miércoles, 18 de marzo de 2009
¡HORROR! ¡EL DÍA DEL PADRE!
Cuentan las leyendas urbanas que el Día del Padre es un invento de una conocida cadena de grandes almacenes, pero lo cierto es que hay poco de verdad en todo ello. De hecho, el origen de la celebración está en Estados Unidos, en concreto en Washington, lugar donde residía la buena de Sonora Smart Dodd que no se le ocurrió mejor idea que organizar un festejo para su progenitor, un sufrido personaje que enviudo joven y tuvo que hacerse cargo de la crianza de toda su prole.
El primer Día del Padre se celebró en Spokane, Washington un 19 de junio de 1910 y como parece que la cosa gustó, el presidente Coolidge la declaró fiesta nacional en 1924. Lo demás ya es historia, aunque bien es cierto que esos grandes almacenes se han encargado desde hace mucho tiempo de hacer sentir remordimientos a los hijos que no pasan por caja para abonar una corbatilla, zapatillas, camisa o colonia, perdón fragancia.
El dichoso día se celebra en todo el planeta, ya saben ustedes que padres hay muchos y muy repartidos aunque bien es cierto que no existe un monumento al Padre Desconocido al que podrían acudir quienes tuvieron la desgracia o la gracia, vaya usted a saber, de no conocer a su progenitor. En España se celebra el 19 de Marzo, pero las fechas son caprichosas: 1 de mayo en Alemania, 15 de junio en Uganda, 5 de diciembre en Tailandia, el tercer domingo de junio en Argentina y otro buen montón de países y así sucesivamente.
Después del Padre vendrá la Madre y, dada la crisis del sector, corre el rumor de que esos grandes almacenes quieren instaurar este año el Día del Día.
Lo cierto es que la idea en su origen fue buena, como tantas otras, pero con el paso del tiempo se ha convertido en un convencionalismo social de esos que al final sugieren más molestia que alegría. De este tipo de festejos, siempre recordare con una sonrisa un Día de la Madre que tuve oportunidad de vivir en Barrilito, una pequeña aldea de la costa del Pacífico costarricense, vamos un jolgorio tico. Recuerdo la verbena popular al atardecer, bajo un acanalado a punto de ruina. Música, cerveza fría, un montón de ticos felices pura vida y, sobre todo, mucho cariño y mucho respeto a las madres. ¡Pura Vida!
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