domingo, 11 de marzo de 2012

TÓPICOS AL FIN Y AL CABO


Los tópicos en la empresa, lejos de ser interpretaciones erróneas o interesadas, son problemas que se han producido tantas veces que finalmente se han trivializado y vulgarizado hasta llegar a convertirse en molestias que el colectivo asume y soporta.

En estos tiempos en que tanto se habla de productividad, eficiencia, competitividad y de paso, innovación, emprendimiento y gestión del conocimiento, resulta paradójico continuar encontrando estas “molestias irremediablemente soportables”. Pero, aún resulta más chocante no encontrar demasiados directivos que hayan pensado en ellas como reactivos para volver a conseguir el tono emocional adecuado en un tejido empresarial que ya ha celebrado el funeral sin pasar por el diagnóstico. En muchos casos, no son gran cosa, pequeñeces, detalles del día a día, pero gota a gota acabamos rebosando el cazo, la bañera o hasta el embalse según sea el caso.

Pedro es un operario de la línea de producción, sus rutinas se resumen en un total de veinticinco acciones de las cuales doce están relacionadas con aprovisionamiento de elementos. Hace tiempo que cayó en la cuenta de este “pequeño detalle”. Incluso hasta realizó un análisis de la situación y diseño una nueva organización del puesto de trabajo que conseguiría reducir las acciones a dieciséis. Comentó su descubrimiento al encargado de sección que le prometió estudiarla “en cuanto tuviera un momento”. De esto hace ya año y medio. Pedro continua ejecutando sus veinticinco operaciones sin demasiada convicción aunque sin otro remedio.

Hace algunos meses, la dirección decidió contratar los servicios de una consultora de reconocida solvencia en temas de calidad e innovación. Al cabo de unas semanas, los empleados recibieron varios comunicados en los que se les informaba del valor de sus ideas y de la necesidad de aprovecharlas en la generación de valor. Poco después, se desplegó un portal en el que cualquiera podía aportar sus ideas para hacer de la empresa un referente en calidad e innovación. Al principio, muchos expusieron allí su opinión. Es cierto que abundaban las quejas, pero también se podían encontrar “sugerencias” y hasta buenas ideas. Se hicieron algunas cosas, no demasiadas porque el día a día es lo primero. La consultora marchó a otros pastos después de pasar una minuta nada despreciable. Al parecer, ya somos innovadores aunque la plataforma languidece cada día un poco más.

Juan es el encargado del almacén automático de una empresa de distribución. Le gusta su trabajo y más aún hacerlo un poco mejor cada día. Todo funciona más o menos bien en el almacén aunque no acaba de estar muy convencido de la política de reducción de gastos que la dirección impulsa desde hace unos meses. No es que las medidas que se están tomando sean absurdas, pero se dirigen a capítulos anecdóticos aunque de visualización inmediata. Por su parte, ha realizado un estudio pormenorizado de ahorro energético en el almacén que supondría un ahorro del 43% en la factura anual. Tan sólo habría que proceder a reemplazar las luminarias por otras más eficaces en el gasto y de mayor longevidad, así como proceder a reprogramación del encendido. La inversión a realizar es importante, pero podría amortizarse en dieciocho meses. Por supuesto, ha presentado su iniciativa al área de ingeniería que ha reconocido su interés y el valor del estudio aunque, en estos momentos, el plan de ahorro corporativo no contempla inversiones de este tipo.

Lucio acaba de jubilarse después de cuarenta y dos años en la empresa como técnico de mantenimiento. Hace un año, planteó al responsable de Recursos Humanos la posibilidad de adelantar la contratación de su sustituto unos meses con el fin de poder acompañarle en su progresiva incorporación al puesto. No es que su trabajo sea especial, pero después de cuarenta años, hay muchas cosas que no aparecen en los manuales de procesos. Ingeniosas estrategias personales que evitan problemas en las paradas preventivas o incluso las acortan significativamente. Lucio acaba de jubilarse, le hubiera gustado conocer a su sustituto, pero desgraciadamente no se incorporará hasta la próxima semana. Quizás en Navidad, cuando venga a recoger el decimo de lotería, pueda saludarle y darle algún consejillo.

Podríamos continuar indefinidamente con el relato. Pequeñas cosas, detalles insignificantes aquí y allá, problemillas del día a día. Tópicos al fin y al cabo…

9 comentarios:

Fernando López dijo...

Real y triste. Indefinidamente, así es, aunque también te encuentras la otra parte, la de "a mi no me pagan por pensar" o la de "lo que habría que hacer" y cuando invitas a hacerlo parece que ya no es necesario. Como ves, el tópico empresarial le toca a todo el mundo.

En fin, que somos muy raritos. Un abrazo

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

El pan nuestro de cada día aquí, allá y acullá.
Y mira que hemos leido libros de gestión y todo eso, ¿eh?
Un abrazo.

Caminante dijo...

Hola Fernando
Aquí no se libra ni el tato, evidentemente, lo que ocurre es que me he centrado arriba no vaya a ser que me hackeen los sindicas...ja-ja-ja
Cuidate

Caminante dijo...

Y hasta el postre Javi!!!

Alice dijo...

Que interesante el planteo de tu nota, pues si bien parece "hasta natural" que sucedan esos descuidos y que los errores se conviertan con el tiempo en horrores, es también claro, tal vez, comprender el porque del aburrimiento y desgano de los empleados y sus futuras consecuencias de productividad. Si se tomara como norma el que los empleados pudieran responder un cuestionario semanal de ¿Que pienso? ¿Que siento? ¿Que me sucede? se abriría un nuevo panorama empresarial con una dinámica previsible y próspera. Nadie puede vivir sin decir lo que siente, es inhumano, es esclavista y el resultado está a la vista. Gracias!!

Lidya dijo...

Pues si, casi todos somos de piñón fijo y con eso hay que contar.
Saludos

Katy dijo...

Por todo esto a mi se han secado las ideas y las que tengo las guardo.
Estamos obsoletos, hasta en como dar de comer sanamente a un hijo:-)
Así que en las empresas no me extraña.Creo que ha sido así siempre.
La experiencia no se transmite.
Un abrazo y feliz semana

Caminante dijo...

Hola Alice
Pues mira lo del cuestionario no es ninguna tonteria...tomo nota aunque, ya se sabe, el temor reverencial haría estragos!!!

Cuidate

Caminante dijo...

Hola Katy
La experiencia en este país hace tiempo que no es un grado.
Cuidate

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