miércoles, 6 de mayo de 2009

LA QUE VIENE

Ayer publicaba el post La Tormenta Perfecta en relación con las previsiones de evolución de la economía española para los dos próximos años. Mi intención era ser cauto y conservador a la hora de confirmar ese dicho que dice que si algo va mal en economía, acabará fatal. Sin embargo, algunos colegas me han calificado esta mañana de alarmista y pesimista mal informado.
Quizás tengan razoón en lo de mal informado, aunque intento mantenerme al día. Pero el adjetivo fatalista me parece injustificado. Sobre todo después de releer el post y confirmar que una cosa es lo que pienso y otra lo que escribo. Así que hoy tengo intención de despacharme a gusto con esto del futuro que viene.
La verdad es que no hay que ser un discipulo aventajado de Keynes,Galbraith o Marshall para llegar a la conclusión de que con una caida del 3% en el PIB de este año y una previsión negativa del 1% para el 2010, año previsto de remonte europeo, la cosa no pinta nada bien.
La economía española necesita más de un 3% de crecimiento anual para aspirar a generar empleo en porcentajes que permitan un cambio de tendencia en las tasas de desempleo. Quiere decir esto que el 2010 verá como sigue creciendo el indice de paro, pero incluso es posible que no lleguemos a cifras de reactivación hasta el 2012.
Por otro lado, la anunciada caida del 3% sólo anuncia una cosa: incremento de los eres en una nueva oleada más radical y agresiva que la venimos conociendo, así como progresión en concursos de acreedores. En una palabra, nuevos factores de incremento del desempleo, mayor presión sobre los fondos públicos y desplome de la demanda activa y, en consecuencia, de las expectativas de inversión.
Por si esto fuera poco, a esas alturas, un notable porcentaje de subsidios habrán llegado a su fin con la correspondiente necesidad de arbitrar medidas extraordinarias de auxilio social tanto a nivel municipal, autonomico y nacional. En definitiva, incremento de morosidad personal, desbordamiento de la barrera del 62% de endeudamiento, nuevo refuerzo de la caida del consumo y desplome de las expectativas inversionistas.
En dedinitiva, incremento de la tensión social, aumento de la inseguridad ciudadana, generación de brotes hostiles hacia la presencia de foraneos, decepción social y no se cuantas cosas más.
Esto sí es ser catastrofista. Espero que este escenario no llegue a desarrollarse en toda su intensidad, pero es posible y sólo eso ya obliga al gobierno a reaccionar de forma inmediata, al partido de la oposición a cerrar filas en un objetivo común y a empresarios y trabajadores a buscar formulas y estrategias de corrección. Porque aquí no se salva ni Juanito el Trianero a la hora de buscar culpables a la situación. Todos, sin excepción, hemos preferido mirar hacia otro lado mientras la propaganda institucional no cesaba de publicitar el "milagro español". Y ahora, continuamos mirando hacia el horizonte como las vacas miran al tren, es decir, como si nada hubiera pasado y si pasa, que nos quiten lo bailaooo.
Señora Salgado, no es aceptable que se haga la loca a la vista de los datos. Usted que tanto nos ha predicado sobre las maldades del humo y el anis de Chinchón, apliquese el cuento y no caiga en las maldades de la hipocresia y el escapismo político.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Efectivamente, más que fatalista es simple y llanamente realista.
JP

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