Quienes colaboramos en este blog, siempre sostenemos que no hay
talento sin valor, pero tampoco valor sin talento. Pero también pensamos que,
muy a menudo, se deja fuera de la ecuación a un elemento fundamental: la
compensación.
Es dudoso que la gestión talento llegue a producir todo su
potencial de valor si no está acompañado de una buena gestión de la
compensación. Se necesitan el uno al otro como la cebolleta a la lechuga, Romeo
a Julieta o el urbano a la infracción. Debiera ser una historia de amor interminable
aunque, mucho me temo, que casi siempre
se acaba convirtiendo en un cumulo de desencuentros poco explicables.
Una empresa siempre se hace las mismas preguntas: ¿qué quiero
conseguir?, ¿cómo quiero conseguirlo?
A la primera de estas cuestiones siempre se responde con la
construcción de objetivos, mientras que la segunda encuentra su respuesta en
las personas y las competencias necesarias para alcanzar los primeros con lo
que, en cierta forma, ya introducimos la variante del talento. Pero también podemos
y debemos introducir la compensación aunque incluida dentro de un concepto más
amplio como es el de Recompensa Total.
1 comentario:
Me gusta esta ensalada compensatoria ye historia de amor. Estoy muy de acuerdo. La compensación es importante.
Un abrazo
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