martes, 24 de junio de 2008

PATENTAR NO SIEMPRE ES LA CLAVE


Desarrollar éxito y, en consecuencia, valor para una organización a través de la innovación es un proceso complejo, pero una vez conseguido, no acaban las dificultades. A partir de ese momento, entran en juego factores como la adecuada explotación de los costes del cambio de comprador, desarrollo y mantenimiento de la imagen de marca y liderazgo tecnológico, generación de rentas de monopolio y otros muchos. Pero algo de lo que normalmente no se habla y resulta vital es el grado de APROPIABILIDAD que puede generar la organización que ha protagonizado la innovación.

La apropiabilidad es el grado en que una empresa es capaz de capturar las rentas de la innovación que ha generado. Desde una perspectiva elemental, puede parecer que todo el secreto de la cuestión radica en una adecuada protección de la innovación a través de patentes, marcas o derechos de autor. Ciertamente, parece la medida más evidente, pero no siempre resulta ser la más aconsejable.

En muchas ocasiones, no proteger de forma radical la innovación resulta no solamente positivo, sino altamente rentable ya que posibilita el desarrollo de diseño dominante por la entrada de otros productores. El ejemplo más claro es la tendencia al software de código abierto como estrategia para la proliferación de la tecnología en cuestión y su potenciación como diseño dominante. Y tampoco hay que olvidar la potenciación de los proveedores y el desarrollo de bienes complementarios y tecnologías facilitadoras.

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