Hablamos una y otra vez del Talento, de su
papel estratégico en la generación de valor de una empresa, del valor de las
personas y muchas cosas más. Pero, ¿hasta que punto lo hacemos no sólo con
convicción, sino también con una visión comprensiva del papel del Talento en
las organizaciones?
Introduzcan “talento” en su buscador y
comiencen a navegar por páginas….
De partida, ya encontramos un dato
revelador si observamos las imágenes que se utilizan para acompañar a los
textos: ejecutivos, traje y corbata ellos, pantalón o falda con chaqueta negra
o de colores sobrios ellas, se adivinan estudios superiores y cargos de cierta
responsabilidad, siempre felices como perdices.
Si entramos en los textos explicativos,
abundan las referencias al liderazgo en cualquiera de sus versiones, los planes
de desarrollo para directivos, las guerras
del talento en términos de atraer a los mejores, reclutarlos, mantenerlos,
mentoring, coaching y muchas cosas más.
Pero, ¿se imagina a un operario de la
cadena de producción acompañado de su personal
coacher?, ¿ a un encargado del almacén de material auxiliar siendo
entrenado en habilidades de gestión de la incertidumbre?, ¿existe una guerra
por el talento del personal de limpieza?
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