vacaciones:-) Miles de cosa pendientes me ha tenido alejada del mundo virtual.
Vienes pisando fuerte con un tema más que complejo qeu habrá que ir desgranando.
Un abrazo y buen finde
HOLA KATY
QUÉ TAL EL VERANO, ESPERO QUE FRUCTIFERO, COCIÉNDOTE SEGURO QUE SÍ...ME HABÍA TOMADO UN TIEMPO PERO ESPERO RETOMAR CON FUERZAS.
CUIDATE
Genial¡¡¡
doble enhorabuena por el regreso y por la clarividencia del post. Gestionar, comprender e integrar la diversidad, esa es la vía. Estupendo y welcome back
Un abrazo
Hola Fernando
Gracias.
Creo que estamos empezando a estar un poco saturados de tanta demagogia en torno las personas.
Cuidate
Veo que el descanso ha dado sus frutos y que apareces con renovados bríos!!. Vamos a ver qué nos depara el nuevo curso ...
Un abrazo,
Hola Jose Luis:
Buen momento para reaparecer con fuerza. :)
Un abrazo.
HOLA ASTRID
Berlín reconforta y vigoriza!!!
Hola Javi
Bueno, eso espero, gracias.
Cuidate
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