lunes, 28 de junio de 2010

BUENOS DÍAS BARCELONA



Este fin de semana he tenido oportunidad de confirmar el deplorable estado de nuestra restauración en lo que al servicio se refiere. Ello me ha recordado que el pasado viernes no publiqué mi acostumbrado "remake" por lo que aprovecho para hacerlo hoy y recuperando un viejo post sobre la educación.
Nueve de la mañana, Rambla de Cataluña, tengo tiempo para escribir mi post antes de empezar con mi ronda de reuniones. Me he levantado a las cinco de la mañana, aeropuerto, aeropuerto, taxi y aquí estoy.
Tengo por costumbre levantarme de buen humor. No tatareo canciones, pero no resisto el esbozar una ligera sonrisa ante el espejo del cuarto de baño. Los días están para vivirlos, intensamente a ser posible. Pero en algunas ocasiones llega un gracioso que te hace esforzarte un poco más de los habitual por seguir viviéndolos intensamente. Hoy, en apenas dos horas de transito, he podido confirmar mi teoría de la irremediable ausencia de eso que llamaban antes educación entre un buen número de jóvenes de ese tramo de edad comprendido entre los 25 y los 35 años.
Facturas tu equipaje y te diriges al bareto a tomar un cafelito que te despeje. La barra no está inaccesible, pero tampoco está para tirar cohetes. Me coloco frente a un individuo de estos que llevan el traje como uniforme y, en consecuencia, se convierten en adefesios ambulantes. Carraspeo para hacerle ver que es difícil acceder a la barra con su maletín encima de la misma y su abriguete necesitado de cepillado ocupando un taburete. Pero el caso es que ni se inmuta. Llega la camarera y sin decir palabra me increpa con su mandíbula cromañón. Uno que intenta ser bien pensado, contempla la posibilidad de estar ante un ejemplo de integración laboral de un discapacitado y opto por darle los buenos días, pedir mi cortadito y añadir por favor. Pero, en ocasiones lo que soy es un gilipollas. Vuelve la individua y caigo en la cuenta de que habla, bueno farfulla algo así como uno cincuenta.
Llegó al avión, me siento junto a una pareja de abueletes del Inserso que observan, que no miran, todo a su alrededor con la curiosidad del que se sabe aventurero. Llega un individuo a la plaza delantera, otro traje uniforme, maletín y maletón. Me pega un empellón con su indecente abrigo al tratar de doblarlo que descuadra mi escuálido flequillo, la palabra perdón no existe en el nuevo castellano para triunfadores mileuristas. Despegamos y por si ya fuera poco el espacio que tienes en estos aviones, el impresentable del abrigo reclina a tope su asiento para echarse un sueñecito. Carraspeo, me muevo, presiono mi rodilla contra su respaldo. Pero ya se sabe, los membrillos son inconmovibles.
Por fin aterrizamos en BCN y consigo salir como puedo del zulo. El impresentable ni ha puesto en posición el asiento durante la aproximación y ya se ha dado el dos como alma que lleva el diablo. Una vez en el pasillo, coloco bien el asiento, única estrategia posible para permitir la salida de los aventureros del Inserso. Pero mientras lo hago, una rubia casposa, botas plastiqueras y bolsito tachuelo me increpa con un es para ayer que me deja para allá. Por si fuera poco, efectivamente masca chicle y seguro que le huele el sobaco a tigrillo desde el saturday night.
Pero no acaban aquí mis males ya que en el autobús que nos lleva a la terminal, una pelirroja de pega, más bien magenta solferino degradado, me pega un pisotón con sus estiletes que me deja lisiado para el resto del día. No, tampoco conoce esa extraña palabra llamada perdón.
En fin, estoy un poco harto de esta polémica sin fin sobre la Educación para la Ciudadanía. Sobre todo, teniendo en cuanta que antes se debiera recuperar la Educación de la Joven Ciudadanía.
Vaya por delante que conozco maravillosas personas comprendidas entre los 25 y los 30, pero, al igual que el buen caviar, cada vez abunda menos.
Buenos días Barcelona

jueves, 24 de junio de 2010

AQUEL DÍA EN TV3


Recuerdo una conferencia que tuve el placer de impartir en TV3 hace ya un par de años. El tema, como no podía ser de otra manera, era la Innovación, pero centrándome en la importancia de la creatividad en el acto de ideación e invención. Quienes me conocen, dicen que paso por ameno con esa mezcla de ironía y provocación que parece caracterizan mis intervenciones.
En esta ocasión, esto no debió funcionar todo lo bien que sería de desear, al menos con el sector más “creativo” de una audiencia compuesta por empresarios, directivos y “gente de la casa”. Algunos días más tarde, tuve ocasión de acceder a un foro en el que se valoraba mi intervención. No recuerdo las palabras exactas, pero era algo así como “al principio, estuvo bien en su planteamiento de la creatividad, pero cuando empezó a hablar de metodología la fastidió. Otro individuo con planteamientos clásicos de método, un aburrimiento. A ver cuándo aprende esta gente a quitarse la corbata y meterse en harina”.
Uno tiene a bien aceptar todo tipo de opiniones aunque, en algunas ocasiones, se coma los higadillos mientras pone la mejor de sus sonrisas cautivadoras. Pero, en esta ocasión, la crítica era totalmente inmerecida y, además, llovía sobre mojado. Es perfectamente compresible que el vulgo tenga la percepción de que la creatividad es el reino de la libertad total, pero se supone que los “profesionales creativos” tienen que tener las ideas algo más claras, pese a que vistan camiseta de viceversa y menorquinas. La creatividad tiene un 10% de genialidad y un 90% de transpiración y disciplina y todo lo demás son monsergas contemporáneas de happening accidental. Y si no que se lo pregunten a Picasso, Kepler, Edison y demás cuadrilla.
Dicen que la innovación es un medio, nunca un fin. Según se mire y según te sitúes en el proceso. Si el objetivo es la ideación, sin más, la creatividad es el fin y el emprendimiento es el medio, otra cosa es que te preguntes qué vas a hacer con tantas ideas en el armario de la abuela. Si persigues la invención, la creatividad es el medio y la innovación el fin. Pero si finalmente persigues el valor, no lo dudes, la innovación es un medio. Como decía, todo depende de cómo te sitúes y lo que te creas que eres. Si esto de ser “creativo” te mola cantidad, la innovación te coge a desmano y del emprendimiento mejor ni hablar. Si lo tuyo es “lo tecnológico”, la creatividad te resbala por todos los lados y la innovación es una etiqueta de los tiempos que debes soportar.
Pero, en cualquier caso, aspirar a conseguir valor en términos de cambio y progreso es quizás el proceso más complejo que desarrollamos los humanos. Luego método, disciplina, estructura y sistematización son condiciones indispensables. Es más, desde mi experiencia, la disciplina de la innovación no se aparta demasiado de algo tan primitivo como el discurso cartesiano. Evidencia, Análisis, Síntesis y Control son la esencia del Discurso del Método y de la Innovación. Y si hablamos de Innovación en términos de resultados, pues emprendimiento, emocionalidad y creatividad van en el mismo paquete.
En el caso que hoy me ocupa, recordaría y asumiría el Principio de la Evidencia, crítica de la verdad, es decir no admitir nunca algo como verdadero, si no consta con evidencia que lo es. En estos términos, un creativo que protagoniza los guiones de un programa de...¿cómo los llaman?... ¿humor, entretenimiento…?, hasta que se me demuestre lo contrario, no va más allá del Tío Raimundo, afamado “negro” de todos y cada uno de los que se subían al escenario del mítico Teatro Argentino. Y es que, ya se sabe, donde las dan las toman, eso sí, sin acritud.
En cualquier caso, recuerdo con cariño aquella intervención y, sobre todo, las atenciones de Eulalia Pujola, una de las almas de la innovación en TV3.

miércoles, 23 de junio de 2010

FT = FINANCIAL TIMO


“España deberá acudir al fondo de rescate europeo para evitar su bancarrota igual que Grecia”, tituló en su primera página el periódico FT Deutschland , edición alemana del Financial Times, hace ya unos días en un intento burdo de despistar la atención sobre la delicada situación de los bancos germanos ante su tendencia a la inversión del ahorro pasivo en puntos supuestamente seguros en el pasado inmediato.
El hecho de pillar al diario salmón más prestigioso del mundo en una manipulación de este tipo no debe asustar ya a nadie y, menos aún, a los españolitos, dianas habituales del medio británico. No tenemos más que recordar las perlas de Manacor con las que nos han regalado en los dos últimos años, amen de la ironía barata de los “pigs” aunque, bien visto, no saben ellos lo que se pierden con tan noble animal frente a sus insulsas chips& fish. Pero el colmo del descrédito les llega con sus últimos titulares que anuncian a lo grande la llegada del salvador de la Moncloa: “Gracias a Dios tenemos a Zapatero”. Todo ello, después de que el presidente haya sido objeto de chanza continua por los columnistas de FT.
Los medios de comunicación, me merecen la misma credibilidad que Burton en Alicia, salvo los anuncios de alpargatas y corchos para la botella del picnic. Su subjetividad objetiva es ya un hecho consumado y, por otro lado, no debe escandalizar a nadie ya que no son otra cosa que el reflejo de una sociedad basada en la diversidad. De hecho, si los medios consiguieran la objetividad perfecta, no venderían un chavo de a ocho. Porque la objetividad, al igual que la verdad, no sólo no nos gusta, sino que, de paso, también nos asusta.
Si lo piensan bien, lo estrictamente objetivo que tiene un diario es la sección de esquelas mortuorias, eso es lo que hay amigo. Una sección, por otro lado, que es fiel reflejo de la evolución en nuestra personal relación con los medios impresos. De jóvenes, nos dirigimos a las páginas de deportes o espectáculos. Con la madurez, llegan las consultas escandalizadas a la sección de local y las miradas sospechosas a economía. Pero cuando se dobla la década de los cincuenta, somos asiduos de la página de óbitos, ya se sabe, los colegas empiezan a flaquear y cuando dejas de consultarla, quiere decir que has sido noticia. De hecho, los hay que acaban saliendo en la prensa escrita por la lógica de los hechos.
De un tiempo a esta parte, el Financial Times también se está intentando especializar en óbitos aunque más bien parece haber fundado en la trastienda un negocio funerario por su empeño en enterrar a todo el que se le pone por delante. A Grecia casi la mata por aburrimiento, a España le augura una muerte dulce y, mientras tanto, va preparando las honras fúnebres de Portugal y algún que otro incauto del Este. De hecho, debieran considerar la posibilidad de cambiar el pantone de su ediciones. El negro renegro destacaría mejor sus inmaculadas columnas y el colmo del refinamiento consistiría en encabezar los artículos de opinión con la foto del autor de riguroso luto y con sombrerete adornado de gasa negra. Todo es cuestión de proponer la idea a los chicos de Jermyn Street.
Si lo pensamos bien, el Financial no hace otra cosa que cumplir con la máxima de que la Economía es la ciencia especulativa por excelencia. Pero, aún así, convendría entrenarse con más ahínco en esto de formarse una opinión y generar una constancia en la defensa de la misma. Hoy blanco y mañana negro para acabar el fin de semana en gris marengo no convence. Por todo ello, me van a permitir que juegue yo también con las palabras: FT = Financial Timo.

lunes, 21 de junio de 2010

EL PRIMER DÍA DE TU VIDA


Esto de las semanas, si lo analizas con calma, tiene un claro sentido productivo. Podría teclear en el buscador y encontrar el sentido a esto de los siete días, pero prefiero pensar en libre y sin la restricción del modelo estable.
Siete días, seis productivos en los inicios, después pasaron a cinco en una gran mayoría y, finalmente muchos nos encontramos en cuatro y medio. Así es como medimos las semanas y como les encontramos un sentido.
El modelo estable está tan perfectamente interiorizado que hasta hemos desarrollado patrones emocionales al uso.
Los lunes son como un manual de protocolo, acumulan modos y maneras, frases y dichos, manías y defectos y transcurren ni rápidos, ni lentos, simplemente lunes. Los martes son esos días grises que no están ni en una orilla ni en otra, estamos y punto pelota. Los miércoles debieran ser el preludio del ecuador, pero finalmente se quedan en un día medio gris, algo más que el martes y menos que el jueves. Los jueves son traicioneros, hay quien acostumbra a confundirlos con los viernes, algunos comienzan sus cenas sociales cuando llega la noche y otros respiran confortados por la proximidad del descanso. El viernes siempre amanece prometedor, te embriaga con una dulce sensación de abandono, prisas de última hora, mal consejero, pero, al fin y al cabo, ¡ya es viernes! Es curioso porque más de uno debiera decir aquello de ¡coño, ya es viernes!, y añadir aquello otro de cinco días menos en mi vida. Pero es viernes, qué le vamos a hacer. Amanece la pereza, el ritmo dormido, los cafés pausados, la informalidad y el espíritu del consumo porque sí, las comidas despreocupadas y la cabezadita con el ronroneo de fondo, las horas perdidas de la tarde y las esperanzas de la noche y, casi sin quererlo, dejamos atrás el sábado. No debiera amanecer en domingo, ni blanco ni negro, ni ahora, ni luego, la contradicción de esperar la noche como si un gran esfuerzo nos hubiera dejado exhaustos, rendidos, maltratados. Y, casi sin quererlo, llega de nuevo el lunes.
Lo siento, no soporto aquello de “hoy es el primer día de tu vida”. Me suena a canción epistolar de ¡Viva la Gente y la Madre que te parió cartujano! El Doctor Liendo me lo dijo en una soleada mañana de agosto cuando asomé al mundo exterior y ya me sonó raro, ¡ y qué he estado haciendo en los últimos nueve meses! ¡Ah, querido! Eso es lo que se llama el Limbo. Pues no se yo porque patadas, lo que se dice patadas, daba más que Panadero Díaz aquel jugador del Atlético que era mejor evitar dentro y fuera del campo. “Hoy es el primer día de tu vida” es esa frase hecha que te dicen que entones cuando una desgracia ha asolado tu vida, como si el asunto fuera hacer borrón y cuenta nueva por lo que me suena a penitencia acelerada de confesionario tibetano. A lo largo de mi vida, he disfrutado de grandes momentos de felicidad inconsciente, pero también de sonoras desgracias que me han dejado como a burro apaleado. También he tenido momentos en lo que parecía cesar la vida, pero esa cantinela jamás se me ocurrió. ¿Cómo voy a renunciar a treinta o cuarenta años de vida? Con lo que me ha costado ser feliz en algunos momentos, levantarme después de tanto traspiés y aguantar a tanto gilipollas . ¡Ja! Como para recibirme ahora con eso de, no te preocupes chavalote que este es el primer día de tu vida. ¡Qué horror! No me cuente milongas ni la pena de Murcia.
Somos corredores de fondo, algunos tristes y solitarios, otros comentando la jugada con la colla que le acompaña y hasta hay quien se escapa en solitario, pero el secreto está en ser consciente de que no hay ninguna meta que alcanzar, corremos por el placer de sentir el viento en nuestras caras y poder decir: mañana será martes.

viernes, 18 de junio de 2010

VISIÓN PROVINCIANA


Los viernes son días de pereza, así que, una vez más, recupero un viejo post del 2008, pero no por ello menos actual.

LA VISIÓN PROVINCIANA DE LA INNOVACIÓN

Un lector de este espacio me preguntaba la pasada semana el porqué de mi obsesión con la tecnología y su papel negativo en los procesos de Innovación.

Vaya por delante que nada más lejos de convertir a la tecnología en mi paranoia particular. Pero, dicho esto, creo que la duda merece una respuesta más dilatada.

La tecnología, entendida como las habilidades que permiten construir objetos y máquinas que permitan satisfacer nuestras necesidades, es algo tan viejo como nuestra presencia en este planeta. En consecuencia, la tecnología siempre será uno de los pilares más sólidos de la Innovación y, en definitiva, del Progreso.

Con toda probabilidad, la percepción de la tecnología y su papel en nuestras vidas ha sufrido una evolución acelerada en los últimos cincuenta años hasta llegar a ser considerada el leitv motiv de todo movimiento innovador.

Todo ello ha provocado que hablemos de Innovación y pensemos inmediatamente en tecnología casi de forma exclusiva. Esta sí es una consideración que considero errónea aunque todavía no ha llegado a atormentarme en las noches de insomnio.

La rueda, la polea, la imprenta, el telar mecánico, el Mp4 y otros muchos avances tecnológicos han supuesto un grado de innovación significativo para la condición humana. Pero sería absurdo, cuando no estúpido, olvidarnos del concepto de polis, la letra de cambio, los escritos kantianos, el principio de división del trabajo, las declaraciones de derechos y otros tantos logros no tecnológicos, pero que han contribuido al progreso humano tanto o más que internet o el método Bessemer.

En pocas palabras: la diversidad es una de nuestras mayores virtudes y en términos de Innovación es prácticamente una religión.

Si nos limitamos al campo económico, la Innovación debe ser percibida y potenciada en toda su diversidad: procesos, productos, modelos de negocio, cultura ética y muchas cosas más. Tratar de limitar la Innovación al espectro estrictamente tecnológico como parece intentar el Gobierno de España no solamente es una visión reduccionista de un fenómeno complejo, sino que también puede llegar a interpretarse como una reacción provinciana con aspiraciones.

Intentar ser referentes tecnológicos, aunque sólo fuera en el Viejo Continente, es una utopía fuera de lugar. Pero, por otro lado, demuestra una pobre visión estratégica ya que, a poco que nos esforcemos, cualquier prospectiva nos daría como resultado la necesidad de ser tardíos en muchas de las innovaciones tecnológicas que se están gestando.

Reclamar la necesidad de conseguir mejores índices de competitividad y mayores grados de internacionalización sin centrar esfuerzos en la innovación de procesos y modelos de negocio es ignorar la realidad básica de la sociedad española en general y de los vectores específicos de su economía en particular.

Y, finalmente, continuar obviando la necesidad de concentrarse en una modificación estructural de nuestro sistema educativo no universitario es reivindicar, una vez más, la validez de ese principio tan castizo que es improvisa que a algún sitio llegaremos.

La creatividad y, en consecuencia, la innovación no es fruto de considerar la improvisación como una virtud.

La creatividad y la innovación como fruto de esta es un acto humano, inteligente y complejo que necesita de la concurrencia de múltiples habilidades, competencias y patrones emocionales que, lejos de improvisarse, deben ser desplegados de forma estratégica y progresiva a partir de un sistema educativo que ponga el acento en el pensar más que en el conocer, en el dominio práctico más que en la reiteración de rutinas y en el aprendizaje por resolución de problemas antes que en la presunción de que el aprendizaje por recepción es la solución más económica, sencilla y eficaz.

No, no es una obsesión. Pero continuare defendiendo que el hecho de que me regalen una máquina de escribir no me convierte en un genial escritor.

jueves, 17 de junio de 2010

LA RED SERENDIPITY


Cada uno tiene sus palabras mágicas, aquellas que en un momento de su vida le cautivaron y las hizo suyas. No hablo de expresiones o latiguillos que acostumbramos a utilizar inconscientemente de forma reiterada, sino de aquellas palabras que uno guarda para sí mismo en sus conversaciones interiores.
En mi caso, SERENDIPITY es, no sólo una de mis palabras mágicas, sino también mi preferida. Y me gusta utilizarla en su lengua original, lejos de la desgarbada y forzada traducción al español que me recuerda a extraña dolencia de poeta acabado: serendipia.
Serendipity, neologismo construido por Walpole en 1754 a partir de un cuento persa contemporáneo, significa casualidad, coincidencia, descubrimiento o hallazgo inesperado, como ustedes prefieran.
Serendipity, pese a su aparente carácter accidental, no está presente en el vocabulario interior de todo hijo de vecino. De hecho, sus significados atemorizan a la gran mayoría de los mortales. Sin embargo, serendipity es consustancial al emprendedor, entendido este como aquel capaz de detectar problemas y convertirlos en oportunidades de futuro mediante la articulación de estrategias para su solución.
El emprendedor es creativo por naturaleza y, en consecuencia, agente activo de cambio. La creatividad apenas encierra azar, pero lo compensa con una imperiosa necesidad de progresar. Esa necesidad conduce a situaciones en las que el descubrimiento se camufla en casualidad, pero tan sólo en apariencia con el fin de conservar el grado de incertidumbre y ambición que debe reunir el futuro.
En mi vida ha habido muchos serendipity, quizás hasta demasiados. Pero estoy convencido de que se han debido más a mi instinto de búsqueda continua que a la pura y simple casualidad.
La Red como contexto de intercambio y colaboración en la generación de conocimiento puede parecer tejida por la casualidad o el descubrimiento accidental, pero es tan sólo una apariencia engañosa. Existe una serendipity calculada que permite y obliga a no referirse a la red sino a las REDES autónomas que, a su vez, tienen posibilidad de comunicarse si las circunstancias casualmente lo exigen. Esa es la auténtica grandeza de eso que llamamos la Red, una estructura con una capacidad de multiplicación y futuro difícilmente calculable. Si yo no aporto y tú tampoco, no creo que volvamos a encontrarnos en el laberinto. Pero si tú coleccionas palabras mágicas como serendipity, ten por seguro que nos encontraremos, de hecho ya estamos conectados.
PD
Este post está dedicado a mi buen amigo Alberto Barbero

martes, 15 de junio de 2010

CALATAÑAZOR Y CIERRA ESPAÑA


En los últimos doce meses, una buena parte de los post del Viajero se han referido directa o indirectamente a nuestra situación económica, “eso” que llamamos “crisis”. Efectivamente, no podía ser de otra forma, dada la influencia que está ejerciendo en nuestras vidas. Pero esta insistencia, me ha llevado a analizar también la naturaleza de los comentarios con los que amigos, amigotes, conocidos, desconocidos, visitantes accidentales y palentinos han ido enriqueciendo este blog. Y, ¡hete aquí!, que una gran mayoría de ellos coinciden en su tono de pesimismo y cuasi abandono.
No podía ser de otra forma, que diría mi amigo Benito, ingeniero de caminos, minas y puertos de montaña, retirado en Calatañazor y dedicado a la cría del mostrenco transilvano. Sin embargo, siento discrepar en esta aguda observación. Y, todo ello, con total consciencia de optimista bien informado, es decir, no pesimista.
Si lo analizamos bien, existen muchas más razones para ser optimistas en estos momentos que para andar escondidos tras la tapa de alcantarilla de la esquina Regulete con Membrillo. Vamos a ver…
¿Cuáles son los sectores de actividad mundialmente del mundo reconocidos como “de futuro”?
Espere que se lo cuento:
• Biomedicina
• Energías alternativas
• Ocio y tiempo libre
• Telecomunicaciones
• Alimentaria
• Automoción
• Infraestructuras
• Ingeniería de sistemas
• Bioingeniería

Pregunta: ¿cómo se encuentra España con respecto a esta estimación?
Respuesta: Más que bien. Destacamos en más de la mitad de ellas.
¿Cómo dice? ¡Anda ya!
Insisto, una vez más, en que continuo tomando puntualmente cada noche mis pastillas para el riego acompañadas de una horchata de chufas.
Somos lideres europeos en generación y distribución de energías alternativas y nuestras empresas ocupan el segundo puesto en EEUU.
Contamos – nos guste o no – con el mayor operador de telecomunicaciones de Europa y segundo a nivel mundial.
Nuestro país es líder en el sector turístico aunque hayamos cometido algunas tropelías que habrá que remediar y aunque necesitemos innovar nuestro modelo de oferta. Pero es lo que hay.
Somos el primer país europeo en exportación de perecederos en lo que a industria alimentaria se refiere.
Contamos con las plantas de automoción más modernas de Europa y con mayor índice de eficacia y eficiencia y nos estamos posicionando en las líneas de híbridos y eléctricos.
Contamos con una de las redes de alta velocidad más extendida y moderna de Europa , dos terminales aeroportuarias de las mayores de Europa recién estrenadas y una red portuaria que ya quisieran otros.
¡Ah, sí?
Pues sí.
Ya, ya, me comenta Benito desde Calatañazor. Pero el caso es que tenemos millones de parados y eso no hay quien lo arregle.
Ciertamente, esa es una evidencia irrefutable. Nuestra predilección por los sectores de actividad destajista y oportunista nos ha llevado a esta situación. Es más, los sectores que acabamos de citar, salvo automoción, turismo e infraestructuras, se distinguen por su baja absorción de mano de obra con niveles de cualificación medio – bajos.
¿Entonces?
Entonces, caben varias reflexiones…
El hecho de que algunos de los sectores de futuro no ofrezcan la oportunidad de deshinchar el globo del desempleo, no quiere decir que debamos descuidarlos. Más bien lo contrario, debemos protegerlos e impulsarlos con más fuerza si cabe. Son sectores de alta especialización, pero también de significativa generación de riqueza que es de lo que andamos justos.
Por otro lado, debemos defender aquellos sectores que, aún siendo de futuro y nos encontremos de partida bien posicionados, necesitamos mejora, innovar y, en definitiva, mantener una distancia de escape aceptable con respecto a la competencia porque sí son capaces de absorber mano de obra en cantidades significativas. Hablamos de Turismo, Automoción e Infraestructuras. Sin embargo, esa mejora, cuando no innovación – reinvención del modelo, pasa necesariamente, entre otras cosas, por una mayor cualificación profesional.
Y finalmente, algunas conclusiones malignas, es decir sapos difíciles de tragar…
Una cosa es ser pesimista y otra muy distinta ser fatalista. Y de fatalismo, los españoles sabemos un huevo de gallina de corral. No hay muchas razones para el optimismo, es cierto. Pero, aún hay menos razones para ahondar en un fatalismo de los tiempos de Maricastaña que no nos puede conducir a ningún sitio. No se trata de volver a creernos que éramos los más ricos y guapos de la Vieja Europa, salvo algún descerebrado que todavía conduce el Cayenne con polito de La Martina y caracolillos en el cogote. Se trata de perseguir un futuro mejor y, desde luego, todos estaremos de acuerdo que puede haber un futuro mejor que los “años de abundancia reventada” que hemos vivido.
Por otro lado, esto del determinismo geográfico está muy bien, pero los catalanes y los vascos están ya un poco aburridos de ser siempre el ejemplo a seguir, dicho esto sin ninguna acritud. Estoy cansado de pregonar las increíbles oportunidades de Asturias o las posibilidades reales de Cádiz, sin olvidar la potencialidad que encierra Soria o Cáceres. Pero cada una en su sitio y trabajando en el mismo plan. En un equipo de perdedores no puede haber nunca ganadores, pero en un equipo de ganadores tampoco puede haber perdedores.
Y, finalmente, lo más complicado: las vidas ejemplares que digo yo…
Si queremos recuperar el optimismo, si queremos contar con un plan atractivo que permita unir voluntades de forma centrifuga, necesitamos que quienes están al frente sean capaces de mostrar y contagiar optimismo, capaces de unir fuerzas en momentos de necesidad, capaces de elaborar un plan y comunicarlo. Hoy por hoy, esas personas no existen y gran parte de la sensación de derrota y abandono se explica por la ausencia de esta condición de partida. Aunque resulte duro decirlo, Señor Zapatero, si quiere, le puedo dar la dirección de mi amigo Benito el de Calatañazor, pero a usted Señor Rajoy también y, de paso al presidente de la patronal y a los líderes sindicales. Paso su oportunidad, no permitan que se nos escape la nuestra.

jueves, 10 de junio de 2010

¡PONTE EN CAMINO!


En estos tiempos en los que la única certidumbre es la incertidumbre, los españolitos nos sentimos confundidos, por no decir perdidos. Incluso, el Prisionero de la Moncloa espera un milagro como remedio a todos los males olvidando que el azar sólo favorece a los espíritus preparados.
Nosotros que fuimos la pera limonera en la vega europea del fin de siglo. Nosotros que dimos lecciones de cómo pasar de la astracanada perversa de un dictador bajito e ignorante a la dulce felicidad del paraíso democrático. Nosotros que conseguimos levantar más ladrillo chapuza que toda Europa junta. Nosotros que nos creímos juez y parte, vino y rosas, modernidad y futuro. Nosotros, en fin, que comenzábamos a mirar por encima del hombro al guiri desaliñado de chancleta desgastada, recién desembarcado de Ryan Air y lanzado a las arenas insulares y los ardientes bancos del Paseo de Gracia, mientras una gitana les encajaba un ramo de revenida hierbabuena a la sombra del Cristo del Gran Poder al tiempo que inmortalizaban la postmodernidad del titánico Guggenheim.
Pues, ¿saben lo que les digo?
Que prefiero la maldita incertidumbre a la certeza del lelo que mira pasar al tren mientras chupetea un bocadillo de pan con pan.
La incertidumbre me recuerda que continuo vivo, que debo continuar el camino, que ha llegado la hora de que pueda cambiar, que debo aprender nuevas lecciones, que no debo mirar atrás, ni con ira, ni con la melancolía del cobarde que ya sólo vive de sus recuerdos.
No quiero la certeza, ni la científica y, menos aún, la espiritual. Si la conclusión final fuera la certeza de la certeza, sería mi muerte moral, mi agonía vital. Si la certeza fuera la certeza, no habría razón alguna para buscar, descubrir, errar, aprender y emprender, compartir, sonreír, gritar y llorar.
No es una cuestión económica, no es el fin del bienestar y los viajecillos del Inserso, no es un reto político. Es una decisión emocional, un contrato social, una voluntad moral y, sobre todo, una reacción profundamente humana.
¿Te asusta no saber que puede ocurrir?
Más te debiera preocupar que haya gente al frente del país que piensa que sí sabe lo que está sucediendo.
¿Te asusta no acertar a adivinar qué te deparará el mañana?
Más te debiera atemorizar despertar sin futuro.
¿Te asusta lo que está sucediendo a tu alrededor?
Más te debiera preocupar no poder caminar hacia delante.
¿Sabes?
No hay que volver a los lugares en los que fuiste feliz. Sólo conseguirás destruir su recuerdo.
Pero, al final, todo esto no son sino palabras que el viento del Norte arrastra, así que…
¡Ponte en camino!

miércoles, 9 de junio de 2010

LA ESTRATEGIA DEL PINTXO


(DEDICADO A TODOS LOS EMPRENDEDORES DE CENTRAL LECHERA ASTURIANA)
El objetivo final de toda empresa es la obtención de un beneficio razonable. Esto puede conseguirse operando eficazmente sobre costes y valor añadido.
Quienes manipulan el factor de valor añadido, actúan de forma emprendedora, asumiendo riesgos en la estrategia de alinear nuevos elementos tales como el talento, la creatividad, la mejora continua, la innovación, en definitiva, considerando a las personas como su bien más preciado. Esta es la que denominamos Estrategia del Panadero. Buscamos nuevos ingredientes, nuevas formas de cocción, nuevas combinaciones y formas de pan.
Por el contrario, quienes actúan sobre el factor costes, no acostumbran a sumar, sino más bien a restar todo lo posible. Son defensores a ultranza de la Triple R: reestructuración, redimensionamiento y reducción. El objetivo final es conseguir adelgazar los costes empresariales, empezando por las máquinas de café y agua y terminando por los últimos en llegar. Esta es la conocida como Estrategia del Carnicero, corta y rasga.
En momentos de contracción, lo más sencillo es recurrir a la Estrategia del Carnicero, al menos hasta que escampe. Por el contrario, en los días de vino y rosas, prácticamente hasta el apuntador se declara panadero.
Podría suponerse que en la mesura está la virtud. O dicho de otra manera, que es bueno comer un buen guiso de ternera, pero, mejor aún, con una buena rebanada de pan por aquello del unte. Pero, no, en este caso, mucho me temo que no es posible. De hecho la dura realidad demuestra que no existen empresas exclusivamente panaderas o carniceras, pero, menos aún, aquellas que hacen ambas cosas simultáneamente. Y tampoco sería bueno pretenderlo.
Yo diría que lo recomendable sería optar por la Estrategia del Pintxo. No, no se preocupen, sigo tomando las pastillas para el riego puntualmente cada noche antes de apagar la luz y soñar con el calentamiento global.
Pero, me explico…
Imaginen un pintxo de medallón de solomillo con reducción de canela y compota de manzana, asturiana of course,. Todo ello sobre rebanadita de pan tierno y sin palillo (indeseable invento de las tascas pseudo vascas de Paseo de Gracia para evitar que el guiri se las pire sin apoquinar todo lo que se ha trasegado). Pues bien, hay dos formas de dar cuenta de este bocado de cardenal primado y proto- beato.
Podríamos hacerlo a la italiana, es decir de un bocado por aquello del tutti revolutum. Pero también podríamos hacerlo al más puro estilo bilbaíno. Me explico. El asunto consiste en comer el medallón de solomillo utilizando el pan como soporte. De esta manera, al final, nos quedará el placer supremo: una rebanada empapada de los jugos de la carne en perfecta armonía con la reducción de canela y la compota asturiana.
La Estrategia del Pintxo permite introducir el emprendimiento como valor estratégico de la empresa, entreperneur activo y sostenible. En tiempos de bonanza el emprendimiento se focaliza en el numerador del valor añadido mientras que, cuando los rayos y truenos comienzan a aparecer en el horizonte, los emprendedores se centran en hacer valer su talento y conocimiento en forma de reducción de costes a partir de procesos de mejora e innovaciones incrementales de procesos. Una vez más: PERSONAS Y DESARROLLO.

Postdata
Una variante de la Estrategia del Pintxo puede utilizarse en las sardinadas veraniegas. Coja una rebanada, más bien gruesa, y vaya depositando sobre ella las sardinas que come. Al final, no solamente no se habrá pringado los dedos en exceso, sino que también, una vez más, tendrá el placer de dioses en forma de pedazo de pan con todos los sabores del mar.

Buen provecho

martes, 8 de junio de 2010

JAMMER - OSSI


Hasta la llegada de la Gran Recesión, la creencia cierta de los economistas era que la inefable Mano Invisible se hacía cargo de las calderas, atenta a las subidas y caídas de presión para restablecer el equilibrio de forma inmediata. Como diría Shomh, en aquel octubre del 29, el mundo perdió su inocencia, amen de otras muchas cosas más.
Personalmente no soy muy aficionado a mirar hacia atrás y, menos aún, para establecer relaciones y analogías más allá de una visión hegeliana de la película. En consecuencia, pese a la tentación, ni se me había ocurrido establecer paralelismos entre nuestra actual situación y la debacle de los años treinta del pasado siglo. Sin embargo, el anuncio del plan de ahorro Merkel, cifrado en más de 80.000 millones, me ha recordado la desbandada europea de comienzos de los treinta. Luego, hagamos un sencillo ejercicio analógico.
La secuencia es simple y bien conocida: quiebra financiera – bursátil norteamericana, contagio de la pandemia a Europa, aparente recuperación, relajación, traca final, desbanda europea- sálvese quien pueda, hundimiento del comercio, repatriación de capitales, debacle, Solución Final conocida como Segunda Guerra Mundial.
Extrañamente existen demasiadas coincidencias aunque, pese a todo, continuo negando la mayor. Pero, existen similitudes alarmantes, no tanto en lo específico como en lo genérico, es decir la cultura emocional de las naciones y gobiernos implicados. En aquella ocasión, las decisiones financieras a nivel de política local austriaca acabaron por dar el pistoletazo de salida para el sálvese quien pueda. Pues bien, ayer la señora Merkel dio otro peligroso pistoletazo cuyas consecuencias habrá que seguir de cerca en los próximos días. Pero todo hace sospechar que la anarquía fiscal reinará en la UE en los próximos años.
Vaya por delante mi ascendencia germana, en concreto bavara, así como mi profunda admiración por la tierra de Schiller. Pero a Alemania todavía le pesa su escaso recorrido como nación, apenas siglo y medio, así como estado reunificado, apenas medio siglo. Los franceses tienden a pensar que Europa no tendría sentido sin ellos. Los ingleses prefieren mantener su privilegiada situación en el ático, pese a que cuando llega el chaparrón sean los primeros en mojarse, con estilo por supuesto. Pero los alemanes, nunca aprenderán a observar correctamente los mapas parea darse cuenta de que son la bisagra de una puerta que comunica la cocina con la despensa.
La decisión de la señora Merkel se ampara en la vieja historia de la hormiga y la cigarra, pero, en el fondo, es el resultado final de una carrera política gris y anodina, plagada de contradicciones y errores, bajo la larga sombra de antecesores que, de una forma u otra, han sabido dejar su firma. Mucho me temo que las gentes de más allá del Spree volverán a convertirse en dramáticos jammer – ossi.

domingo, 6 de junio de 2010

BILDERBERGERS Y PAQUITA LA DE LOS PEINES


El hotel Dolce de Sitges ha acogido durante estos días a la flor y nata de las casas reales europeas, magnates financieros de astronómicas cifras y empresarios galácticos junto a la comparsa de políticos y otros invitados circunstanciales. La convocatoria correspondía al conocido como Club Bilderberg, según algunos, los auténticos Dueños del Mundo y, según otros, aquellos que mueven los hilos de toda desgracia que asola al planeta. Aunque también hay algunos (casi todos los medios de comunicación) que se contentan con el eufemístico apodo de “hombres influyentes”. Lease por ejemplo la aséptica reseña de El Páis del pasado jueves, no tiene desperdicio.
El menda que suscribe no es hombre dado a las conspiraciones, más bien intenta conservar algo de su “alma de cántaro”. Pero, ello no quiere decir que no haya leído algún que otro escrito de Tucker y de Estulin, auténticas pesadillas de los “bilderbergers”. Pero, también tengo que recomendarles que no lean ni a uno ni a otro. Son libros aburridos en el pleno sentido de la palabra y, si además gozan de tendencias depresivas, sinceramente, no es su mejor opción como libro de mesilla.
Conspiraciones las ha habido desde los del plato de lentejas (¿o eran alubias de Tolosa?), luego nada nuevo hay bajo el sol en este sentido. Hay pequeños conspiradores que hurtan pastelillos recién horneados a las viejecitas de cofia inmaculada. Hay grandes conspiradores que directa o indirectamente se limpian el forro al personal que les molesta en sus planes. Hay cabronazos que se dedican a sembrar el pánico financiero y hunden monedas y países. También existen conspiradores de bolsillo que acostumbran a reunirse en torno a un chocolate con churros con el fin de dirimir quién será la próxima reina de las fiestas del pueblo. Y, por no seguir, también tenemos a tontos del bote que se creen que todo quisqui es un santo en potencia.
Personalmente, creo que estos bilderbergers (término que, no se por qué, me recuerda a nombre de salchichauto con Paquita la de los Peines repartiendo a diestro y siniestro salchichas El Acueducto regadas con Ketchup Martínez) son algo más que “personas influyentes” como defiende El País (no olviden que Cebrián es asiduo a estos encuentros), pero, como mucho, les concedo el apelativo de “la leche de influyentes”. Es decir, que alguna de las suyas habrán hecho, como cabe suponer conociendo la estrambótica genética de la family Rockefeller, miembros de honor del citado club de amiguetes. Pero, concederles el marchamo de “amos del mundo” y atribuirles todo, desde el asesinato de Kennedy al botijo que se le rompió a Inocencio el Sardinilla cuando iba camino de la vega, pues como que no, definitivamente, no.
Y es que, si fuera así, en primer lugar negaríamos algo tan sacrosanto como la diversidad humana que nos protege y maldice a un tiempo. En segundo lugar, negaríamos algo bastante evidente como es la imprevisibilidad del homo sapiens, a veces no tan sapiens. Y, finalmente, en tercer lugar, habría que reconocer que estos señores son algo, por no decir bastante más tontos que Lipe el Tocinete, ese tonto de mi pueblo que iba para registrador de la propiedad y se quedo en notario, es decir, que da la nota cuando se abre la gabardina al paso de una moza. Si el Estulin y compañía estuvieran en lo cierto, anda que no les salen las cosas mal a esta cuadrilla. Si es que no dan una los chavalotes.
Lennin que de esto sabía un huevo, insistía que en esta vida están los que joden y los jodidos. Libreme Santa Erudigis de Efeso de llevarle la contraria al amigo este. Pero, personalmente, prefiero pensar que en esta vida están los que no saben cómo ser felices (incluyanse aquí a los bilderbergers,CFR, Trilateral y Zapatero & Rajoy, como no!), los que ni saben que pueden ser felices y, finalmente, los que sabiendo que les han parido para ser felices, no hacen otra cosa que intentar serlo al máximo posible.
En fin, mañana Sitges se despertará como siempre, alegre y bulliciosa y pasado mañana, hasta Pere Jordi el de la ferretería de la plaza ni se acordará de ellos. Porque así somos los homo sapiens, más cachondos que la leche.

viernes, 4 de junio de 2010

PALOMOS COJOS


¡VA POR TI PEPE!
Un amigo, un buen amigo, un amigo de esos que descubres tarde, pero que disfrutas intensamente, me confesaba ayer que escribir cada día en su blog era una terapia reconfortante. Escribir en voz alta, confesar en suave murmullo. Quizás tenga razón, ¡no!, seguro que la tiene. Quizás la mejor manera de enterrar nuestros fantasmas sea anunciarlos al mundo.
Este amigo, un buen amigo, un amigo del alma compartida, me confesaba ayer que todos quienes visitamos su blog, llegamos con muchos perdigones en las alas. Quizás tenga razón, ¡no!, seguro que la tiene. Los blogs quizás sean interminables campos plagados de viejos palomos cojos, pero que, cada mañana, cuando el rocío deja paso a las cigarras, continuamos luchando por emprender el vuelo aunque el cazador nos espere agazapado en los oscuros alcornoques.
Ese amigo, un buen amigo, un amigo de tristezas y alegrías, miradas y cómplices sonrisas, me confesaba ayer que, pese al relativo anonimato de la 2.0, acostumbraba a autocensurar algunas de sus ideas transformadas en palabras de la virtualidad. Quizás lo haga, ¡no! , seguro que lo hace. Pero, hasta los palomos cojos intentamos hacer sonreír a los demás.
Por todo esto es mi amigo y por todo esto escribo cada día, justo antes de emprender el vuelo aunque el cazador me espere agazapado tras el oscuro alcornoque.

miércoles, 2 de junio de 2010

PABLO Y BERTO


Llega con los primeros ecos de la mañana. Arriba con la puntualidad de un terrateniente inglés o la del hombre que considera el estilo una forma de vida. Pelo de Zanahoria esboza su sonrisa cómplice, esa que ilumina más allá de sus labios y pone en marcha la vieja cafetera italiana, renqueante en sus recuerdos piamonteses. En un abrir y cerrar de parpados, el cortado espumado, adornado con un tembloroso corazón de moca en su centro, vuela hasta sus manos. Pero, deja la taza y busca las calidas manos de ella, ásperas y callosas, acogiéndolas entre sus dedos, estilizados, preparados para la sonata de primavera. Después, bebe pausadamente el café. Descansa y desliza sus manos por la madera maciza y pulida hasta el infinito de eso que Zanahoria llama barra. Busca sus secretos, murmullos conjurados, declaraciones de amor imposible, despecho y amenazas, sonrisas amargas y calidas lagrimas. Nadie le saluda, un reflejo vulgar de la clase acomodada. Todos preferimos besar sus mejillas sonrosadas o buscar, una y otra vez, el calor de sus manos. Mensajes animados de sonrisas invisibles. Berto, amigo del alma, hermano confeso, observa las escenas, imperturbable, asentado en sus cuartos traseros sobre las lamas de madera, como queriendo descubrir los secretos de ese suelo eternamente hollado, pasos y carreras, bailarinas y lustrados mocasines italianos, recias botas de caña y estiletes imposibles, carritos de la compra y pantalones de lana desbrozada del infante quejumbroso. No es un perro cualquiera. Berto es un labrador, negro azabache de las pezuñas a su increíble y desmesurada cabeza, magnifico en su temple, incontestable en su amor a Pablo que ya apura el último sorbo de su café y deposita la tacita con la delicadeza de quien vive los sueños. Atenta, Azu, Pelo de Zanahoria, abandona sus dominios tras la barra, arrastrando sus desgastadas alpargatas, testigos de medio vida, mientras balancea la sillita plegable y Berto se incorpora seguro dirigiéndose a la entrada del bareto. Ya está el trono preparado y el paje, negro como la certeza del condenado inconfeso, vigila a uno y otro lado. Pablo, un día más, adelanta su mano izquierda, esa que todavía muestra los rigores del fuego de aquel infiernillo que en su infancia le recordó quién y cómo era, acaricia la madera y, por fin, se asienta en su atalaya para proclamar un día más: ¡El cuponazo para hoy!
Ese es Pablo y yo soy su amigo.

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