BRAINSTORMING, GOLF Y FALSARIOS

Ayer por la tarde, mientras escuchaba el discurso de Obama en su toma de posesión, recordé que nunca he hablado de algo tan consustancial al proceso creativo como es el Brainstorming. Quizás la explicación haya que encontrarla en la universalidad de la herramienta y la gratuita suposición de que resulta reiterativo cualquier comentario o reflexión sobre su naturaleza y utilidad. Pero como nunca es demasiado tarde, hoy enmiendo la falta.
Antes que nada debo decir que el Brainstorming es el Brainstorming. No necesita ser llamado tormenta de ideas, remolino, lluvia o cualquier otro fenómeno meteorológico al uso. Hay cosas que deben conservar su denominación original por la universalidad que cobran. ¿Qué opinión les merece la distribución de empujes en Nuestra Señora? Efectivamente, se han quedado como estaban y no es de extrañar, dado que sólo los fundamentalistas del verbo o algún cursi desfasado llamaría Nuestra Señora a Notre Dame. Pues con el Brainstorming ocurre exactamente lo mismo. No seamos cursis.
Lo realmente curioso es que, siendo una herramienta universal, es también la más adulterada y desvirtuada en su uso. Ocurre algo parecido con el Golf. Todo el mundo habla del backswing, birdie, bogey, driver y cien mil cosas más, aunque también hay algún despistado que cuando le hablan del albatros se cree que le están invitando a alguna taberna de moda.
El Brainstorming es una herramienta creativa, pero paradójicamente es también un procedimiento sujeto a numerosas limitaciones de uso. Y la explicación es sencilla desde el momento que hablamos de un acto inteligente sumamente complejo como es el de generar alternativas creativas a una situación cuya solución desconocemos. Entre estas limitaciones, podemos distinguir aquellas que denominamos normas y las que habitualmente llamamos patrones.
Las normas no ofrecen mayor dificultad. De hecho, han ido variando a lo largo del tiempo desde que Alex Osborn lo puso en práctica allá por 1938. Así, por ejemplo la utilización de anotadores está hoy en día desfasada por la entrada de ayudas como los mindmaps o los post- it. De igual forma, los avances tecnológicos nos permiten hablar de brainmailings multitudinarios desde una punta a otra del planeta.
Pero los patrones continúan siendo la referencia de grado para la práctica de un buen brainstorming. Son condiciones inviolables y no porque las descubriera Osborn, sino porque son la esencia del Pensamiento Creativo. Hablamos de patrones emocionales de muy difícil interiorización, entendiendo por ello su automatismo en respuesta situacional.
• Superación del Modelo Estable
• Generación de Alternativa Múltiple
• Espontaneidad
• Aplazamiento del juicio
• Interflujo
Estas son las condiciones y los indicadores para medir la calidad de un brainstorming y del equipo que lo desarrolla. Y su adquisición supone entrenamiento práctico constante, entornos de trabajo específicos y convicción en el valor de la creatividad y la innovación como motor de progreso, riqueza y bienestar.
Es fácil entender porque no es sencillo encontrarse con buenos practicantes y porque, en cambio, abundan los falsarios, adulteradores y técnicos de pacotilla. Como les decía, es algo similar a lo que ocurre con el Golf, jugar no se sabe si se juega, pero disfrutar de la conversación, el network, las copas y la imagen, ni te cuento.
¡Si Mr. Osborn levantara de la tumba!