Hay ciertas cosas que se vuelven increíbles, es decir poco creíbles, a base de insistir machaconamente. Así, por ejemplo, la insistencia de las grandes corporaciones en su compromiso con el medio ambiente ha acabado generando una desconfianza generalizada hacia las intenciones reales de estas. Es como cuando nos decían aquello de “te vas a quedar sin paga diez años”, al principio funcionaba, pero con el tiempo era algo familiar y esperado después de la jugarreta correspondiente.
Hay un soniquete que se repite también con bastante insistencia en los últimos tiempos: LAS PERSONAS SON EL PRINCIPAL ACTIVO DE LA EMPRESA.
Por un lado, es algo de tan perogrullo como aquello de en las panaderías se vende pan. Hasta que se llegue a la automatización total, efectivamente sin las personas no hay nada que hacer.
Pero, por otro lado, efectivamente empieza a ser sospechosa la frase, sobre todo en boca de ciertos consejeros y directores generales, acérrimos defensores de la Biblia del Buen Gestor.
Afirmar que las personas son el principal activo de la empresa, supone entre otras cosas:
· Desarrollar una política comprometida de Gestión del Talento
· Combinar las acciones de Gestión y Liderazgo de forma interactiva
· Desplegar una estructura eficaz de Gestión Estratégica del Conocimiento
· Visualizar el desarrollo de la Inteligencia Emocional Corporativa como uno de los pilares estratégicos
· Y sobre todo: confiar en las personas
Cuando todo esto se pone en marcha, uno tiene el derecho y el deber de subirse a una escalera y gritar: LAS PERSONAS SON EL PRINCIPAL ACTIVO DE ESTA EMPRESA. Todo lo demás son monsergas a la sombra de la moda o comportamientos hipócritas que acaban por pasar factura.
Esto es como el bacalao al pil pil. Hay muchos que lo anuncian en sus cartas o en las delis de turno, pero hay pocos que ligan el pil pil a base de muñeca. Casi todos tiran de minipimer y espesante. A primera vista, en ambos casos el pil pil es similar, pero cuando lo llevas a la boca, no hay confusión posible. Por eso, yo insisto en comerlo sólo en el Guria del desaparecido Pildain.
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