martes, 14 de julio de 2009

RETOS


Ayer me preguntaba un lector, a propósito de mi post Preguntas y Respuestas, si Emprendimiento e Innovación eran un mismo fenómeno.
Desde un punto de vista global, efectivamente ambas cosas pertenecen a un mismo fenómeno que , quizás con toda probabilidad, sea uno de los procesos humanos con mayor historia y prehistoria. En definitiva, hablamos de esa tendencia tan humana a la aceptación de retos que conlleven nuevas respuestas a nuevas situaciones que, en caso de tener éxito, se traducen en progreso, avance, cambio o como queramos denominarlo.
Esta capacidad se manifiesta desde que el primer homínido se ve en la necesidad de afrontar la incertidumbre de una existencia marcada por la supervivencia. Evidentemente, algunos podrán decir que mi opinión es generalista y ambigua y no les faltará parte de razón. Pero, por otro lado, conviene no olvidar que detrás de un proceso de innovación, de mejora continua, kaizen o simple emprendimiento, subyacen los mismos patrones emocionales, mejorados, entrenados y afinados, pero exactamente los mismos que Miguel Ángel utilizó cuando proyectaba la cúpula de San Pedro o en los que Edison se refugió para continuar aprendiendo de sus errores.
En definitiva, cada una de las disciplinas que integran eso que podríamos denominar La Gestión del Cambio, contienen métodos, herramientas y tácticas específicas. Pero, por encima de todas ellas, subyace una tradición en evolución continua, un conjunto de valores y actitudes cuya activación constituye la premisa básica para ponernos en marcha.
El olvido de estos patrones emocionales es frecuente y explica muchos de los grandes fracasos funcionales de empresas y corporaciones a la hora de afrontar el futuro y, en definitiva, su supervivencia.
Todo ello, nos acaba conduciendo a una primera condición inexcusable para convertirnos en un país con futuro: la Educación. Sin un nuevo planteamiento educativo,radicalmente distinto al actual, es sinceramente imposible que lleguemos a afrontar con éxito el gran problema estructural que padecemos. Un planteamiento que mantenga la transmisión de conocimiento, pero sin convertirla en el objetivo último de toda actuación. Un planteamiento que comience a primar el desarrollo de capacidades y competencias basadas en la identificación, planteamiento y resolución de problemas, junto a la generación de entornos que favorezcan el desarrollo temprano de esos valores y actitudes tan humanos.
Una última reflexión...
Si un sistema educativo basa toda su actuación en la transmisión de conocimiento, ¿quiere decir esto que ya no existen problemas?, ¿es este un conocimiento último?, ¿han pasado los tiempos de la incertidumbre y las estrategias?, ¿hemos encontrado el mundo perfecto?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una vieja historia esta de la Reforma Educativa en la que los cortos plazos y el deseo de aparecer en la foto acaban por malograrlo todo. Conservemos esperanzas.
Joaquim

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