martes, 7 de julio de 2009
DREAMS & FLYING MACHINES
Ayer hablaba por teléfono con un colega de Inglaterra y, entre otras cosas, me preguntaba, como no podía ser de otra manera, qué tal marchaba el negocio por estas tierras. Mi respuesta, lejos de ser pesimista, fue algo así como "trabajamos, no tan bien como sería de esperar, pero hay bastante actividad". Y no mentía, ni me pasaba de optimista. Hay bastante movimiento, más de lo esperado. Pero esta afirmación necesita matizarse evidentemente.
La Innovación Estratégica, como toda actividad, ofrece distintos campos de trabajo que se corresponden básicamente con el Ciclo General de Innovación: análisis, detección, generación y desarrollo. En este momento, los dos primeros, análisis y detección, son con diferencia las actividades más demandadas por las organizaciones españolas, es decir Prospectiva Estratégica. No podía ser de otro modo a la vista de la situación actual y de las demandas que la misma exige en términos de estrategia. Hasta aquí todo correcto. Sin embargo, estas demandas de prospectiva muestran una tendencia a la adivinación más propia del miedo y la incertidumbre que de la firme convicción de la oportunidad que brinda el momento.
Siguiendo con las matizaciones, se observa también una tendencia a la negación de las propias competencias y, en consecuencia, a la imposibilidad de alcanzar cotas de éxito significativas. Es como si hubiera desaparecido la confianza que nos ha embargado en las últimas décadas y hubiéramos regresado al ostracismo y el fatalismo que impenitentemente nos ha acompañado desde los tiempos de la Invencible.
Alguien dijo que la Historia está para ser manipulada o lo que es lo mismo, pertenece a quien triunfa. Pero, en cualquier caso, una visión aséptica de los dos últimos siglos nos demuestra, entre otras cosas, que los grandes cambios se generan e impulsan desde la base de la pirámide, jamas desde la cumbre. Y la explicación es sencilla, en las alturas domina el vértigo, en la base te empuja el reto.
Apple, Ikea, Zara, Toyota, Nokia y tantos otros buscaron su oportunidad, asumieron su reto y cumplieron su sueño. Ninguno de ellos comenzó desde la cumbre porque, desde ese punto, no existe otra cosa que el descenso.
Personalmente, todos mis clientes tienen el mismo valor y, en consecuencia, las mismas probabilidades de éxito. De hecho, tengo más confianza en las posibilidades de Carpinterias Agapito que en las de la Corporación Max, por decir algo.
Como no decía Calderón, los sueños no son sueños, sino retos y oportunidades.
A la tarea.
¡AH! Se me olvidaba...¿Por qué ese título? No me hagan mucho caso, pero siempre me viene a la memoria primero y a los labios después, cuando tengo una oportunidad delante. Por cierto, es un fragmento de un poema de J. Taylor.
Etiquetas:
CRISIS,
innovación estratégica,
Oportunidades,
prospectiva
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1 comentario:
Una verdad como un piano. Si algo falta en estos momentos es confianza en las posibilidades. Efectivamente, corremos el peligro de volver a nuestros "arcanos".
Javier
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