viernes, 8 de junio de 2012

LA DICTADURA DE LA MEDIOCRIDAD


Ayer tuve la oportunidad de compartir en Barcelona una jornada de trabajo con los jóvenes empresarios familiares que participan en Relleu21, una “emprendedora” iniciativa de Ceinsa. El título del módulo era “La Innovación como estrategia de gestión” aunque, como ya anuncié al inicio de mi intervención, íbamos a hablar de todo menos de “innovación”. Y así fue, reflexionamos, experimentamos y hablamos de las Personas, su Inteligencia Estratégica, Creativa, Emocional, su capacidad de generar Valor Interno en momentos de turbulencia y, en definitiva, del Emprendimiento Interno como cultura organizativa de base para cualquier manifestación del cambio, incluida la Innovación.
Tengo que decir que fue un día satisfactorio en su balance final. Los jóvenes sucesores de negocios familiares de toda la vida de Cataluña que allí estaban se implicaron desde el primer momento y el resultado fue una jornada de trabajo intensa y productiva. Pero (siempre hay un “pero” aunque en esta ocasión identificado por los propios participantes) continuaron apareciendo esas debilidades que tan frecuentemente apuntamos y que, de una forma u otra, acaban por incidir negativamente en la generación de valor de un empresa.

·      Excesiva dependencia de las rutinas y tácticas traducidas en procedimientos y protocolos como principal cuando no única línea de acción de la empresa.
·      Baja capacidad de respuesta colectiva a los problemas por ausencia de método y valoración real de su importancia estratégica en la generación de valor.
·      Ausencia de cultura de la oportunidad
·      Inexistencia de cultura corporativa de trabajo en equipos flexibles, multidisciplinares y organizados en estructura en red.
·      Baja valoración del talento corporativo y el conocimiento experimental.
·      Mandos obsesionados por el control y la gestión de las rutinas como única estrategia para el logro de cuentas de resultados cuando menos aceptables.

En definitiva, empresas adictas a la seguridad y la estabilidad que proporcionan los ciclos alcistas, pero apenas preparadas para situaciones de contracción de la demanda más allá de la pura y dura resistencia sustentada en el ahorro, el recorte y la resignación de quien no se siente dueño de sus actos.

Si hay que buscar culpables a semejante desaguisado, el momento no puede ser mejor. Otra cosa no habrá en España, pero candidatos a culpable salen hasta de debajo de las alcantarillas aunque ciertamente se resistan a aceptarlo. En términos generales, los políticos son candidatos seguros por su desprecio a la Educación en este país y su enfermiza obsesión por la manipulación de la misma en beneficio propio. La clase empresarial, en términos generales,  tampoco debiera escabullir el bulto con sus bajas pretensiones de futuro, su obsceno fetichismo por la gestión burocrática y su simpleza provinciana a la hora de percibir el valor de las personas en sus organizaciones. Los grandes banqueros también tienen su parte aunque es difícil reconocérsela con su extraña habilidad para pasar desapercibidos en un país donde se ha hecho y deshecho sólo lo que ellos han querido. Pero, sobre todo, los auténticos culpables han sido los millones de ciudadanos que hemos permitido la degradación constante de algo tan básico y esencial como la Educación. No hablamos del Derecho a la Educación, perversa trampa de políticos del tres al cuarto. Una cosa es el derecho y otra el hecho. Y el hecho es que nuestro sistema educativo, desde la tierna infancia hasta la juventud universitaria es simple y llanamente infame.
Unos y otros hemos conseguido que, pese a la existencia de miles de educadores convencidos y enamorados de su labor, existan cientos de miles de “trabajadores de la enseñanza” que acuden cada día a su trabajo con el encargo de repetir una vez más ese viejo programa que no lo soportaría ni Prim, mal pagados, mal considerados y tremendamente resabiados.
El asunto no es intervenir en un presente difícil de cambiar, sino trabajar por un futuro más que posible de lograr. Pero hablar de futuros a un político español heredero de la Transición es como acudir de cuero sado maso a una plenaria de la Conferencia Episcopal. Simplemente no tiene sentido plantear algo que no va a rendir réditos inmediatos a alguien que vive al día, quizás al mes y se le aprietas al cuatrienio, pero que es incapaz de ver más allá.
Como ven, todo esto ha empezado en una tranquila de mañana de junio en el barrio de Gracia y ha acabado donde acaban últimamente todas las cosas en este país, es decir en la Dictadura de la Mediocridad que han construido los herederos de los timoneles que guiaron eso que llamamos la Transición Democrática.
Pero, saben ustedes, hace tiempo que el señor Herbert Spencer dejó de tener su lugar en mi humilde biblioteca. El darwinismo social es una forma de empirismo ingenuo que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. La existencia de los ricos se justifica con la sana y selectiva competencia natural que desemboca en la supervivencia y triunfo de los más aptos. Pero ni el ingenioso Spencer fue capaz de encontrar una justificación para la posición de preeminencia de los “herederos”, individuos que no han pasado por ese sano proceso de selección ni por asomo.
Hablando en plata, estos políticos que ahora sufrimos son “herederos” y como tales no han demostrado nada, salvo su mediocridad y en algunos casos, una curiosa debilidad por el dinero ajeno, es decir ciudadano. No debemos nada a esta casta de sátrapas modernos. En todo caso, nos los deben prácticamente todo, empezando por explicaciones, continuando por penitencias y terminando con una milagrosa desaparición en la nada.
Al menos, me queda el consuelo de que los herederos con los que ayer tuve el placer de compartir mi jornada, son conscientes de que han tenido un punto de fortuna y oportunidad que ahora deben aprovechar trabajando duro y, sobre todo, emprendiendo.

6 comentarios:

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Me quedo con esta joya: "...es como acudir de cuero sado maso a una plenaria de la Conferencia Episcopal".

Si ahora nos ponen una foto de estas no creas que habría muchos que se extrañarían. Están empezando a aparecer demasiados trapos sucios :)

Un abrazo.

Fernando López dijo...

Lo esperanzador es que las nuevas generaciones no tragarán con modelos caducos. Al menos eso espero.
Un abrazo

Azmy dijo...

Tan realista como deprimente, soy una eterna luchadora en contra del tradicionalismo, en contra de esa constante que representa una frase repleta de vacío... "es que siempre se ha hecho así"
Gracias por estas líneas, un saludo.

Caminante dijo...

Hola Javier
Sí, es mejor quedarse con la parte jocosa porque si no...
Cuidate

Caminante dijo...

Hola Fernando
bueno, esperemos, no se yo...les hemos hecho excesivamente conformistas en el bienestar...
Cuidate

Caminante dijo...

Hoa Azmy
Gracias por pasarte.
Sí, es un poco deprimente, pero de momento no hay capacidad de reacción en la sociedad española...deberemos esperar..
Cuidate

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