Cuando se presenta un problema, la estrategia menos adecuada para iniciar la reacción es la búsqueda de culpables. Este es un principio operativo básico en Innovación Estratégica y en cualquier situación de otro tipo.
En este sentido, los gobiernos y autoridades monetarias internacionales has respondido tarde, pero en esta línea de actuación a la situación de crisis financiera que atravesamos. Las soluciones que se están adoptando y se adoptarán en los próximos meses tienen como objetivo minimizar el impacto del desorden financiero sobre la estructura económica general, intentando sino evitar, al menos suavizar el impacto y duración de la temida recesión.
Sin embargo, estas son medidas de choque que, independientemente de su eficacia, deberán ser seguidas de una profunda reflexión sobre el futuro del capitalismo tal como lo hemos conocido en sus diversas interpretaciones y de la construcción de unas reglas del juego provisionales.
Y digo provisionales porque a nadie se le escapa que un Sistema con mayúsculas no es fruto de las genialidades de un grupo de expertos, ni de las decisiones de jefes de gobierno. Un Sistema se construye de forma progresiva a partir de las genialidades teóricas y empíricas de cientos de personas a lo largo de un dilatado periodo de tiempo.
De momento tenemos el privilegio, si es que se le puede llamar así, de ser testigos del final de un modelo que ha dominado el mundo para bien o para mal durante más de tres siglos. Un modelo que ha generado riqueza y bienestar, miseria y desigualdad, orgullo y progreso, violencia y dolor.
Muchos de quienes asistimos a este epilogo no tendremos el privilegio de conocer el nuevo modelo por su nombre genérico definitivo. Tampoco sabremos si ha conseguido minimizar las dualidades que todo modelo desencadena. Confiamos en que la Mano Invisible pase a ser algo más visible. Deseamos que el Humanismo y el valor de la Inteligencia Humana guíen sus principios. Pero poco más podemos hacer, salvo aferrarnos a la idea de que, de una manera u otra, el nuevo modelo se ha puesto en marcha.
En otro post anterior hacía referencia a la necesidad de un liderazgo como solución, entre otras cosas, a la situación actual. Quisiera corregirme en mi valoración. Quizás no es el momento de los líderes porque primero debemos asistir a un funeral. De momento debiéramos conformarnos con personas que cumplan con los principios de gobernanza política y económica de la forma más eficaz posible.
Los líderes están en marcha aunque probablemente no sean conscientes de ello.
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