sábado, 26 de febrero de 2011

UN MANOLO EN MI VIDA


Resulta extraño, cuando no paradójico, que un humilde blog como este pueda ofrecer una primicia sideralmente mundial, pero así es. ¿ En qué consiste tan megalítica noticia? Aunque parezca mentira, reside en una rústica mesilla de noche aunque, todo hay que decirlo, el propietario del susodicho mueble de honda raíz manchega no es otro que nuestro querido y venerado presidente del gobierno.

¿Qué puede ocultar nuestro amado prócer en el oscuro rincón del cajón de la citada mesillita?

¿Un recordatorio dedicado de la Primera Comunión de George Bush?
¿El ganador de la edición de GH de este año?
¿Una foto de la Sofía Loren de buen ver?
¿Una edición especial de los cuentos de los Hermanos Grimm?

No, no, nada de eso…
Diversas fuentes, solventes al parecer, han confirmado la naturaleza del secreto.
El objeto en cuestión es una pequeña y deliciosa casita de mazapán (algo rancio ya, todo sea dicho de paso) con forma de rosa colorada, cuatro ventanitas con marcos de caramelo y una puerta con dintel de chocolate. Pero la primicia no es tanto la dulce vivienda como quien habita en ella porqué, sí, efectivamente, la VPO se encuentra ocupada por un simpar personaje: Manolo.
Manolo (no se conoce a ciencia cierta su apellido) es un mal encarado personaje que desgraciadamente sufre una enfermedad poco conocida: Karl Chuttteins – Von Taxi. Llamada así, como puede suponerse, por los dos primeros galenos que la descubrieron en una campesina de Pomerania de este. El “Mal Karl Chutteins – Von Taxi” es una dolencia que afecta al factor del crecimiento y deja a los individuos que la sufren en unas proporciones semejantes a las de un pitufo, para que nos entendamos…
Corren rumores de que nuestro prócer saca puntualmente cada noche a Manolo de su refugio de mazapán revenido y sentándole en su regazo procede a escuchar sus consejos.
Pero, quién es éste Manolo, Karl Chutteins – Von Taxi aparte…
Al parecer y sólo al parecer, Manolo nació en el seno de una familia rústica de estas de toda la vida. Su progenitora, al parecer, era de verbo encendido aunque arrítmico, hasta el punto de ser conocida en los andurriales circundantes como “María punto y coma” por su hablar por entregas, espaciadas de tiernos suspiros de silencio ausente. Manolo no fue, al parecer, un hijo deseado. De ahí la ofuscación de “María punto y coma” escribiendo misivas interminables, semana tras semana, al alcalde del pueblo exigiendo una nueva ley que estableciera la obligación a los recién nacidos de venir con 2.500 euracos de bellota debajo del sobaco. El padre de Manolo era conocido como “Higinio Chimeneas” por su fuerte e inconsolable adicción al tabaco hasta el punto de convertir el hogar común en una emulación del Londres de Jack el Destripador. Quizás de ahí el odio impenitente que Manolo siente hacia los drogodependientes de la feraz nicotina. El hermano mayor de Manolo, Luisin “el cebollas” era y es un friki impenitente, atrapado por la red de redes y sus malévolas tentaciones; pirata con pata y sin parche, acostumbraba a asaltar las íntimas obras intelectuales que Manolo guardaba en el portátil familiar, sancta sanctorum de su perífrasis creativa. Ramona, su hermana menor, fue desterrada del hogar paterno a la temprana edad de treinta y cinco años debido a sus desvaríos amorosos con un brasileño de allende los mares, piloto de carreras ilegales, en palabras del propio Manolo: un demonio sobre ruedas. De hecho, una noche de San Martín, Joao, que así se llamaba el interfecto correcaminos, estrelló su 850 GT- Sport contra el corral de Higinio, matando, del susto que no del golpe, a Raimundo, un cerdo patanegra que hacía las delicias del pater familias y a quien había enseñado a jugar al tute subastado con trampas. Desde aquel infausto día, Manolo sembró los troncos de los ciruelos que conducían a la propiedad con pegatinas iluminadas por el apocalíptico número 110. Estas y otras muchas, todavía no confirmadas, son las noticias que corren en torno al pasado de tan singular personaje. Pero, quizás, la más extraordinaria de todas sea la que aventura que Manolo tiene un gemelo, igualito salvo en el nombre. Paquito, que así se llama el citado, vive también en una pequeña vivienda, pero ésta, a diferencia de la rosita de mazapán, tiene forma de gaviota recubierta toda ella de membrillo de orujo tostado. Tan singular hogar está libre de cargas y se ubica también en una distinguida mesilla de noche aunque, esta vez, en el dormitorio privado del jefe de la oposición.
Y mi pregunta es…
¿Por qué no puedo tener yo también un Manolo en mi vida?

sábado, 19 de febrero de 2011

LA RIQUEZA DE LA NACIÓN


La riqueza de las naciones no se encuentra tan sólo en la tierra, el trabajo o cualquier otro concepto estrictamente económico. Fundamentalmente reside en sus personas y en el compromiso de convivencia que se imponen y consensuan generación tras generación. Decir que la riqueza de una nación reside en sus personas es afirmar que se basa en la educación, la cultura construida, sus valores y emociones y como todo ello se refleja en las distintas actividades que estas desarrollan. Aunque pueda parecer una simpleza, no es igual un fontanero alemán que uno griego, un panadero provenzal que uno de las campiñas de Surrey o un educador noruego que uno portugués. Cada uno de ellos no es peor ni mejor sino la consecuencia de ese compromiso de vida en común y esto es algo que, afortunadamente, ni la Unión Europea podrá cambiar.
Si la riqueza de las naciones reside en sus personas y en la capacidad que estas tienen de llegar a un compromiso de convivencia espontáneo, pero consensuado, los políticos, como grupo de actividad, debieran ser parte de esa riqueza.
¿Qué condiciones debiera reunir la clase política española para asegurar su contribución a la riqueza de España?
Se me ocurren algunas cosas de puro y simple sentido común…

1. La política debiera ser percibida como una actividad de servicio a la comunidad, nunca como una fuente de enriquecimiento o un lugar donde obtener la notoriedad que en otras actividades nunca podría conseguir y, jamás, un refugio para fracasados.
2. Si la política es una actividad al servicio de la comunidad, jamás debiera ser percibida como una lid ideológica en la que siempre debiera existir un ganador y un resignado ofuscado y pendenciero. La mejor forma de defender las ideas de un colectivo es hacer que contribuyan al bien común.
3. Los políticos debieran escapar de lo probable buscando lo posible.
4. Las decisiones y actos prácticos que acarrean debieran tomarse con independencia de los créditos y réditos a obtener. Las partes nunca debieran estar por encima del todo.
5. Cualquier persona de la comunidad debiera tener la oportunidad de ejercer como político, pero ningún político debiera tener la oportunidad de actuar como persona individual.

Podríamos señalar otras muchas condiciones como requisitos para garantizar la contribución de los políticos a la riqueza de la nación. Pero estas cinco son tan básicas, evidentes y necesarias que, por sí mismas, ya suponen un primer reto a conseguir.
Dicen que cada país tiene los políticos que se merece. Más bien parece una afirmación ingeniosa, cuando no pueril y desafortunada. Este país no se merece los políticos que tiene y, menos aún, en estos momentos de incertidumbre y desorientación. Dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Puede ser cierto, pero quienes debieran haberse mantenido alerta, optaron por la banalidad, cuando no el engreimiento o el simple enriquecimiento.
Dicen también que necesitamos liderazgo. Pero el liderazgo, entre otras muchas cosas, exige sacrificio y, hoy por hoy, esta es una palabra carente de significado para los políticos de este país. El líder, descubre un día que puede y debe serlo. Pero, para ello, debe antes asumir el sacrificio de sus intereses más íntimos. Olvidar incluso el color del partido al que pertenece. Conseguir hacer suyos a los contrarios y contrarios a los suyos que no estén dispuestos al reto.
Hace ya quinientos años que este país pasa por momentos de reto y liderazgo. Quinientos años de momentos en los que ha debido desistir y mantenerse en la atonía y la incertidumbre. Quizás ello explique la envidia y el agudo sentido crítico que nos caracterizan. Hoy volvemos a situarnos en uno de esos momentos. Una vez más, nuestros políticos, aquellos que, para bien o para mal, deben expresar el reto, asumirlo y ganar voluntades, parecen escapar de ello. Ante nosotros se abre un mundo de posibles, pero nuestros políticos prefieren pensar en probables. Ante nosotros se abre un mundo de futuros, pero nuestros políticos son incapaces de ver más allá de la próxima cita electoral, expresión provinciana de simpleza y elemental inteligencia. Ante nosotros se abre un horizonte de oportunidades, pero nuestros políticos sólo ven problemas y necesidad de no ser inculpados como parte de los mismos, señal inequívoca de ausencia de sentido de la responsabilidad.
Muchos de nuestros políticos miran con envidia a sus homónimos del Norte y, de forma particular, a los alemanes. No son peores ni mejores, pero ellos repiten, una y otra vez, esa vieja canción: “ es que son alemanes…” Pero esos alemanes son los mismos que tuvieron que superar la hermética cultura de poder de los junkers, superar la ignominia de las reparaciones de guerra que marcaron su destino durante los años veinte del pasado siglo, tratar de entender la locura compartida y asumida del nacional socialismo, contemplar un país en ruinas y dividido y, pese a todo, levantarse y seguir adelante, con sus virtudes y sus grandes defectos, pero adelante. No, no son mejores por ser alemanes, daneses, suecos o noruegos. Simplemente son conscientes de la necesidad de un compromiso de convivencia, más allá del sur o el norte, el este o el oeste, la derecha o la izquierda, abajo o arriba. Son conscientes de los retos y lo que ello implica. Quizás vean oportunidades donde nosotros sólo vemos problemas. Quizás prefieran seguir adelante en lugar de pararse indefinidamente buscando al culpable.
John Maynard Keynes fue quien escribió aquello de “al final, todos moriremos”. Nuestros políticos actúan como si fueran inmortales tocados por el dedo divino de Miguel Ángel. Al final, efectivamente, todos moriremos, pero siempre habrá quien tenga que seguir adelante y eso es lo que nos debiera impulsar a buscar la auténtica riqueza de las naciones.

viernes, 11 de febrero de 2011

CONJURA


Mi buen amigo, Jose Manuel Pazos, cuyo blog siempre es recomendable, me preguntaba al hilo de mi último post – Suspendidos en vieja innovación – si consideraba equivocada la política de fomento de la innovación desarrollada por las AAPP.
De partida, personalmente no considero equivocado nada de lo cual no sea responsable, luego en este caso lo acertado sería decir que la política desarrollada por las AAPP, no ha sido ni buena, ni mala, simplemente no ha funcionado. En pocas palabras, no se debiera insistir en ella, pero ello no implica desistir en el fomento de la innovación. En cualquier caso, me voy a permitir unas reflexiones…
En principio, no es acertado continuar hablando de “innovación” a la vista del panorama que presenta nuestra escena económica. Antes que nada, necesitamos un ejercicio serio de prospectiva estratégica que nos permita intuir el camino a tomar. Este camino, no debe tener la innovación como un fin, sino como medio para alcanzar dos objetivos básicos: productividad y competitividad adecuadas.
Acometer estos dos retos, supone actuar sobre distintos campos, pero ello no debe confundirnos. El principio de todo se encuentra en las personas. Ellas y sólo ellas son las que pueden conseguir estos retos. Personas es plural, luego hablamos por igual de un consejero delegado, un director de sistemas, un ordenanza o un operario de línea de producción. Acostumbramos a cantar las excelencias de las personas, sus competencias, su creatividad o sus valiosos conocimientos, pero, al final, parece que sólo hablamos de “algunas personas” de la empresa. El talento es universal y los retos también deben serlo en este país y, hasta que eso sea así, nos moveremos en el ámbito de la demagogia socioeconómica.
En este momento, actuar sobre las personas implica establecer dos tipos de estrategias a corto y medio plazo. Una de ellas dirigida a las personas que se encuentran en este momento en edad laboral, sea cual sea su estado de actividad y otra, muy distinta, encaminada a asegurar que las personas que se incorporarán al mercado en quince o veinte años, van a estar adecuadamente preparadas para continuar con el reto propuesto. En otras palabras, fomentar un nuevo tipo de “empresa española” que se enfrente con garantías al momento post recesionista y, por otro lado, diseñar y desarrollar un nuevo sistema educativo que deje atrás, de una vez por todas, esta mezcolanza nacida de las ocurrencias del partido gobernante de turno. Este y no otro, es el reto.
Un reto que, de partida, exige consenso y compromiso. Están muy bien los Pactos de Toledo, Guadalajara y Villa Conejos, pero esto es considerablemente más importante e ineludible. Es grave y doloroso contar con más de cuatro millones de parados, cientos de empresas que cierran sus puertas cada mes y otras desgracias más de nuestros días. Pero lo que no mata, te hace más fuerte. Y, hoy por hoy, las cataplasmas no nos llevan a ningún sitio. Si hacemos lo de siempre, llegaremos donde siempre.
Necesitamos solidaridad, pero una solidaridad difícil de asumir. Aquella que no ofrece réditos inmediatos porque es un compromiso de futuro. No necesitamos más cheques bebe, más ampliaciones de cobertura y otras delicias de solidaridad carpetovetónica. Necesitamos solidaridad comprometida. Esa solidaridad que realmente “hace país” como gustan decir por aquí. Una solidaridad que, hoy por hoy, ninguno de los socios de este sistema bipartidista está preparado para asumir. Si queremos pasar a la historia como las generaciones que fueron capaces de dar un giro de 180º a este país, de partida, no pretendamos salir en la foto…, saldremos, pero en la de un libro de historia.
Invirtamos, pero no sólo en investigación básica e innovación de base tecnológica. Invirtamos en personas y hagámoslo con responsabilidad, pero también con visión estratégica de futuro y una percepción global del significado de la palabra. Hay vida más allá de los campus universitarios, los viveros de empresas, trampolines, spin off o start up. Hay vida en la Formación Profesional, en el compromiso conjunto con las grandes empresas y corporaciones de este país. Pero, sobre todo, debiera haber vida en las aulas de tramos de enseñanza obligatoria.
Saben, esto debiera ser una conjura, pero no de necios que, hasta ahora es lo que parece. Debiera ser una conjura, no por un futuro probable, cuajado de hipótesis, estadísticas, incertidumbre y apaños. Debiera ser una conjura por un FUTURO POSIBLE.

miércoles, 9 de febrero de 2011

SUSPENDIDOS EN LA VIEJA INNOVACION


Una vez más, la Unión Europea ha publicado su informe sobre la situación de la Innovación en los países miembros y, una vez más, las noticias no son buenas para España. Ocupamos la posición número 18 sobre un total de 27 países comunitarios y estamos situados en un grupo denominado “países moderadamente innovadores” junto a Portugal, Grecia, República Checa, Malta, Polonia. Por el contrario, Suecia, Dinamarca, Finlandia y Alemania ocupan las primeras plazas.
El estudio se ha desarrollado en base a 25 indicadores de los cuales, España suspende en 20 situándose por debajo de la media europea. Entre estos aspectos negativos, destaca la aplicación de nuevas patentes, la inversión de los fondos de capital riesgo y la actividad de las pymes en proyectos asociados.
Si sirve de consuelo, el informe destaca el esfuerzo en publicaciones de investigaciones en revistas internacionales y el incremento de puestos de trabajo de alta cualificación y poco más.
Quizás la reacción de los optimistas mal informados, así como la de los responsables políticos sea la de echar la culpa a la recesión mundial que, junto al ladrillo, se está convirtiendo en el saco de todas las desgracias que nos aquejan. Pero esta sería una explicación simplista y poco convincente.
La explicación es más sencilla que todo eso: la clase empresarial española ha preferido no asumir el riesgo que suponen las políticas de innovación, pero los responsables políticos, simple y llanamente han fallado en sus estrategias de potenciación de la innovación con los dineros públicos. Se ha invertido mucho, pero, a la vista de los resultados, sea hecho francamente mal y no solamente desde la Administración Central, sino también desde las autonómicas.
La mayoría de los programas y ayudas se han demostrado ineficaces como consecuencia de sus planteamientos iniciales, ambiguos y simplistas, así como por el imberbe seguimiento del desarrollo de los proyectos. Sin ir más lejos, ayer recibía hasta treinta demandas de oferta para uno de los programas dirigidos a pymes más conocidos a nivel estatal con periodicidad anual. Pues bien, la mayoría de ellos abundaban en lo mismo: desarrollo de plan de negocio, implantación de CRM, planes estratégicos y poco más. Si la “innovación” queda reducida a esto, apaga y vámonos. Muchas alforjas para tan escaso viaje. Nadie pone en duda la buena voluntad de las administraciones a la hora de asignar fondos, pero hemos carecido de lo fundamental: un plan.
No ha existido una reflexión seria sobre lo que debieran haber sido “nuestras estrategias de innovación”. Nos apresuramos a destinar fondos e inventarnos un Ministerio de Innovación cuya ministra cada día se parece más al Holandés Errante. Pero nadie se planteo qué tipo de estrategias debiéramos desplegar en una economía dominada por las pymes y con una baja conciencia del valor del capital intangible. Nos hemos decantado por lo más sencillo: investigación básica, “papers” , eventos “sensibilizadores” y mucha palabrería.
Aunque no lo parezca, soy optimista. No tanto a la luz de los resultados, sino del futuro inmediato. La innovación, tal y como la hemos conocido en las últimas dos décadas, ha llegado a su fin. Sí, sí, no ha leído mal. Es un modelo derivado de un sistema que desaparece. Los desarrollos teóricos y prácticos en torno a la Innovación, el Emprendimiento, la Gestión del Conocimiento y del Talento han tenido de positivo el cuestionamiento de un sistema de relaciones productivas que estaba llegando a su saturación definitiva. Pero nunca se han postulado realmente como los recambios definitivos. Eran llamadas de advertencia y simulaciones controladas que han afectado a un segmento muy específico de las personas y de los procesos y productos. Ahora, llega la hora de elaborar bases de desarrollo para un nuevo sistema y, en ellas, la innovación tendrá su lugar, pero no tal y como ahora la conocemos. La cuestión es si seremos capaces de sacar las conclusiones oportunas y ser capaces de gestionar una estrategia global. El tiempo, como siempre, nos dará la respuesta.

lunes, 7 de febrero de 2011

PRINCESAS DE BARRIO


Individuos que asesinan fríamente a sus compañeras y hasta acaban con los sueños de futuro de sus hijos, violadores de cuerpos y almas, monstruos de feria que arremeten contra el incauto peatón que ha reprobado su conducción, golfos y golfas que medran al amparo de la mediocridad política, tontos de ese lugar donde la espalda pierde su nombre que creen ser algo en su vida por sentarse frente a una cámara de televisión incitados por dudosos profesionales , analfabetos de tres al cuarto convertidos en estrellas mediáticas de un país que no conoce la medida de las cosas, nuevos ricos sin un duro en el bolsillo que sacarían los colores a Rinconete y Cortadillo, estúpidos y estúpidas que agreden a profesores y profesoras por haber causado stress a sus pequeños vástagos repletos de bollería industrial, ministras que se reencarnan en Juana de Arco, ministros que debieran retornar a la escuela elemental, batracios que agreden a médicos y médicas en defensa de sus derechos inalienables en un país donde la gente con sentido común es esclava de eso que llaman políticas sociales, chavalotes y chavalotas que han descubierto que la jodienda sí tiene enmienda gracias a la prevención mal entendida, desechos que te pegan un palo mal dado para levantar un miserable móvil, cuando no un sobado bolso de anciana con dos euros escasos de la pensión compensatoria, un país que se caga en los muertos de los demás porque así lo dice la tradición.
Todo esto y algo más es lo que nos ha traído la modernidad. Pero no desespero cuando me cruzo cada día con el mismo gilipollas que no me da ni las gracias por sostenerle la puerta del bareto matutino mientras me atropella a ritmo de dance o cuando el bodoque de turno se empeña en mostrarme el poderío de su coche de mierda. Y no desespero porque ayer, por pura casualidad, pude contemplar extasiado la primera entrega que la Sexta hacía de algo que llama: Princesas de Barrio. Cuando vi a la Paqui, la Jessi, la Iratxe y la Marta comprendí muchas cosas y alcance un estado de paz interior que no recordaba desde los tiempos de Práxedes Mateo Sagasta. Dicen los entendidos que es un spin – off de otro reality que se regaló la cadena – Mujeres Ricas-. Ni lo se, ni me importa. Sólo se que vi a unas personas intentando ser otras. Decía mi abuela que todos no podemos ser iguales por mucho que lo intentemos. Confirmo la sentencia por aquello del linaje y la amplio. Nunca podremos ser iguales y nunca será malo porque en la diversidad está la esperanza. Pero, cuando algunos intentan ser otros, lo único que se consigue es una tediosa pobreza.
Lo siento.

jueves, 3 de febrero de 2011

¡GLORIA Y LOOR A LA BANCA ESPAÑOLA!


El señor Emilio Botín debe encontrarse sumido en una profunda depresión a la vista de los resultados del Banco Santander en 2010 que se acaban de hacer públicos. Lo cierto es que es no es para menos. La entidad ha visto reducidos sus beneficios un 8´5 % y tan sólo ha conseguido obtener unos beneficios de 8.181 millones de euros.
En cualquier caso, todo tiene su explicación…
Estos resultados se deben, entre otros factores, a la entrada en vigor de la nueva normativa sobre provisiones del Banco de España que han supuesto un total de 472 millones de euros en impacto directo. De no ser por esta aciaga circunstancia, el beneficio hubiera descendido un 3%, índice desgraciado para tan magna entidad, pero asumible al fin y al cabo.
La morosidad de los españolitos es la causa de estos parcos resultados. ¡Sólo 8.181 millones de euros de beneficio! ¡Dónde vamos a parar! Por si esto fuera poco, debemos cargar con la vergüenza de que el 43% de estos beneficios se hayan generado en Latinoamérica y un 38% en mercados externos maduros como Reino Unido, Alemania y Estados Unidos. Sólo el 19% del beneficio tiene su origen en la piel de toro. Se nos debiera caer la cara de vergüenza. No sólo nos hemos aprovechado de la bondad intrínseca de la entidad a la hora de pedir créditos sin probabilidad de devolver sus importes, sino que también, ahora que las cosas no están tan alegres, no llevamos negocio a este ejemplo de patriotismo que pasea la enseña nacional por todo el orbe mundial, incluidos los calzoncillos de Fernando Alonso, rojos , por supuesto. Si no fuera por prohombres como Don Emilio y entidades responsables como este Banco no se dónde iríamos a parar. Quizás a estas alturas nos encontraríamos jugando al julepe con los yemeníes.
España ha sido y es un país de envidias y envidiosos empedernidos. Sólo así se comprende la burda campaña de desprestigio hacia las entidades financieras nacionales, ejemplo de responsabilidad y templanza. ¿Cómo es posible que identifiquemos en estas entidades a los malévolos urdidores de la crisis que nos afecta? No, no y no, cien mil veces ¡NO! El hombre, además de gran consumidor de chocolate en todas sus variedades, es libre por naturaleza. El hombre fue quien decidió hacerse con un pisito acomodado aunque sus posibles no alcanzaran para ello. El hombre fue quien decidió hacerse universal, viajando de acá para allá, tirando de tarjeta y plazos. El hombre, agotado de tanto viaje, fue quien decidió hacerse con una segunda residencia para dejar transcurrir ociosos los meses estivales. El hombre fue quien decidió adquirir dos o tres pantallazos de tecnología led- full hd, dos vehículos, uno para mi y otro para ti, uno, a ser posible, premium. El hombre, en fin, ejerció su libertad sin freno mientras las entidades financieras sufrían viendo el dispendio sin fin que debían sufragar. No lo duden, estos prohombres que dirigen con mano firme el timón de las entidades financieras patrias, se han ganado el cielo, ¡qué digo!, el Cielo, el Walhalla, el Paraíso de vírgenes sin par y la madre que los pario. Todo es poco para estos protomártires.
No digo más nada. Mi admiración me obliga a iniciar una campaña en Facebook, Twitter, Tuenti y Cuarenti con el fin de recaudar fondos para erigir un obelisco conmemorativo como agradecimiento a los Banqueros de España. Es más, debiéramos sustituir el aburrido toro de nuestros cerros y colinas por el egregio perfil de hombres como Botín, González y otros tantos que por paupérrimos sueldos anuales sacrifican su vida en pos del bien común.
¡Gloria y loor a la Banca Española!

martes, 1 de febrero de 2011

EL DULCE ENCANTO DE LA IGNORANCIA


Empecemos por los datos…
• El 31% de los jóvenes españoles abandonan los estudios obligatorios antes de concluirlos. Esta cifra duplica la media europea situada en el 14% y sólo se ve superada por Malta.
• El 51% de los jóvenes que han abandonado sus estudios se encuentra en el paro.
Estas son las últimas cifras que nos llegan con el nuevo año y que confirman una realidad sangrante: el sistema educativo español es simple y llanamente MALO.
Quizás los años de bonanza económica y el boom del ladrillo puedan ofrecer algún consuelo a los políticos a la hora de justificar esta sangría, pero la realidad última es que hemos dejado deteriorarse el sistema educativo de forma progresiva hasta un punto que, más que de reformas, debiéramos pensar en revoluciones. Más aún cuando nuestra actual situación económica reclama reformas estructurales de gran calado y asunción de retos de futuro que pasan por comprometerse con conceptos como productividad, competitividad y externalización. Todo ello necesitará de múltiples esfuerzos a corto y largo plazo. Pero hay algo ineludible: construir un sistema educativo que permita a las futuras generaciones llevar adelante estos planes.
La educación no ofrece demasiado rédito político, sus logros son siempre a medio y largo plazo, perspectiva siempre descartada por los políticos. Pero no carguemos las tintas de forma excesiva sobre este gremio. La educación no garantiza votos, pero esto es algo que tan sólo puede ser achacable a los ciudadanos. ¿Preocupa a los españoles la calidad de la enseñanza? Sinceramente, no. Y esta es la auténtica raíz del problema. Hoy por hoy, este es un país que desprecia el valor de la educación.

¿Consideran los políticos la educación como una de sus prioridades?
¿Es considerada la educación una profesión de prestigio?
¿Se caracteriza el sistema educativo por su carácter práctico?
¿Existen estrechas relaciones entre el mundo de la empresa y la universidad y la formación profesional?

Son sólo algunas de las posibles preguntas y todas ellas encuentran respuesta negativa en un país más preocupado por lo que dice ese señor portugués cada lunes o la última ocurrencia estrafalaria de los analfabetos encerrados en una casa.
Cada país tiene el sistema educativo que se merece porque, de una forma o de otra, es el que ha elegido y con el que se conforma.
Hoy en día, alguien que ha cubierto las etapas educactivas obligatorias y postobligatorias en este país, podría presentar las mismas competencias y conocimientos si hubiera dedicado tres o cuatro años de su vida a prepararse en lugar de veinte. Esto es lo que hay.
Hoy por hoy, se lleva ser ignorante. Puedes llegar hasta a ser tertuliano televisivo o arbitro de la moda y todo ello sin pegar golpe. Efectivamente, ¿qué más queremos?

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