Aunque
pueda parecer un tópico, el principio de año también asiste a buenas
intenciones relacionadas con el cambio en el seno de muchas empresas. Al igual
que en nuestras vidas, muchas de ellas se olvidarán de esas promesas en pocas
semanas, absorbidas por las demandas del día a día, pero también habrá otras
que, de una forma u otra, intenten llevar a buen puerto esos deseos.
El
mejor consejo que se puede dar a estas últimas es que no se precipiten a la
hora de tomar decisiones y, menos aún, de pasar a la acción. Aunque no lo
parezca, cuando una organización sin antecedentes significativos en este campo,
se propone desarrollar una cultura de emprendimiento interno que se traduzca de
forma práctica en expresiones de innovación, mejora continua y optimización del
conocimiento y el talento, se está proponiendo en realidad un giro emocional y
conductual de 180º y esto es algo que no se puede plantear a corto plazo aunque
bien es cierto que los resultados deben comenzar a ser visibles a partir del
primer año de intervención.
Antes
que nada, la organización debe plantearse una pregunta muy simple y evidente,
pero de difícil contestación: ¿qué es lo se persigue? Mi experiencia me dice
que un alto porcentaje de empresas se ahorran este paso pensando que es
evidente cuando, en realidad, muy pocas lo tienen realmente claro. Aunque el
matiz formal puede variar, la contestación siempre debe ser la misma:
·
Incremento del valor de la empresa en términos
de resultados cuantificables.
·
Equilibrio emocional traducido en una solida
cohesión, adhesión e identificación con un proyecto común.
Todo
lo demás son arpegios circunstanciales y, de igual forma, todas las acciones
que se pongan en marcha deben estar alineadas con estos dos grandes objetivos.
Superada
la condición inicial, el siguiente paso debiera ser asegurar un clima emocional
adecuado con la revolución que se plantea. De partida, toda propuesta de cambio
genera incertidumbre, esto es algo con lo que se debe contar de forma
inevitable. Pero el objetivo es conseguir que esa incertidumbre no degenere en
amenaza y, en consecuencia, haga imposible ganar adhesiones. En este sentido,
resulta imprescindible realizar una prospección que detecte aquellos grupos o
personas que pueden ser más sensibles a identificar como amenaza lo que en
realidad es una oportunidad. La experiencia nos dice que los mandos intermedios
son altamente sensibles así como determinadas áreas o departamentos que han
acostumbrado a funcionar con cierta independencia con respecto al resto de la
organización. Finalmente, debiéramos confirmar la actitud de los altos
directivos, personas que acostumbran a mostrar una visión unidireccional de la
organización y centrada en sus respectivas áreas de negocio. Nos guste o no,
son un caballo de batalla tarde o temprano. Identificados los flancos, es
necesario generar confianza y el mejor camino resulta ser la formulación de
retos, pero nunca individuales, siempre en equipo. Crear un equipo motor
conformado por las distintas culturas de la organización, sobre todo las que aparentemente
más tendrían que perder con el cambio puede parecer una apuesta arriesgada,
pero siempre resulta más fiable que encomendar la tarea a quienes deben ser los
futuros lideres del proyecto pero que pueden acabar fulminados al enfrentarse
abiertamente con los primeros. La estrategia es básica en estos primeros
compases. No hay tácticas reconocidas y, menos aún modelos de éxito a seguir.
Un
último consejo en estos preliminares: no hable del final, comience por el
principio. Y el inicio consiste en que todas las personas de la organización comiencen
a normalizar el uso de ciertos términos…
No
hable de Innovación, Mejora o cualquier otra expresión final del proyecto.
Comencemos por identificar realidades: rutinas y problemas, talento y
conocimiento practico, emprendimiento y oportunidades. Convierta estas palabras
en algo tan normal como el café de media mañana y ya habrá recorrido la mitad
del camino.
Los
buenos deseos deben comenzar por pequeñas promesas.
6 comentarios:
Siempre como dices hay que comenzar por lo pequeño y no desdeñarlo, para ir aumentando la dosis como en los medicamentos poco a poco.
Si no se nos atraganta o nos envenena.
Te deseo éxito en todo lo que inicies, y que te lean y lo pongan en práctica.
Un abrazo y feliz semana
Pequeñas promesas, pequeños objetivos, que sumados nos llevan a la meta.
A veces hasta el propio líder se tiene que creérselo.
Un abrazo.
A comenzar y a hacerlo identificando realidades como apuntas. Identificar, aceptar y asumir; y luego potenciar, mejorar, cambiar, corregir lo que sea necesario. ¿Incómodo? Puede, ¿Necesario? Desde luego
Un abrazo
Hola Katy
Feliz Año
Pasito a pasito, algo que parece haberse olvidado en estos tiempos.
Cuidate
Hola Javi
El lider en ocasiones es tan lider que no se cree nada que no nazca en su liderazgo, es eso que llamamos lider carismático y está tan trasnochado como el San Francisco a la luz de las velas.
Cuidate
Hola Fernando
Ya ves que coincidimos en esto de las promesas, los deseos....pero lo importante, como bien dices en tu blog, es que no nazcan en la sensación de culpabilidad.
Cuidate
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