jueves, 12 de julio de 2012

FRENTE A LA COBARDÍA DE LA SUPERVIVENCIA

Profundizar en disquisiciones metafísicas sobre si nuestra situación debe clasificarse como rescate, préstamo, ayuda, intervención, quiebra técnica o simple desastre no va a ayudar mucho en unos momentos en los que hay que contener la respiración, fijar la mirada en el horizonte y ponerse en marcha cuanto antes. Debemos ser conscientes del futuro que nos espera en términos macroeconómicos y la labor del gobierno y del conjunto de los partidos políticos es simple y llanamente comunicar al conjunto de los ciudadanos, de la forma más clara y comprensible, cuáles son nuestras posibilidades reales y los sacrificios que ello supone, evitando la ocultación, la demagogia y el interés propio. La presión impositiva, los recortes en prestaciones, las limitaciones presupuestarias, la perdida de poder adquisitivo y el resto de pandemias que nos amenazan, no sólo van a permanecer con nosotros un tiempo, sino que incluso se harán más visibles en nuestra cotidianeidad a corto plazo a medida que la clase media, auténtica barrera psicológica, se vea más afectada y debilitada y la falta de mantenimiento en los servicios públicos se haga visible con toda su intensidad. En este escenario, el margen estratégico apenas si existe y deberemos contentarnos con seguir al pie de la letra el manual de supervivencia así como las penitencias que Europa nos tiene reservadas. Y es que hemos llegado a un punto en el que poco o nada podemos hacer en términos macroeconómicos, salvo sobrevivir y esperar aunque ello suponga negarnos cualquier posibilidad de reactivación a corto plazo. Incluso hemos sobrepasado la frontera del liderazgo y ahora tan sólo parece necesitarse buenos gestores de la miseria aunque desgraciadamente nuestros políticos estén entrenados justamente en lo contrario. Pero, mientras todo esto ocurre, podemos iniciar nuestra regeneración activando iniciativas y desarrollando estrategias que, no sólo ayuden a acelerar el crecimiento, sino que contribuyan activamente a recuperar nuestra confianza como país que no es otra cosa que la voluntad de querer continuar haciendo cosas juntos. No son ni ocho, ni treinta y ocho. No corresponden al gobierno de turno. No necesitan tramites parlamentarios, decretos ni negociaciones con Bruselas o Berlín. Al igual que todas las grandes ideas, surgen de la necesidad y el sentido común. Son las micro estrategias que pueden aliviar esta pesadilla en la que nos hemos visto envueltos, inyecciones emocionales que nos permitan ponernos en marcha, superando la derrota y postración que nos invade, reacciones vitales para una sociedad que se encuentra desmembrada, desarticulada y, en definitiva, paralizada. Bien o mal, los políticos ya han hecho su trabajo. Son conscientes de que a partir de ahora, tan sólo les queda administrar al dictado de Europa. Pero, en cualquier caso, también pueden contribuir a la reactivación emocional de la sociedad a la que se deben y, para empezar, podrían hacerlo facilitando una mínima justicia social que permitiera la identificación pública de los culpables del desaguisado financiero. En todo problema, la generación de alternativas de solución es la prioridad dominante, pero en este caso, la necesidad de una reactivación emocional impone simultanear la búsqueda de soluciones con la identificación de culpables con nombre y apellido potenciando su humillación pública y ostracismo a falta de castigos penales que difícilmente podrán llegar. Hasta el más ingenuo es consciente de la estrecha línea que separa a los culpables de los políticos, pero este es el sacrificio que deben asumir al tiempo que exigen otros al resto de la población. La cuestión no es exigir sacrificios, sino plantear retos que los incluyan y todo ello pasa por dejar atrás muchas cosas, entre otras al conjunto de individuos asociales que hemos tolerado y transigido. Sólo una Inteligencia Estratégica colectiva puede sacarnos de esta y ello pasa por convertir los problemas en oportunidades o si se prefiere, utilizando la terminología de la crisis, transformar los sacrificios en oportunidades para redimirnos como sociedad, aprendiendo de nuestros errores y creciendo como país. Por decir algo….si Inditex o Mango redireccionaran parte de sus procesos productivos, realmente pasarían a ser algo más que banderas de la marca país… Por decir algo… si las administraciones autonómicas cedieran parte de sus competencias en un proceso de reinversión de tendencia estructural, realmente reforzaríamos la cohesión social que tan necesaria resulta en estos momentos… Por decir algo…si determinados sectores comerciales reajustaran sus márgenes a la auténtica realidad del país, la curva de consumo podría reactivarse de forma eficaz… Por decir algo…si se promovieran estrategias de internacionalización en el sector alimentario, podríamos poner en valor un potencial desaprovechado hasta ahora… Por decir algo… si los agentes sociales flexibilizaran los viejos modelos de relaciones laborales y ocupación, podríamos repartir el café de forma más eficaz… Por decir algo…si fuéramos más realistas con nuestras posibilidades de solidaridad, llegaríamos a un equilibrio más justo con el conjunto de la sociedad española… Por decir algo… si fuéramos más exigentes con el modelo de educación que necesitamos, realmente estaríamos cuidando el futuro de nuestros hijos… Por decir algo… si fuéramos más críticos con la vulgaridad, la chabacanería y el triunfo de la ignorancia descarada, dejaríamos atrás ese país de risas y pandereta… Por decir algo… si nos esforzáramos en conseguir un mayor grado de responsabilidad social, probablemente el nivel de ahorro presupuestario no tendría parangón en la historia de este país… Tan sólo son algunos ejemplos de los cientos de oportunidades que nos esperan. No son sacrificios sino retos. No se trata de retrocesos sino de avances hacia una sociedad auténticamente madura y democrática. No se trata de medidas provisionales, sino de necesidades inmediatas. En fin, hablamos de viejas deudas que tenemos contraídas con nosotros mismos desde hace ya más de treinta años. Frente a la cobardía de la supervivencia, la valentía de la realidad.

17 comentarios:

Josep J. dijo...

No, José Luis, no son Inditex y Mango, ni todavía menos las administraciones económicas ( y por que no la central?) los que deben dar pasos... pues somos los ciudadanos los que debemos dar pasos. Ejerciendo la democracia, cuando se nos deja, pero también contribuyendo de muchos otros modos a transformar esta sociedad en decadencia. Uno de ellos: no creernos que la única economía posible es la monetaria, y que la única democracia posible es aquella en la que los políticos mandan.. o dejan que otros manden en nuestro nombre.

Caminante dijo...

Hola Josep
Gracias por el comentario
Pues también, por supuesto, pero como decía, para ello RESPONSABILIDAD SOCIAL y de eso apenas tenemos.
Cuidate

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Por decir algo, se me ocurren dos palabras: credibilidad y liderazgo.
Un abrazo.

Caminante dijo...

Hola Javi
La credibilidad no hay que recuperarla, entre otras cosas porque nunca la hemos tenido y el liderazgo hay que ejercerlo y para eso hay que estar libre de perjuicios y deudas contraidas y hoy por hoy de eso hay poco en la casta de politicastros
Cuidate

Josep J. dijo...

Estamos en lo de antes. No son los políticos los que deben ejercer el liderazgo. Somos los ciudadanos, supuestamente autónomos y responsables, y ahora dotados de instrumentos de empoderamiento inéditos en la historia.

Caminante dijo...

Hola otra vez Josep
Bueno, de momento y basándome en mi experiencia viajera por necesidad que no por ocio, debo confesar que pocas veces he visto una sociedad tan poco responsable como esta, más entretenida en la pose, la vulgaridad, la extravagancia cool y la demanda de derechos sin contrapartida y lo que hemos tenido ha sido la consecuencia de esa actitud. La sociedad y, sobre todo, la juventud, tiene muchas cosas que aprender y que demostrar más allá de la indignación, la propuesta y esas cosas...
cuidate

Katy dijo...

Hace día que no ponía al ordenador porque mis obligaciones no me dejan. Y la verdad es que siempre me asombra tu lucidez y clarividencia.
"buenos gestores de la miseria aunque desgraciadamente nuestros políticos estén entrenados justamente en lo contrario".
Esta frase es terrible y ha dejado muy pensativa. ¿Tan mal andamos? Si, peor ¿No?.
Bss que sigamos disfrutando al menos de calor que es gratis.

Caminante dijo...

Hola Katy
Gracias por pasarte...
No creas, no hay que ser muy clarividente en estas cosas, más bien observador de la realidad.
Disfruta el verano que al menos es gratis!

Astrid Moix dijo...

Yo también soy de la opinión de que hasta que los ciudadanos de este país no entiendan que el proyecto de levantarlo concierne a todos y cada uno de nosotros, no veo ninguna posibilidad de recuperación.
Llevamos años de crisis y desde entonces no hacemos más que discutir sobre quienes fueron los culpables, que siempre son "los otros". Pero como dices, los políticos, bien o mal ya hicieron su labor y ahora solo nos queda trabajar y a ser posible coordinados. Que no es uno de nuestros puntos fuertes, precisamente.

Un abrazo,

Caminante dijo...

Hola Astrid
Sí, no queda otra aunque primero debemos decidir si queremos trabajar juntos, una pregunta que no creo que nos hayamos hecho seriamente.
Cuidate

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Josep:
Por alusiones me permito unas palabras. Que por cierto, me encanta la posibilidad de debatir a través del blog de otro (y del propio su se tercia, por supuesto).
En primer lugar aclararte que no he hecho referencia al liderazgo político, pero sí es cierto, pienso que además de decir "basta" desde la ciudadanía, debe de haber un reflejo en la política. Y me estoy acordando del caso de Finlandia.
A veces me confunde cuando oigo decir lo de que "somos autónomos y responsables". Hasta cierto punto, pienso yo. Cuando nos han inculcado la cultura del miedo, cuando nos han esquilmado, cuando nos han engañado, cuando nos han traicionado incluso los nuestros, cuando los medios de comunicación informan como informan, cuando la posibilidad de protesta y rebeldía está diezmada, cuando... Cuando está pasando todo esto y más, disculpa que dude de nuestra "autonomía" y de nuestra "responsabilidad".
Nos tienen que dar muy fuerte, como por ejemplo han hecho a los mineros, para que salga a relucir esta autonomía y esta responsabilidad.
Pienso.
Un abrazo.

Josep J. dijo...

Estimados todos,
Me da la sensación de que vuestros planteamientos están un poco focalizados en el aquí y en el ahora, como si la crisis solamente nos afectase a nosotros, y fuese debida a nuestro comportamiento equivocado, y que si esto se corrigiera, tendríamos un mejor futuro. Yo creo que no, que la crisis no nos afecta solamente a nosotros, sino que es una crisis de sistema. Lo he explicado aquí: http://benvinguts21.blogspot.com.es/2012/06/el-futur-de-lestat-del-benestar.html (está en catalán, pero creo que sereis capaces de entenderlo.. si os lo proponeis).
No voy a entrar en si somos o no una sociedad irresponsable, aunque creo que depende a qué sector de la sociedad mires. Yo, en particular, cuando miro a los jóvenes, no veo lo que ve Jose Luis. Seguramente miramos a jóvenes distintos, aunque sin duda ambos existen. Lo que yo veo es que hay sectores de la sociedad que estan configurando nuevos modos de hacer, respondiendo a distintos valores, entre los que, desde luego, no está la competitividad ni la productividad. Que, creo sinceramente, no son valores de este siglo, e insistiendo en ellos, no vamos a conseguir más que más de lo mismo. Y este es el gran cambio que hace falta. Por otro lado, coincidimos del todo en la obsolescencia de los valores existentes, pero fijaos en que precisamente estos valores (individualismo, competencia, acumulación de riqueza) son los que han configurado nuestro panorama económico actual. Y también coincido contigo, Javier, cuando citas (entiendo que) a Islandia. Creo firmemente que por ahí van los tiros.

Abrazos

Caminante dijo...

Javier
Gracias por tu nuevo comentario, a la vista de la nueva respuesta de Josep, creo que "estamos viejos" o, al menos, eso parece.

Caminante dijo...

Hola Josep
Creo que coincidimos en bastantes más cosas de las que aparentemente parece.
Quizás Javier y yo hemos pasado por unas vivencias concretas que pueden hacernos enfocar el problema desde un punto de entrada distinto que no opuesto.
Ambos, además, hemos nacido en una tierra que ha pasado por "sus cosas" y hemos mamado desde muy pequeños unos valores que, desgraciadamente, son radicalmente opuestos a lo que hasta ahora ha sido la tendencia dominante.
En nuestro favor diré que, pese a todo, somos luchadores incansables del valor de las personas en todos los contextos posibles.
Cuidate

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Aquí vuelvo yo.
La verdad es que, una vez que esto se anima, se manejan muchos argumentos en un mismo comentario, por lo que con unos estoy totalmente de acuerdo, con otros no tanto y con el resto algo menos. Pero bueno, me centro un poco en la juventud y los valores de este siglo: Desde luego que la juventud que ha despertado en 2008 no tiene nada que ver con la de los 20 años anteriores. Ya hablaremos dentro de 7-10 años de los valores de esa juventud, que ya no será tan joven. Competitividad... productividad... desde luego no será lo que más nos motive, no estarán en el siglo XXI, pero los próximos 4 años serán machaconamente pesados con eso. Te lo dice Mariano. Y muchos, muchísimos ciudadanos de a pie se lo creen como si fuese un dogma religioso.
En fin, que me encanta este debate, pero nos comprime un poco la distancia y la ausencia de una cervecita fresca, que siempre ayuda.
Un abrazo.

Caminante dijo...

JAVI
Si lo dice Mariano....

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