martes, 1 de septiembre de 2009

BCN COOL DE LA MUERTE


Hace ya un tiempo que no informamos a los viajeros accidentales de buenos lugares donde descansar sus huesos o no tan buenos. Hoy el Viajero escribe desde BCN y lo hace indignado por no utilizar un calificativo más grueso.
La aventura comienza hace un par de semanas cuando el viajero bucea en la red para reservar una habitación en su hotel habitual cuando visita BCN, para más señas el Ónix Rambla, pequeño, coqueto y situado en plena Rambla de Catalunya a un precio más que razonable. Pero un congreso del corazón, léase del de verdad y no una reunión de macarras y chavalas de chicle, malogra las intenciones del Viajero. La ciudad va a estar al completo. El Viajero no se rinde y entra en un buscador de hoteles y encuentra el Hotel Boutique Barcelona, estilo, diseño, luxury y todo lo demás, el precio está un poco pasadito, 200 euros noche, pero la cosa está complicada, así que realiza la reserva.
Hoy, el Viajero llega a media tarde a BCN después de un día agotador de aquí para allí. Se sitúa en la dirección suministrada y no ve el hotel por ninguna parte, salvo el Claris en la acera de enfrente, pero no es el caso. Decide realizar una llamada al hotel en cuestión y una voz nada glamorosa le confirma que se encuentra frente al “portal” correcto, “suba al primero derecha”. El Viajero no sale de su asombro, pero sigue las indicaciones y se planta ante una puerta con una placa de Pensión de una estrella, entra y se da de bruces con un pequeño hall repleto de hijos de Albión adoradores de lo cool. Encuentra la mini recepción y a una joven de calle tal cual que sin demasiadas palabras le pregunta si paga por adelantado o en el check out. Salvados los tramites y avisado de que la señorita en cuestión se las pira a las dos de la madrugada, le abre una puerta junto al mostrador y zumba, pachunba, dunga: la super habitación de diseño total, luxury de la muerte mariloli.
Descripción sintética: cubículo de unos quince metros cuadrados, cama chupiguay a la que se debe acceder con cuidado y esquinado con peligro para la tibia y el peroné, cuatro de baño a entrar esquinado compuesto de lavabo de la muerte y ducha tal cual, si cierras la puerta puedes observar los desconchados y el papel a la última despegándose de la pared como en el libro forrado de un escolar al cabo de dos semanas. Se llama doscientos/200 euros de bellota. El Viajero lo llama descojone total a cuenta de inocente de turno. Sale despavorido y le comenta a la señorita que eso del check out ya, pero ya.
El Viajero escribe estas líneas en el AC Diplomatic, un hotel con menos glamur, diseño de la muerte y gilipollladas al uso, pero con una habitación de las de siempre, balconcito y un baño en el que se puede hacer el tárzano y todo ello por la mitad de precio.
Barcelona continua, pese a todo, siendo una de mis ciudades del alma, pero poco a poco la mediocridad de la modernidad, desfasada y sin estilo la invade para gozo y placer de cuatro idiotas.
Advertidos quedan

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo que confesar que yo he sido pagano de "hoteles" de este tipo en dos ocasiones y la cara de idiota que se te queda no tiene precio.
Joan

echar un remiendu dijo...

Me da miedo que mucho del diseño de Barcelona se esté conviertiendo en eso... papel de pared despegándose y asomando los desconchones

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