viernes, 26 de septiembre de 2008

MEJOR HUEVO QUE HAMBURGUESA


No es que se me hayan acabado las ideas, pero algunos me han sugerido que es un buen momento para recuperar un viejo post, así que...

Los futuribles de la organización son aquellas cosas que traen de cabeza a todos y cada uno de sus miembros. Para los más visibles se traduce en continuidad, prestigio y poder. Para los que han medrado, pero aun desean más, equivale a cuentas de resultados aseguradas y superadas, equipos eficaces y eficientes. Para los curritos suponen mayor seguridad, virgencita que me quede como estaba.

Todos ellos, en mayor o menor medida, aspiran a percibir el futuro como una hamburguesa. Y es que las hamburguesas pueden ser elaboradas a la carta en su grosor y diámetro. Cuando caen en la plancha, salvo una leve contracción, conservan sus formas de forma inalterable, incluso las confirman con rotundidad.

Pero el futuro lejos de parecerse a una hamburguesa, se asemeja a un huevo. El huevo que encierra en su cascara una clara y yema indomables. Una clara y yema que al caer en la sartén se expanden en todas direcciones de forma impredecible.

Y es que los planes estratégicos son útiles para conocerse, calcular fuerzas y, sobre todo, construir sueños a los que aspirar. Pero convertirlos en las santas escrituras de la organización es tan inútil como dar ordenes al futuro.

El futuro jamás será una hamburguesa, para nuestra fortuna es un indómito huevo que necesita que inventemos espumaderas para reconducirlos en la sartén del futuro.


Y es que, como decía Ortega y también mi abuela: la Vida son nuestros actos. En esto reside la gracia de la Innovación.

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