domingo, 31 de mayo de 2009
EL LÍDER QUERIDO
Los pastores de Aezkoa, valle pirenaico navarro, tienen un viejo dicho: “Todo lo que tiene nombre existe” y viceversa, por supuesto.
Ateniéndome a ello, el concepto genérico de “líder” existe, pero, de igual forma, convive con una compleja y exuberante taxonomía que no hace sino complicar la vida a los estudiosos del fenómeno.
Al hilo de todo esto y de los acontecimientos que se han sucedido en el Lejano Oriente (¡qué palabra!) en las dos últimas semanas, he recordado que, entre otros, también existe “el querido líder”. No es que el resto de tipos de líder sean malqueridos. Tan sólo es que este, en particular, es tremendamente querido. O, al menos, eso dicen los sufridos norcoreanos cuando se refieren a ese esperpéntico mequetrefe que más bien parece el primo lejano de Chucky, el muñeco diabólico.
El pequeño Kim Jong II, es decir Segundo, apenas llega a los 1, 57 metros de estatura por mucho que añada centímetros a sus zapatitos de plataforma o se carde el ridículo tupé que adorna su excelsa cabecita de ajo. Pero, mal que nos pese no es un líder cualquiera, es “el líder querido”. Es decir, a falta de un estudio serio que lo confirme, al menos es tan líder como el inspirador, transaccional, trascendental o innovador. Quizás sea una tarea compleja elaborar su perfil, pero, al menos, sus rasgos externos son fácilmente observables.
Intelectual empedernido, es capaz de dictar sentencia sobre cualquier temática que se le presente. No en vano, es hijo y sucesor de todo un monstruo de la Sabiduría que, según las estadísticas oficiales, llegó a escribir más de 18. 000 tratados de política y filosofía.
Sensible y amante del arte, promueve el séptimo de los artes con una energía sin límites. Su videoteca particular es una de las más completas del planeta con más de 25. 000 título, entre los que destacan con un aprecio particular la saga del 007.
Moderno y marcando estilo, adora el golf, la langosta es su plato preferido aunque no desprecia el Beluga que degusta con exquisitos palillos de plata repujada.
Activo hombre de su tiempo, le gustan las mujeres más que a un tonto una tiza. Desprecia las rubias y, más aún, si son teñidas. Pero las morenas le pierden. Tanto es así que su tren privado está repleto de “bellas maquinistas” como gusta llamarles. Dicen las malas lenguas nativas que no podía ser de otro modo ya que, al fin y al cabo, es el padre de todo su pueblo.
Y hablando del pueblo, pese a estar al borde de la muerte por inanición, siempre cuenta con su cariño y aprecio porque qué es un líder sin pueblo al que guiar por la oscura senda de la amenaza plutocapitalista.
En fin, nos guste o no, todo lo que tiene nombre existe y “el líder querido” es un hecho aunque quizás pronto haya que incluir un nuevo tipo en la taxonomía: El Líder Atómico.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Y tanto que atómico!
Publicar un comentario