martes, 9 de junio de 2009

EL DISCURSO DEL MÉTODO


El próximo martes 16 participaré en una jornada técnica de Innovación organizada por la Cámara de Comercio de Oviedo. ”Escenarios para después de la crisis” es el título de mi ponencia y, aunque gire en torno al concepto de escenarios estratégicos, continuaré insistiendo sobre la necesidad de contar con un método operativo para el despliegue de procesos de prospectiva, generación y desarrollo de Innovación.
En este país, mal que nos pese, no se practica demasiada innovación y menos aún si tiene un componente estratégico. Sin embargo, la fiebre que nos ha asaltado en los últimos tiempos en torno a este concepto, ha propiciado una inercia hacia la práctica de procesos de esta naturaleza sin aseguramiento previo de un análisis de situación en condiciones que ilumine las necesidades específicas de cada organización y sus competencias, así como la interiorización de un método de generación de ideas y alternativas viables que puedan configurar un proceso de desarrollo final en condiciones de alcanzar la generación de valor deseada. Todo ello, sólo puede conducir a un alto índice de fracasos en los intentos.
Los fracasos nunca son fáciles de asumir, aunque contengan grandes lecciones de futuro. Pero en el caso de la Innovación se vuelven particularmente peligrosos para la salud emocional de la organización y, sobre todo, para su capacidad de reacción estratégica futura. No podemos olvidar que el inicio de un proceso de innovación en una organización supone vencer una resistencia natural al cambio y, en consecuencia, un esfuerzo emocional considerable. Un fracaso no sólo supone la decepción para quienes creyeron en la oportunidad y la sonrisa socarrona de los eternos escépticos. También reduce al mínimo la adhesión a futuros proyectos y oportunidades, dejando a la organización en una precaria situación a la hora de asumir la gestión del riesgo estratégico en el futuro. En estos términos, el fracaso puede suponer un coste irreparable para una organización que podía haber afrontado el cambio con notables posibilidades de éxito.
No saber por qué hay que cambiar es un mal comienzo. Desconocer qué hay que cambiar exactamente o cuándo hay que hacerlo puede dilatar peligrosamente un proceso. Pero no saber cómo cambiar es el mejor billete hacia el fracaso o la mediocridad. Un proceso de Innovación, sea cual sea su naturaleza, es un acto complejo, una peculiar combinación de convicción, cohesión, curiosidad, osadía, coherencia, competencias y, sobre todo, método.
El Discurso del Método, esa es la cuestión clave para una organización en el umbral de la innovación. Y esa es la primera condición que se debe exigir a cualquier ayuda externa que quiera participar en el proceso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero poder asistir, tengo ganas de oirte y conocerte en vivo y directo.
Juan Ordines

Anónimo dijo...

Me parece clave lo que planteas y, además, ayudaría a separar el grano de la paja en lo que a consultores se refiere.
Un saludo
Jorge

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