lunes, 9 de marzo de 2009

BYE - BYE PERDEDORES


En mi seminario dedicado a cómo atraer, estimular y preservar el Talento en la organización, colecciono un buen número de frases provocadoras. Entre ellas, recuerdo una que habla de premiar los fracasos geniales e ignorar las mediocridades. Por supuesto, algo fácil de recomendar y difícil de ejecutar, como casi todas las recomendaciones y consejos ajenos.
Sin embargo, como decía mi tía abuela, corren malos tiempos para la lírica. Los gobiernos y las instituciones y organismo internacionales están inmersos en una cruzada para la salvación del perdedor y el enterramiento del emprendedor.
¿Qué quienes son los perdedores? La industria del automóvil en general y la norteamericana en particular, las grandes corporaciones financieras en general y las norteamericanas en particular, las grandes inmobiliarias y constructoras en general y las norteamericanas y españolas en particular.
¿Qué por qué lo hacen? Porque el miedo les paraliza y la amenaza de que es más fácil mantenerlas con cuidados paliativos que soportar los costes de su desaparición ha surtido el efecto deseado. Es difícil encontrar una maquina de destrucción de valor y un agujero negro para el dinero público mayor que General Motors en toda la historia de la Economía.
El perdedor no lo es por una cuestión de mala suerte, sino por una sucesión de errores encadenados, fruto de la deficiente gestión, la hostilidad abierta hacia toda evolución, la especulación, la ambición y el pillaje descontrolado a los fondos corporativos en forma de bonus, blindajes y otras muchas tropelías conocidas. El perdedor, como su nombre indica, ha perdido y, en consecuencia, debe desaparecer por una cuestión de estricto bien común. Pero, del dicho al hecho hay un trecho. En otras palabras, quienes debieran aplicar la pena de destierro o alejamiento se ven condicionados por los lazos y extrañas relaciones que todavía les atan de pies y manos a ellos.
¿Cómo vamos a permitir que un gigante como General Motors se hunda? ¿Son conscientes del precio social y, sobre todo, político que ello conlleva? ¿Pueden imaginar la convulsión que puede provocar? Sí, efectivamente, somos perfectamente conscientes. Pero también lo somos del futuro que nos espera si continuamos haciendo aquello que nos ha conducido a esta situación.
Dediquen una parte de los fondos a atenuar los efectos sociales de la desaparición de estos paquidermos chapuceros. Dediquen una parte de los fondos a mantener la actividad básica mientras se producen los relevos. Pero centren su atención en las personas, empresas y corporaciones emprendedoras. Aquellas que piensan más allá de la crisis. Más allá de la salvación inmediata. Más allá de sus intereses y prebendas. Están actuando como si del hundimiento del Titanic se tratara. Pero sólo reservan botes a los pasajeros de primera que se entretenían montando una juerga en la cubierta de mando mientras el iceberg se acercaba. Salven a estos personajes y pronto les pedirán nuevos fondos para el Titanic II y una nueva juerga.
Esto no es una crisis. Lo fue hace un año. Ahora es un cambio en toda regla. Pero cuando los cambios no se gestionan adecuadamente, nos conducen irremediablemente a peor, alejándonos de las oportunidades que se presentaban.
Vivimos tiempos de grandes oportunidades, pero sólo pueden ser detectadas y aprovechadas por los emprendedores. Los perdedores bastante ocupados están en reclamar que se salve su viejo mundo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

cierto, pero imposible
JP

Anónimo dijo...

General Motors es el exponente más claro aunque también hay otros muchos más. Pero es cierto que es una máquina de tragar dinero. Antes de la crisis saco fondos federales para un plan de competitividad para hacer frente a la marea japonesa. Lo aprovechó tab bien que Toyota se hizó con el liderazgo del sector. Y ahora, después de los fondos de hace unos meses, reclaman más... Esperemos que Obama sepa reconocer a los perdedores aunque hoy he leido que los republicanos exigen la quiebra de GM.
PL

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