sábado, 18 de junio de 2011

F de FORÁNEO


FORÁNEO
Extranjero, extraño.

(Diccionario de la Lengua Española)

Dicen que España es un “país de contrastes”, apreciación que no deja de ser un tópico. Ricos y pobres, santos y pecadores, rockeros y tonadilleras, consejeros delegados y currantes de bocata de mortadela, discretos y horteras, honrados y chorizos ibéricos, la lista es interminable. Pero, por encima de estos lugares comunes, destacan algunas huellas genéticas que se empecinan en perpetuarse en el tiempo. La sabiduría y bondad intrínseca de lo foráneo es una de ellas. Pero el fenómeno no es sencillo de analizar y, menos aún, de entender y digerir.
Dicen los entendidos que España ha sido y es un “lugar de paso”, crisol de culturas que diría Menéndez Pelayo, madre de todas las patrias que clamaría Franquito, puerta de África, cocina de América, paraíso del muslim, en fin reserva de Occidente y recurso veraniego de todo aquel europeo que no pueda recalar en Mauricio, Taití o Konga- Konga.
Pero el foráneo no siempre es bien recibido y sino que se lo digan a Pepe Botella, los rumanos de Badalona o la responsable de sanidad de Hamburgo. En otras palabras, de visita vale, pero poco más.
Sin embargo, si se trata de opinar sobre esto o lo otro, aconsejar si esto o aquello, lo foráneo se impone once de cada diez ocasiones. Ya lo ha podido señalar el doctor Perico Martínez incansablemente desde hace una década que si llega el médico de un pueblo de por allá en Finlandia, punto y pelota y no digo nada si el facultativo ejerce en Villa Puñetas de Las Rocosas, Dakota del Norte. Es un dicho popular aceptado aquello de que “nadie es profeta en su tierra”, pero en nuestro caso, más bien, todo el mundo es gilipollas. Hasta el ínclito Ortega se rindió a la evidencia.
Si quieres pasar por ser una escuela seria de negocios, más te vale inscribirte en la doctrina de tal o cual university del Imperio. Los textiles patrios no son malos, pero donde este un trapito de Armani o LeCock qué me va a decir aunque la etiqueta cuente aquello de made in Mongolia. Las mermeladas de Soria son cojonudas, pero las que elabora la prima de la reina en su cottage de Worsey son ambrosia. Si dices “objetivo” en una reunión de negocios, date por muerto y gilipollas, ¡target!, que no te enteras contreras. Hasta el aceite italiano es supremo aunque proceda de Jaén o Lleida. Somos buenos por no decir muy buenos en muchas cosas, pero no importa, “lo foráneo” siempre será mejor.
Los coches alemanes, los aviones norteamericanos, el perfume francés y los trajes italianos. Puede que sea cierto, pero lo realmente importante es que ellos se lo creen y con eso basta. Nos molesta aquello de la peineta, el torero y la gitana cada vez que sale España a cuento de nada en tal o cual peli, novelilla o documental al uso. Pero no puede ser de otra forma. No tengo nada contra el flamenco, pero no es de lo mejor que tenemos puestos a vender. Me indigna la “fiesta nacional” aunque puedo tolerarla, pero preferiría que se me conociera por mis excelentes bienes de equipo o componentes tecnológicos. Pero es lo que hay.
Como mucho, hablamos de Zara, Mango o Botín, pero nos iría mejor con otros ejemplos de emprendedores que generen puestos de trabajo reales y contribuyan a una reactivación efectiva, más allá de la verborrea decimonónica a la que nos tiene acostumbrados el pasiego con posibles. Siempre nos quedará la Roja, Nadal y Alonso, pero con panem et circenses poco camino andaremos. Necesitamos bota de vino del Duero, chorizo de Salamanca, pantalones de Terrassa, emprendedores del Norte, poetas del Sur, soñadores del Este y forjadores del Oeste.

8 comentarios:

Katy dijo...

Estoy bastante de acuerdo contigo en el fondo y en los tópicos.
He comprobado que los extranjeros también ponderan lo español. Y cuando se habla con españoles fuera de nuestras fronteras, lo primero que oyes es "Como en España en ningún sitio"
Desconozco como afecta esto al mundo empresarial.
Lo que creo que pierde al español medio es la vanidad y aunque un polo nisu sea de mejor calidad, el llevar el cocodrilo mola más, porque se alardea de tener.
Esta es mi experiencia a nivel cotidiano.
Me ha gustado tu enfoque.
Un abrazo

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

¿Pero tu sabes cuánto se tarda en cambiar la imagen de un país? ¿cuánto se tarda en que te tomen en serio?
Pues eso, que aquí todo es de corto plazo, que no estamos para "monsergas".
Un abrazo.

Caminante dijo...

HOLA KATY
Razón no te falta.
En lo que respecta al mundo empresarial, pues tres cuartos. Si un danes dice que hay que tirarse por la ventana, pues ¡ala! Lo dice un español y ¡ala! también pero al manicomio
Cuidate

Caminante dijo...

Hola Javier
Qué ironia!
Pues eso, que de momento nos quedamos como estamos, menos mal que somos de Bilbao!
Un abrazo

Fernando López dijo...

Hola José Luis.

Muy bueno.

EL problema es que ni lo que hacemos bien nos lo creemos y sólo "presumimos" de cosas que a "los mercados" les importa un bledo. Al menos os librais de los de Bilbao.
Un abrazo

Josep Julián dijo...

Tu artículo no sólo está bien escrito y meopr puntuado sino que se lee de carrerilla. Mientras lo hacía me acordaba de unos primos franceses que tengo y que suspiran -ellos y sus hijos-por volver a tener la nacionalidad española y comprarse un pisito en el extrarradio barcelonés. Dicen que están hartos de la grandeur, que aquí se vive mejor y que... ¡¡hay más oportunidades!!. Yo me los miro con conmiseración pero insisten. Y eso a pesar de la jornada de 35 horas, la jubilación a los 62 y un sistema sanitario que te atiende eun plazos que ni aquí la privada.
Un abrazo.

Josep Julián dijo...

Tu artículo no sólo está bien escrito y meopr puntuado sino que se lee de carrerilla. Mientras lo hacía me acordaba de unos primos franceses que tengo y que suspiran -ellos y sus hijos-por volver a tener la nacionalidad española y comprarse un pisito en el extrarradio barcelonés. Dicen que están hartos de la grandeur, que aquí se vive mejor y que... ¡¡hay más oportunidades!!. Yo me los miro con conmiseración pero insisten. Y eso a pesar de la jornada de 35 horas, la jubilación a los 62 y un sistema sanitario que te atiende eun plazos que ni aquí la privada.
Un abrazo.

Astrid Moix dijo...

El primo de Josep que se lo haga mirar, porque no me parece éste el momento más adecuado para volver, a no ser que sea de vacaciones o a disfrutar de la pensión.
Pero coincido contigo en lo del pais de contrastes y contradicciones, simpre haciendo equilibrios entre la admiración y la envidia, el querer y el poder.
Oye, y qué pasa con los de Bilbao ??

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