lunes, 31 de octubre de 2011

LOS VASCOS NO SOMOS BINARIOS


La “cuestión vasca” nunca alcanzó el grado de problema, entendiendo por ello aquella situación cuya solución desconocemos pero que puede existir. Durante décadas, la cuestión se enquisto poco a poco en la categoría de molestia, es decir, situación problemática que se padece por la renuncia a buscar su solución.

En estos momentos, pasada la euforia inicial, la situación es de espera. Se ha cubierto escrupulosamente el calendario previsto por todas las partes, pero se trataba de una planificación a corto plazo. La cercanía de las elecciones ha pillado a unos con el paso cambiado, otros lo han empalmado y algunos se encuentran tan desalentados que apenas han rechistado.

De momento, hemos conseguido salir de esa tierra de nadie para situarnos en una encrucijada de caminos perfectamente señalizada, pero con viajeros dispares que aspiran a destinos distintos. Por supuesto, el problema radica en la existencia de un único autobús que no puede multiplicarse. El peligro acecha en la tentación de algunos por discutir quien debe ocupar las plazas preferentes y quien debe viajar en el gallinero. Pero resulta aún mayor si alguno, aprovechando la trifulca, ocupa el asiento del conductor y tira por el camino del medio. Peor todavía si arranca dejando en tierra a la mitad del pasaje.

En esas estamos y difícil se promete la empresa. Hasta ahora, los protagonistas eran varios y la zambra irremediable. Los unos en una esquina, los otros en la otra, algunos en medio y los de siempre yendo y viniendo de una lado a otro. Pero, ahora, la cosa es distinta porque nadie quiere ser protagonista de un final que dicen negociado. Y es que la negociación implica renuncia. El negociador tiene como objetivo conseguir el mayor número posible de los objetivos que persigue su representado, evitando que la otra parte rompa el proceso. Esa y sólo esa es la esencia de una negociación. El señor Rufino Etxeberria es perfectamente consciente de ello y, una de dos, o es más cándido que un tonto con una tiza o se pasa de zorro del Txindoki cuando exclama que todos podemos ser ganadores en este proceso. Aquí va a haber ganadores y perdedores o, si lo prefiere, menos ganadores. Pero, verá, el blanco es blanco porque existe el negro. Los vaqueros buenos se casan con la rubia porque hay vaqueros malos y como dice el cura de mi pueblo, la jodienda no tiene enmienda.

El asunto consiste en ser lo suficientemente hábil para pasar de protagonista a espectador en palco preferente. En otras palabras, lo que hay encima de la mesa son simple y llanamente dos cosa: presos y victimas. O los unos o los otros. Unos pierden y otros ganan. Disfrácese como quieran, pero poco más se puede meter a la hoya. Poco importa lo que ahora digan unos y otros. Se impone el ritual. Al final, habrá que seguir adelante y alguien se quedará en tierra. Aunque la experiencia dice que no serán todos. En otras palabras, un poco de aquí, un poco de allá y todos estaremos contentos. Pero habrá quien se quede entre reja y reja y habrá quien vea venir por la calle abajo al que apretó el gatillo aquella fatídica tarde. Unos y otros son ahora los protagonistas, pero con el guión escrito y un apuntador con muy malas pulgas.

Cuando todo esto ocurra y las aguas parezcan bajar más calmadas, llegará la tormenta. Si estos “chicos, como los inmortalizó el divino Xabier, pueden presumir de algo, es de tercos y obstinados. En otras palabras, tienen muy interiorizado aquello de “dos pasitos adelante, uno atrás”. La CUESTIÓN no va a desaparecer por arte de birlibirloque. Derecho a la autodeterminación le llaman. ¿En qué cabeza cabe? De momento en algunas, aproximadamente un 30% de los vascos la tienen bien atornillada junto a su sistema límbico, nunca mejor dicho lo de que “está en el limbo”. Al parecer, otro 20% se lo está pensando y, quizás, un 15% se dejaría convencer con argumentos lo suficientemente razonables. Y es que argumentos los hay, les guste o no a muchos. Los han estado construyendo firmemente los chicos del PNV desde hace treinta años y, sinceramente, no lo han hecho nada mal. Los indicadores socioeconómicos del País Vasco, Euskadi o Euskal Herria son la envidia del resto de España y sacan los colores a más de uno allende el Ebro. Así que, puestos, ¿para qué necesitamos a España?

Cuando todo esto llegue a ocurrir, mucho me temo que volveremos a encontrarnos en esa disyuntiva entre problema y molestia en la que tan torpes hemos estado en los últimos cincuenta años.

Ojala que no ocurra.

Ojala que, efectivamente, las victimas consientan el sacrificio para que, finalmente, sólo haya pasos adelante.

Ojala que avancemos hacia una forma más adecuada de articulación territorial pese a la catástrofe que pueda suponer para los dos partidos mayoritarios.

Ojala que la paz contamine de muerte a la violencia.

El principal enemigo de los vascos somos los propios vascos. Nunca hemos sido binarios. No aceptamos ni el 1 ni el 0, pero tenemos que aprender el verdadero significado del 2, el 3, el 33 y el 489.567.

sábado, 29 de octubre de 2011

LA RED EN LA RED


Quizás la amistad sea una de las pocas cosas que no fluctúa al capricho de los mercados en estos tiempos. Pero si además, esta amistad ha surgido en el contexto virtual de la Red, el hecho es casi prodigioso.

“Dios los cría y ellos se juntan” dice el romancero gitano. “La red los acoge y ellos se buscan la vida” debería afirmar el códex internauta. Es un fenómeno espontáneo, tan natural que apenas si es perceptible para sus protagonistas. La Red acaba poniendo a todos en su sitio.

¿Se han preguntado cuántos blogs existen?

Seguro que existe constancia. Una cifra que aumenta a cada segundo. Todo aumenta a cada segundo, nacimientos, violaciones, bosques deforestados, nuevos adeptos de la Iglesia de Ultimo día antes del Penúltimo y suma y sigue.

Cada vez que nace un blog, nace una idea y una emoción. Algunos apenas duran minutos, otros se convierten en un monstruo que hay que alimentar obligatoriamente cada día. Los hay que se transforman en refugio freudiano aunque también existen los que se utilizan como vertedero de los instintos más bajos. Existen los blogs apasionados, aquellos que son técnicamente frígidos, los impenitentes y los indecentes. Los hay idealistas, materialistas, rojos, verdes y del color del agua en la Luna. Algunos encierran secretos, otros construyen mentiras, estos difaman, aquellos alaban. Pero, sean como sean, detrás de cada uno de ellos, respira un intento, un deseo contenido, un sueño perdido, un tesoro encontrado, una lagrima pura, un beso intentado.

Un blog es un grafiti con puntos y comas

También los hay con alma y carcoma

Universo, expresado con dedos y teclas

Nubes y ondas

La Red ancha y lejana

Aunque no lo parezca, hoy mi post está dedicado a la amistad…

La Red acaba poniendo a todos en su sitio. De una forma o de otra, acabamos encontrando nuestra red en la red, el lugar donde reunirnos quienes vemos el mundo amarillo o naranja, esquinado o virado, por la izquierda o derecha, de abajo a arriba o simplemente en medio. Y, poco a poco, surge ese roce que, pese a la distancia, acaba en amistad por correspondencia inmediata, post y comentario, enlace y sugerencia.

Hoy mi post está dedicado a todos mis amigos en la red de la Red. Sería interminable citarlos a todos, pero déjenme recomendarles algunos…

SOUL BUSINESS Y THINKING SOULS son los blogs de FERNÁNDO LÓPEZ, viajero incansable y alma creativa en constante movimiento. Positivo por naturaleza, optimista bien informado y ferviente minero de la verdad.

trueQe MaS, sensible, observadora, divertidamente irónica, pura sonrisa, profunda. No se la pierdan.

La Inteligencia de las Emociones el hogar de JOSEP JULIÁN, emoción en estado puro, escritor por naturaleza y, sobre todo, un hombre bueno.

Red10, JAVIER RODRÍGUEZ, alguien que entiende la vida como pocas veces he visto, negándose a renunciar al niño que fue. El hombre que nos alegra los lunes y nos enternece los viernes.

enREDando el blog de ALBERTO BLANCO. Red en la Red, pero en primera persona.

La mirada de cristal, nuestra memoria, pragmática y soñadora, delicada y resistente, CRISTAL de Murano.

Gestión Global de ASTRID MOIX, una catalana de la Ciudad de los Prodigios en la Ciudad de lo Posible, multicolor, diversidad en bruto, cercana en la distancia, ¡toda una dama!

El economista asimétrico, el templo del saber económico de mi entrañable amigo PAZOS, gallego por definición y pasión, finanzas con alma.

Conversaciones sobre Desarrollo y Equipos de ALBERTO BARBERO, creyente del poder de las personas.

Ciudadana del Mundo, nuestra incansable viajera Katy, quizás la persona más afortunada desde la aparición de la fotografía digital. Sentido común y una curiosidad que nunca acaba.

Echarunremiendu, mi amiga Irene, mi segunda casa Asturias, Diseño y Sensibilidad.

Optima Infinito, el caudal incontenible de JOSE MANUEL BOLÍVAR.

Al Pie de Cien Montañas, FRAN ROJO desde los bosques del Narcea, incansable.

jueves, 27 de octubre de 2011

TRAMA, NUDO Y DESENLACE


A estas alturas, no resulta difícil comprender la trama, pero es complejo explicar el nudo y, más aún, adelantar el desenlace. Pese a todo, la “crisis de España” continua siendo objeto de análisis, discusión, autopsia y predicción de Vigo a Algeciras pasando por Soria y Guadalajara. Poco más hay que explicar que no se sepa ya, aparte de lo mucho que se quiere ocultar. Sin embargo, la complejidad casi siempre resulta fruto de la incomprensión o, al menos, es expresión de ausencia de voluntad para afrontar los hechos y encarar retos y soluciones cuando no de la simple impotencia y resignación.

En todos los acercamientos al fenómeno, se echa en falta un análisis elemental, fundamentado, no tanto en los hechos, sino más bien en las causas. No quiere decir esto que se hayan obviado, pero sí centrado de forma abusiva en aquellas que resultan más superficiales. En otras palabras, necesitamos una reflexión en torno a la categorización de las causas que nos han conducido a este laberinto. Sólo así podremos tomar decisiones de futuro acertadas que nos permitan evitar recaídas endémicas. De poco serviría que mañana, por arte de magia o de la divina providencia, asistiéramos a una reactivación general que nos situara, de nuevo, en el camino del crecimiento y la prosperidad sin antes haber resuelto nuestras deudas históricas. Sería cuestión de tiempo volver a las andadas.

Una ráfaga de viento huracanado podría provocar un ligero temblor en una estructura, pero nunca conseguiría tirarla abajo, a no ser claro que la podredumbre se hubiera apoderado de ella en un largo proceso anterior. Sin embargo, cuando ocurre, recurrimos a la ráfaga de viento en esa reacción inevitable que se produce por efecto del binomio acción – reacción.

Desligar la actual situación económica de España de los sucesos desencadenados a partir de la debacle financiera norteamericana sería absurdo. Pero resulta igual de esperpéntico intentar escabullir el bulto amparándose en un fenómeno global. España hubiera llegado al abismo con o sin crisis general. Tan sólo se han abreviado los tiempos.

De igual forma, centrarse en la burbuja inmobiliaria como principal culpable de todos nuestros males resulta un error de bulto, cuando no una miopía intencionada. El descalabro del ladrillo ha sido una de las últimas gotas que han colmado el vaso, pero debemos centrarnos en el goteo que ha conseguido llenarlo.

En otras palabras, un fenómeno complejo siempre encierra dos tipos de causas, genéricas y específicas. Estas últimas, siempre resultan más visibles y evidentes. Sin embargo, rara vez explican de forma convincente el suceso. Mucho ruido y pocas nueces. Si usted pregunta a un ciudadano medianamente instruido cuál fue la causa de la Primera Guerra Mundial, tiene muchas posibilidades de que la respuesta haga referencia a “un asesinato de un príncipe o algo así en Sarajevo”. La gota que colma el vaso, mucho ruido y pocas nueces. Pero, a poco que profundicemos, llegaremos a la conclusión de que semejante desastre no pudo estar ocasionado por un magnicidio, a no ser claro que afirmemos la ausencia total de inteligencia de todo un continente. Apaga y vámonos.

Algo similar está ocurriendo con el estado de las cosas en España. Primero recurrimos a la gota ajena, la crisis global, después nos refugiamos en la bondad justificativa de la especulación inmobiliaria, pasamos por la consabida culpabilidad del banquero golfante para acabar amparándonos en la deriva continental. Mientras tanto, el oxido continua extendiéndose lenta y silenciosamente por el conjunto de la estructura. La última ráfaga de viento la ha tumbado. Procederemos a apuntalar el conjunto, pero en el futuro, no será necesario un temporal para echarla definitivamente abajo.

Las causas específicas no deben descartarse, casi siempre guían la primera toma de decisiones y las acciones que la acompañan. Acción – Reacción. Pero, después de este impulso inicial, es necesaria y urgente una reflexión más profunda que nos lleve a profundizar en el análisis y comprensión del fenómeno hasta llegar a descubrir sus causas últimas. Las causas genéricas nunca han sido populares. Rara vez son claramente visualizables, operan por igual en episodios críticos como en momentos de bonanza y estabilidad. Son el oxido que trabaja de forma silenciosa, pero incansable.

En el caso particular de España, la identificación de las causas genéricas no es el problema. La cuestión radica en reconocerlas y asumirlas, paso obligado antes de intentar reconducirlas. Y en ello llevamos una eternidad. Algunas de ellas son tan viejas y conocidas que se han acabado convirtiendo en un tópico nacional. Pero los tópicos son, entre otras cosas, una conocida estrategia para escabullir el bulto, una vez más. Son nuestros pecados mortales más íntimos, aquellos que nos cuesta confesar recurriendo a los veniales para pasar el tramite en busca de la absolución. Enumerarlos no resulta complejo, explicarlos tampoco aunque se necesita espacio y tiempo. Quizás en otro momento y ocasión. No se dejen engañar por los tópicos y los lugares comunes. Son reales y los verdaderos culpables aunque rara vez son juzgados por su magnitud. Si robas un melón, acabarás entre rejas. Si robas mil melones, es difícil que te ocurra algo. En cualquier caso, aquí están…

· LA COMPLEJIDAD DE ESPAÑA

Es preferible no pensar en ella, pero ahí sigue. La Transición, la Democracia, la España de las Autonomías, La Monarquía y el Consenso nos permitieron salir adelante treinta años atrás y merece su reconocimiento. Pero, hoy en día, es un lastre de difícil digestión. Tarde o temprano deberemos afrontar la realidad, la compleja realidad. Un estado centralista no conduce a ninguna parte, independencias calculadas nos dirigen al abismo, pero la actual estructura autonómica es inviable.

· LA EDUCACIÓN

Un tópico político, una evidencia negada, una de nuestras mayores deudas. No es necesario recurrir a informes estadísticos continentales, ni a tops de excelencia universitaria. En este país la Educación ha sido y es un puro tramite. Se enseña a conocer y se arrincona el pensar. Se clama por la igualdad y la comprensividad mientras se condena a la mediocridad. Sin Educación para el Futuro no hay porvenir y en este país educamos como en el pasado para apurar el presente.

· LA MORAL

El derecho a una prestación por desempleo tiene como contrapartida el deber de ser el mejor en tu trabajo. El derecho a opinar tiene como contrapartida el deber de respetar. El derecho a divertirse tiene como contrapartida el deber de dejar dormir al prójimo. El derecho a informar tiene como contrapartida el deber de no manipular.

Los derechos sin deberes nos conducen a la ausencia total de inteligencia. Nos diluyen como sociedad. Nos degradan como personas libres pero no responsables de nuestros actos. Nos convierten en victimas de la manipulación y el adormecimiento. Nos han comprado con la libertad para convertirnos en esclavos de la mediocridad.

Estas y no otras son las causas genéricas que nos resulta difícil asumir. Llevan ahí mucho tiempo, tanto que han acabado por convertirse en molestias soportables antes que en problemas que puedan enfrentarse.

Con toda seguridad, echarán en falta a políticos y banqueros. No me he olvidado de ellos. Pero no son causa, sino agentes aceleradores de la corrosión y el desplome y, como tales, se les debe pedir responsabilidades sin caer en la trampa de declararles simplemente culpables. No han hecho otra cosa que precipitar el desenlace aunque han aumentado su pecado aduciendo ignorancia.

· LOS POLÍTICOS

Treinta años atrás, España recuperó la actividad política en un contexto de democracia efectiva. Debemos felicitarnos por ello, pero debiéramos dejar de justificarnos con ello. Las corruptelas existen, pero no son el mayor de los problemas. Los partidos políticos han acabado convirtiéndose en estructuras endogámicas que anteponen la llegada al poder y su continuidad a cualquier otra cosa. No se han desprofesionalizado, más bien no han acabado de adquirir un rigor profesional mínimo. Iniciaron el camino de la dependencia financiera con el error fatal de Felipe González y el referéndum de la OTAN y jamás han conseguido dar macha atrás en un proceso que los ha limitado y condenado. Se felicitan de un turnismo que garantiza estabilidad cuando, en realidad, asegura continuidad.

· LA ESTRUCTURA FINANCIERA

Este país ha tenido el modelo económico que los bancos han decidido. El Club de los Siete tembló ante fenómenos ajenos como Sánchez Asiaín, contempló atónito el monopoly de Conde y acabó sucumbiendo al hosco management de Botín. La historia de la banca en este país es un folletín por entregas amargo de digerir, pero que deja entrever un caciquismo económico que nos ha acabado conduciendo a este callejón sin salida.

Vivimos tiempos de Frontera.

La Frontera es el lugar donde todo está hecho y todo está por crear. Un lugar que tan sólo se alcanza después de triunfar y que sólo exige volver a soñar, imaginar, idear y crear.
Las creencias, los estados, las culturas, los sistemas económicos, todo aquello que tienen a las personas como protagonistas han nacido en una frontera e inevitablemente tienen que volver a ella. Cuando esto ocurre, la incertidumbre se impone por encima de las seguridades forjadas durante años. Muchos son los que reaccionan negando la evidencia. Muchos más se sienten desorientados y paralizados. Pero, siempre surgen los fronterizos, personas que traspasan la línea que esconde el horizonte buscando nuevas respuestas y, por encima de todo, un futuro posible.

Ser pesimista en los tiempos que corren no conduce a nada, pero ser optimista por el artículo treinta y tres resulta simplemente suicida. Voluntarismo, posibilismo y un profundo sentido crítico, pero responsable es lo que necesitamos. La indignación es una acción – reacción más. No podemos quedarnos en ella.

Es más que posible que necesitemos nuevos partidos políticos, nuevas estructuras de articulación territorial, nuevos paradigmas sociales, una gran renovación educativa, una profunda regeneración moral y una seria reflexión sobre cómo queremos vivir juntos en el futuro. Un camino largo y repleto de sufrimiento y sacrificios, pero una tarea posible.

La disyuntiva es simple. Nos atrevemos a afrontar nuestro pasado y convertirlo en oportunidad de futuro o dejamos que nuestros hijos se encuentren en la misma encrucijada cuando nosotros seamos simples recuerdos.

Conocemos el nudo, padecemos la trama, luchemos por el desenlace.

martes, 25 de octubre de 2011

MAMA, QUIERO SER POLÍTICO


Hace unos días, mi amiga Lydia dejó un comentario en mi post SANAR PARA MAÑANA en el que señalaba la contratación de Carod Rovira como asesor de un hospital catalán con un sueldo de 6000 euros al mes. De forma más concreta, el hospital es el de Santa Tecla de Tarragona y, en estos momentos, es difícil confirmar si se ha producido dicha contratación o, por el contrario, se ha desistido ante la ola de indignación popular que se ha desatado.

Dicen que las universidades son templos del saber, pero, a la vista de los hechos, existen otros lugares donde cualquier mortal puede aspirar a sabio en cuestión de meses. Estas nuevas catedrales de la sabiduría no son otros que ministerios, consejerías autonómicas, diputaciones y ayuntamientos, es decir, el hogar natural de esos señores y señoras que llamamos políticos.

Dice la teoría que los políticos son aquellas gentes mejor preparadas para representarnos. A la vista de los hechos, parece que habrá que proceder a revisar el cuerpo teórico. Los políticos son aquellas personas que, por sus habilidades naturales, son capaces de adquirir una ingente cantidad de conocimientos técnicos y científicos residiendo durante breves espacios de tiempo en los lugares citados.

El señor Carod Rovira, enseñante de lenguas vernáculas en la Imperial Tarraco, ha adquirido, durante los años de ejercicio político en la Generalitat, los conocimientos y capacidad para asesorar profesionalmente a un hospital. Poco importa si finalmente ha sido o no contratado. La intención era esa y, en consecuencia, la capacidad se le presuponía. Howard Gardner merece todos mis respetos desde hace décadas, pero ahora veo que se le había pasado un tipo de inteligencia peculiar: la inteligencia del político avieso. En cualquier caso, bien merecido tiene el Príncipe de Asturias que acaba de recibir.

La inefable Celia Villalobos, licenciada en Derecho, comandó la nave de la sanidad española con tacón firme y decidido. Trinidad Jiménez, licenciada también en Derecho, no fue menos al frente del citado ministerio hasta su traslado al de Asuntos Exteriores. Al parecer, estudiar Derecho estimula las neuronas hasta grado sumo, proporcionando un ramillete de capacidades sin límite ante cualquier reto que se presente.

¿Recuerdan a los “Ministros sin cartera”? Pues también disfrutamos de “Ministros sin carrera”. El señor Blanco, ministro de Fomento, se quedó en el bachillerato. Celestino Corbacho se presenta como “profesional del comercio” y el defenestrado Montilla intentó Económicas y Derecho pero se le resistieron. Y luego nos hablan del Sueño Americano. ¡Donde esté el Sueño de Aranjuez que se quite lo bailao! No cabe duda de que semejante milagro es una muestra más de igualdad, fraternidad y libertad, pero me pregunto también sino será un peligroso mensaje en un país que presenta índices de abandono escolar algo más que preocupantes. El gobierno de los mejores.

Pero no crean, este milagro de los panes y los peces también tiene sus puntos débiles. Algún fenómeno paranormal debe ocurrir para que el paso por la política no otorgue a todos los mismos frutos. Jose Luis Rodríguez Zapatero es incapaz de sostener con cierta holgura una conversación en la lengua de Shakespeare aunque sabe un poco de francés a cambio. Don Mariano confiesa sin pudor que de ingles ni papa, pero que Don Jose María tampoco lo sabía y se hizo una foto con Bush & Blair. Además, ¿para qué están los traductores coño? Curiosamente, los profesionales de antes parecían mejor preparados. Don Manuel hablaba siete idiomas con fluidez y el Honorable Pujol dominaba cinco lenguas. Pero, ya se sabe, los tiempos cambian sin necesidad de que Dylan nos lo cante.

En definitiva, he llegado a la conclusión de que, si quiero ser alguien en esta vida, tengo dos opciones:

A. Intentar ser adoptado por la Duquesa que parece que quiere un niño crecidito.

B. Hacerme político, profesional, por supuesto.

Deberé pensarlo con detenimiento.

domingo, 23 de octubre de 2011

EL RELATO VASCO


Fuimos el pueblo que bailaba en las montañas.

El recuerdo sucede al dolor. El olvido es el recuerdo interrumpido que se torna momentáneamente sentimiento culpable hasta que la rendición ante la vida inexorablemente se impone.

El “relato”, como dicen en llamar a la verdad desnuda, se construirá veinte o treinta años después de que todos los que hemos vivido esta tierra desgarrada hayamos muerto. Hasta que ese momento llegue, oportunismo, autoengaño, soberbia, mezquindad y destellos de humanidad.

Victimas y presos, lobos y corderos, dolor y rabia contenida ante lo lógica impuesta, la necesidad del momento, el bien de todos, el dolor de algunos.

No existe el laberinto, ni tan siquiera el péndulo. Tan sólo la locura, la ceguera y el pretérito compartido en una tierra quebrada.

No fuimos cobardes, ni valientes, ni tan siquiera insensibles. Fuimos victimas de la soberbia de uno, la intolerancia de otro, la ignorancia de este, la ingenuidad de ese, la locura de aquel.

Somos el pueblo que bailaba en las montañas, descendimos a los valles para perdernos en las sombras, nos asomamos al abismo sin apenas reconocernos, volveremos a las cumbres para encontrar nuestro destino.

No habrá vencedores, ni vencidos, el recuerdo es el olvido interrumpido.

¡ASPALDIKO!

viernes, 21 de octubre de 2011

BAI, BAINA...


Hace algunas semanas, cerraba uno de mis post describiendo la cara de póker que un conocido miembro de la izquierda abertzale puso cuando le pregunte: “¿Si mañana Euskal Herria amaneciera independiente, en qué habría cambiado mi vida?”

Hoy, 21 de octubre de 2011, Euskadi, el País Vasco, Euskal Herria ha amanecido tranquila, los vascos o “vascos y vascas, como se prefiera, han encarado la jornada como otro día más. La pregunta es obligada:

¿Qué ha cambiado en nuestras vidas?

Es más, la pregunta directa se la hago a los activistas de ETA, cachorros, simpatizantes y gentes de la izquierda abertzale:

¿Qué ha cambiado en sus vidas?

Ellos sabrán cuál es la respuesta, pero, sea cuál sea, la siguiente pregunta es:

¿Ha merecido la pena?

La vida ha comenzado a cambiar para jueces, empresarios, alcaldes, concejales, policías, escoltas y todos aquellos que, cada mañana, se levantaban preguntándose si habría llegado su hora.

La vida resulta hoy más incompresible todavía para los familiares de las 858 victimas que nos hemos dejado por el camino. Si hasta ayer se formulaban preguntas sin respuesta, hoy son preguntas simplemente insoportables.

No niego que hoy es un día “especial”, pero no puedo decir que sea feliz y, menos aún, pensar que todo ha acabado…

BAI, BAINA…

Su traducción literal sería: “Sí, pero…”

Y esto es lo que nos queda por delante, BAI, BAINA…SÍ, PERO…

Son los peros de Hipercor, los peros de Miguel Ángel Blanco, Ernest Lluch, Fernando Buesa, Francisco Tomás y Valiente, Jose María Korta, Joseba Pagazaurtundua, Jose María Lidón. Pero también son los peros de Antonio Ferreiro González, Hortensia González Ruiz, Alejandro Hernández Cuesta y cientos de nombres y apellidos anónimos que cometieron un solo crimen: encontrarse allí en aquel momento.

Ayer fue el día en que comenzaron a desaparecer los por qués, hoy es el día que surgen los peros…

De hecho, ayer ya hizo acto de presencia un primer pero que a muchos les ha pasado desapercibido. En el cuarto párrafo de la declaración de ETA se puede leer:

“ No ha sido un camino fácil. La crudeza de la lucha se ha llevado a muchas compañeras y compañeros para siempre. Otros están sufriendo la cárcel o el exilio. Para ellos y ellas nuestro reconocimiento y más sentido homenaje.”

Para las victimas hoy es un día sin noticias de Dios.

Para las potenciales victimas es un día de esperanza.

Para los políticos es el comienzo de un largo y tortuoso camino.

Para los ciudadanos españoles es un día feliz.

Para los vascos, amargos recuerdos y sueños.

BAI, BAINA



jueves, 20 de octubre de 2011

SIN NOTICIAS DE MR. MARSHALL


Ayer noche visione con cierto retraso Inside Job, el documental de Charles Ferguson sobre la crisis financiera de 2008 que ha acabado derivando en una pesadilla planetaria. El film en sí mismo no va más allá de una crónica de sucesos hábilmente estructurada, pero debo confesar que me sumió en un estado de estupor que todavía persiste.

Esta mañana, al levantarme, todavía rondaba por mi cabeza el cinismo de Hubbard, la asombrosa interpretación de Minsk en su papel de zombi autista, la complacencia indecente de Feldstein, el aura oscura de Paulson y la sombra fatalista de Greenspan, todos ellos bailando en torno a Friedman al son de la cumbia Reaganomics.

Mientras tomaba mi acostumbrado café, me ha venido a la cabeza el inefable Berlanga y no he podido resistir la tentación de intentar un mix Inside Job – Bienvenido Mr. Marshall.

Si hay una palabra íntimamente ligada a Estados Unidos, sin duda esta es “sueños”. Sueño Americano, Patria de los Valientes, Tierra de los Libres, Oportunidad, Libertad…Hasta tal punto se encuentra el término imbricado en la genética de este pueblo que han dedicado toda una industria a su mimo y cultivo. Pero, no nos engañemos, Hollywood es el confesionario norteamericano. Allí donde uno acude con sus más oscuros presentimientos y sale liberado sin penitencia alguna. Inside Job tampoco se libra de este fatal destino. Es sencillo pecar. Pero aún más fácil resulta ser crítico sin contrición.

Si hay una realidad íntimamente ligada a Estados Unidos, sin duda esta es “extremos”. Ricos y pobres, candor y malicia, ignorancia y genialidad…Hollywood reproduce fielmente el patrón. Los buenos son muy buenos, mientras que los malos son tremendamente malos, indios y vaqueros, bravos marines y malvados vietcong, hoscos soviéticos y sacrificados agentes de la libertad, sucios iraquíes y heroicos muchachos de Idaho. Quizás haya policías corruptos aunque el bien siempre acaba triunfando. Pero, cuando las luces se apagan y los espectadores se alejan, tan sólo queda un triste escenario de cartón piedra. El cartón de los derivados tóxicos y la piedra sobre la que lloran aquellos que creyeron ser parte del American Dream.

Han pasado ya dos años desde aquel fatídico 15 de septiembre de 2008. La secuencia de los acontecimientos desencadenados a partir de la reunión de Liberty Street ha sido narrada cientos de veces y no necesita más explicación. Pero aquella tarde, Henry Paulson y Timothy Geithner protagonizaron el mayor error de calculo de la historia de Estados Unidos. Lo que sigue es historia, una vieja historia…Dos años después, nadie, absolutamente nadie, ha sido inculpado, apenas si se han investigado los hechos anteriores a aquella tarde, la desregulación continua siendo un hecho, Wall Street entona, una vez más, la vieja canción: “hemos aprendido, no volverá a ocurrir” mientras recarga sus baterías y vuelve a sus calculadas rutinas, la gran promesa Obama acoge a toda la banda del 2008 en su equipo económico mientras las barras y estrellas ondean al sol. No podía ser de otro modo.

Es la Tierra de los Sueños, pero también es la factoría de las peores pesadillas hechas realidad. Mr. Marshall pasa de largo ante la atónita mirada de Pepe Isbert, Manolo Morán y Lolita Sevilla. Pero, contemplado con perspectiva, quizás fue lo mejor que pudo ocurrir.

Dicen los marineros gallegos que las tormentas llegan desde el Atlántico. Las peores pesadillas también.

martes, 18 de octubre de 2011

INDIGNADOS,MARSELLESAS, PERROFLAUTAS Y MI TÍA LA DEL PUEBLO


Ayer contemplaba asombrado un reportaje sobre la presentación del último libro de un conocido director de un conocido periódico que, por cierto, ni he leído, ni creo que lo haga, no por el autor sino por la temática que aborda. En cualquier caso, el libro es lo de menos. Mi asombro llegaba del cumulo de “personalidades políticas” allí reunidas. Prácticamente, la totalidad de las planas mayores de los partidos con relevancia de Betanzos a Algeciras, pasando por Guadalajara y merendando en Villa Ratones. ¡Es el poder de los medios amigo mío! No vayas y prepárate la que te organizan. Ahí estaban los moros y cristianos, mirándose los zapatos por no hablar del tiempo y riendo las gracias a la señora del interfecto autor, vestida de marsellesa venida a menos.

Pero, vayamos al grano. ¿Han caído en la cuenta del tratamiento que vienen haciendo los principales medios de comunicación de este país del Movimiento de los Indignados? La palabra es “EXQUISITO” o, si lo prefieren, “EXQUISITAMENTE INDIFERENTE”. Abordan el asunto como si de una crónica de sucesos se tratara, tararí, tarara, vamos a otra cosa Manolete. ¿La voz de su amo o el amo de la voz?

La auténtica indignación debiera venir de la indiferencia, descarada y burlesca, que los políticos de este país están mostrando ante un estado emocional creciente. Ni unos, ni otros, ni los de aquí, ni los de para allá. Silencio sepulcral, como mucho una ligera comprensión paternal, cuando no una artera interpretación de un fenómeno que, por espontáneo, está sujeto a los peligros de la contaminación de grupúsculos organizados o de majaderos perro flautas que se apuntan hasta a una romería en Mongolia, exterior, por supuesto.

Pero, ¿qué se podía esperar? Donde no hay mata, no hay patata que decía mi tía la del pueblo. No miren ni a la derecha, ni a la izquierda y menos al centro. No hay reacción porque no hay propósito de la enmienda, pero también porque no hay lo que hay que tener, es decir valentía, sentido de la responsabilidad, liderazgo y, hasta si quieren, una mínima vergüenza profesional. Rajoy está, más o menos excusado, pero sólo de momento. Ya sabemos que va a arrollar y se va a quitar de encima el complejo de Sísifo que casi acaba con él. Pero, cuando llegue, no le quedará más remedio que decidir: seguir igual, cambiar para que no cambie nada o atreverse a proponer retos y sueños. El candidato Rubalcaba no tiene excusa. Lo suyo es de juzgado de guardia porque pocas veces se presenta una ocasión de retar al futuro fatalista como la que tiene de aquí a un mes. Déjese de arremeter como un toro de feria de pueblo menor. Déjese de hacer propuestas que parecen surgidas de un brainstorming con una ignota tribu de Nueva Guinea, Papua, por supuesto. Yo que usted, recuperaría mi dignidad y afrontaría el desafío bajo la máxima de que el “error es el camino hacia el éxito”. Retaría a dignarnos de nuevo. Este país sólo reacciona cuando se le presentan retos casi imposibles, repase la historia, amigo mío. Las buenas maneras, los tonos pausados y todas esas cosas que usted tan bien controla no le van a llevar a ningún sitio. Deje de hacer de profesor, ya tuvieron uno y se les atragantó, ahora se consuelan con el maestro ciruela. Si hace lo de siempre, llegará donde siempre. Aunque, vaya usted a saber, igual ese es el ignoto objetivo. Si lo de Don Mariano era de Sísifo, lo de usted, por lo menos de Hércules y es que el partido es el partido, ¿a qué sí Don Alfredo? Pero, esa es la que le queda.

Los blogs son como los grafitis, pero con puntos y comas. Son el eco de lo que ocurre ahí afuera y, además, gratis. ¡Qué más quiere!

Los lideres nacen con las oportunidades y esta es de esas que se presentan una vez cada cien años. ¿Tiene madera de líder o es lo mejor que han podido encontrar?

domingo, 16 de octubre de 2011

¿INDIGNADOS?


Dicen que los “indignados” son sospechosos aunque no se muy bien de qué. En todo caso son CULPABLES y, aunque es muy respetable su indignación, tendrá que llegar la hora de asumir su culpabilidad y actuar en consecuencia. Si les sirve de consuelo, puedo decirles, sin temor a equivocarme, que son tan culpables como los “dignados” por llamar de alguna manera a todos aquellos que contemplan las manifestaciones y acampadas desde la comodidad del sofá. Todos somos culpables, aquí no se salva ni el tato. Aunque también es cierto que todavía existen clases en esto de la culpabilidad. Por un lado tenemos a los culpables por omisión que somos, más o menos, el 98% de la población de este país y, por otro, contamos con los inapreciables culpables por comisión que rondarán el 2%.

Entre estos últimos se encuentran los conocidos golfos y maleantes camuflados en una sufrida clase empresarial, pero también los políticos corruptos que no son necesariamente de Nápoles o la Apulia. Sin embargo, existen culpables por comisión flagrante que, lejos de admitirlo, continúan ejerciendo de pilares del orden y el sentido común en este pobre país. Sí, efectivamente, me refiero a los políticos profesionales, encabezados por los lideres de los principales partidos, añadan el adjetivo “democrático” si ustedes se quedan más tranquilos. La culpabilidad del “pelotari del ladrillo” no es justificable, pero entra dentro de lo previsible, dada la extraña naturaleza humana y lo mismo podemos decir del político corrupto. Sin embargo, el político profesional lo es, como su mismo nombre indica, porque ha decidido dedicarse en cuerpo y alma a una sacrificada profesión que es, no servir a los demás, pero sí protegerlos y cuidar de ellos como si de sus propios vástagos se tratara. No lo ha hecho y en ello radica su pecado, pero no de omisión aunque aparentemente lo parezca, sino de comisión flagrante al infringir la más sacrosanta de sus obligaciones y es aún más culpable, si cabe, por no reconocer su falta y continuar reincidiendo en ella.

Lógicamente, la indignación es la primera reacción ante semejante delito, pero quedarse en ese estado emocional, además de ser un acto inútil, recordaría a las beatas de misa y rosario que miran con displicencia y lejanía al tullido que mendiga a las puertas del templo. Pero reclamar “reacción” tampoco es la vía adecuada y hasta puede resultar mortal en sí misma como opción de ventajistas profesionales que haberlos los hay al acecho. ¿Qué hacer?

Asumir nuestra culpa por omisión ya sería un avance nada menospreciable y hasta un bofetón aplastante a esos políticos que se disponen a perpetuar su delito en las urnas. Ejercer de votantes tránsfugas no nos va a llevar a ningún sitio. Mantenernos en nuestras posiciones partidistas poco nos va a aportar más allá del momentáneo sabor de la victoria. Refugiarnos en grupúsculos marginales es lo mismo que pasearse por la India en viaje organizado y retornar con rostro compungido hablando de la pobreza y la suciedad. Votar en blanco es como escalar el K2 para hacerse la foto que lucirá en el saloncito del adosado. Finalmente, abstenerse es lo más macabro y gilipollas que se me puede ocurrir en una situación como esta. ¿Entonces?

Sólo existe una salida: acudir a las urnas. Pero hacerlo no como indignado, sino como “ciudadano responsable”. ¿Qué es eso?

Aquello que debiéramos haber sido en los últimos veinte años desde que el señor Felipe González recobró esa vieja afición patria que es “el turnismo”. No se es responsable por el hecho de acudir a las urnas. La responsabilidad comienza el día después, vigilando y exigiendo, demostrando que esto no es una democracia secuestrada bajo el amparo de otorgar a los tontos derecho al pataleo una vez cada cuatro años. El burro aprende pronto que pararse a disfrutar de la hierba cuando la labor aprieta no va más allá de un improperio y acabará llegando el día que se niegue a abandonar el corral.

Dice la teoría que el político es “nuestro representante”. Reflexionemos sobre cómo hemos permitido que nos represente, pero saquemos conclusiones y anunciemos que hasta aquí hemos llegado. Si así lo desean, pueden volver a intentar ser políticos, pero es su última oportunidad. Esto sí podemos decirlo alto y claro y para ello no hace falta ser de derechas, ni de izquierdas, ni okupa, ni beato, andaluz o catalán. Basta con percibir que la indignación consiste en ser consciente de que se ha perdido la dignidad y que lo primero que hay que hacer es recuperarla.

viernes, 14 de octubre de 2011

RESPONSABILIDAD


Existen muchas leyendas, urbanas y rurales, en torno al óbito, pero el actuario oficial declara que fue en la madrugada del 20 de noviembre de 1975 cuando el general descendió a los infiernos después de que pocas horas antes Nenuca – que es como el espadón llamaba a su hija Carmen en la intimidad- pidiera al equipo médico que se desconectara el soporte vital que durante más de un mes había prolongado innecesariamente la vida de su padre: llegó a la historia de este país provocando sufrimiento y se despidió de ella pagando por anticipado. Transcurrían los últimos meses de un año maldito que quizás muchos hayan olvidado, pero que estuvo a punto de devolvernos a nuestras peores pesadillas.

Parecía que los españoles habían dejado atrás las penurias de postguerra y el enconado empeño en la autarquía económica. Los efectos del Plan de Estabilización de 1956 permitieron un crecimiento continuado a lo largo de los sesenta, pero la Crisis del Petróleo del 73 supuso también el inicio de una recesión que se prolongó hasta bien entrados los ochenta. Cuando parecía que por fin íbamos a ser europeos, ricos y modernos, todo se nos vino abajo. La primavera de 1975 comenzó a anunciar el otoño caliente que estaba a punto de estallar con un país que ya no daba más de sí económicamente hablando. La debilidad atrajo a los carroñeros y los atentados etarras se recrudecieron buscando la famosa estrategia de acción – reacción. Una vez más, Madrid picó el anzuelo y el fantasmagórico Arias Navarro respondió con la aprobación en agosto de una ley terrorista que convertía en sospechoso de subversivo a medio país, mientras que el otro medio era objeto de detenciones masivas. El viernes 26 de septiembre, el Consejo de Ministros confirma la condena a muerte de tres miembros del FRAP y dos de ETA. Las reacciones internacionales en contra y la presión desde el propio entorno del general no sirvieron de nada. No hubo clemencia. Por si esto fuera poco, Hassán II, el eterno chantajista y hábil oportunista, inició la Marcha Verde reclamando el Sahara. “Hay que marcharse de allí al instante; al galope si es necesario” fue la orden que el general bramó en el consejo de ministros del 17 de octubre. No hubo remordimientos.

Las doce campanadas de la noche del 31 de diciembre fueron dispares. Para unos suponían el inició de una nueva etapa de libertad, para otros el reto de hacer que nada cambiara iba a marcar su vida en los próximos tres años, había quienes maquinaban cómo cambiarlo todo sin apenas hacer nada, algunos creían llegado su momento aunque pronto llegaría su desencanto y había quienes tan sólo sentían miedo aunque confiaban en que el nuevo año sería mejor. Pero 1976 no llegó con muchas alegrías y tan sólo el renacimiento político y la ingente lista de tareas por cumplir consiguieron ocultar a duras penas la realidad de un país arruinado.

Veinte años más tarde, casi nadie recordaba las penurias de aquel 1975. De nuevo estábamos en la cresta de la ola, éramos “el milagro español” que asombraba al mundo y, una vez más, creímos haber dejado atrás el fatalismo de un país de segunda. Pero el tiempo no nos ha vuelto colocar en nuestro sitio porque no tenemos ningún lugar asignado de antemano. Simplemente nos ha recordado que debemos ser responsables con nuestro destino exigiendo rigor y servicio a quienes dicen ser nuestra voz. Nos olvidamos de nuestra responsabilidad como ciudadanos y dejamos la puerta abierta a tanto exceso y tropelía. Falta poco para la madrugada del 20 de noviembre. Esa noche, algunos españoles morirán después de una larga y dolorosa agonía como veintiséis años atrás lo hizo aquel oscuro general. Esa noche, si los vaticinios se cumplen, volverá a gobernar el Partido Popular. Pero lo importante no es que éste o aquel gane las elecciones, sino que seamos nosotros los únicos vencedores y, eso, sólo será posible si recuperamos nuestro sentido de la responsabilidad.

miércoles, 12 de octubre de 2011

BANKING


Hablar de la Banca en los tiempos que corren acostumbra a convertirse en un acto terapéutico aunque también arriesgado en muchos casos por el tipo de conclusiones a las que se llega, casi siempre cercanas al simplismo, cuando no rayanas en la irracionalidad del despecho.

Pese a que el escándalo de las compensaciones y pensiones vitalicias de los altos cargos de las cajas – chiringuito invite a ello, no voy a caer en la tentación de hablar de ello. Sin embargo, no me resisto a enunciar una serie de premisas que se olvidan fácilmente cuando de hablar de los banqueros españoles se trata.

1. EL NEGOCIO

Los bancos no son instituciones de beneficencia. En términos generales, un banco, como el Santander, por ejemplo, es equiparable a Coloniales Pilarin, Transportes La Ponderosa o Mercería La Aseada, es decir, un negocio con un firme propósito: hacer dinero. Al igual que en cualquier otro negocio, hay gentes de todo tipo: buenos profesionales, excelentes personas, rufianes camuflados, honrados trabajadores, ladrones de guante blanco y muchos más. Quizás la única diferencia es que, a diferencia de una mercería, una tienda de coloniales o una empresa de trasporte, los bancos comercian con un producto no de primera, sino de primerísima necesidad, el dinero por otras señas. Un bien alejado de las confusas interpretaciones del valor de cambio y uso. Un producto que, por mucho que algunos se empeñen, escapa al consabido juego de la oferta y la demanda. Pero, al fin y al cabo, un negocio y, en consecuencia, los banqueros no son otra cosa que comerciantes por mucho traje, corbata y chofer que exhiban.

2. LA FRAGILIDAD DE LA MEMORIA

Olvidamos con excesiva frecuencia el papel que han jugado los bancos en la historia del desarrollo económico de este país durante los últimos ciento cincuenta años. Su papel no ha sido otro que el de árbitros supremos en las graves decisiones a tomar. Los bancos al decidir a quien había que “ayudar” y a quien no, decidían también que sector se desarrollaba y cuál no interesaba. Esta fue la tónica en la segunda mitad del XIX y continuo siéndola durante la larga noche del franquismo y, como no podía ser de otra forma, se las arreglaron para mantener la situación bajo control durante ese periodo que hemos dado en llamar la Transición. Esto tiene su prueba y reflejo en la curiosa estratificación de las clases pudientes de este país. España cuenta con los “viejos ricos”, nobleza de alcanfor, altiva pero arruinada, pero, por otro lado tenemos a “los nuevos ricos”, surgidos al amparo de las oportunidades del desarrollismo de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. También contamos con los novísimos ricos nacidos con el pelotazo y el ladrillo posterior, estirados, horteras y rabiosamente insoportables. Pero, por encima de todos ellos, brillan “los ricos de siempre” que no son otros que las grandes familias financieras, distantes, discretas y distintas. Eran las familias de los consejos, los Argüelles en los seguros, los Sáez de Montagut en la automoción naciente, los Figaredo en la minería, los afables Garnica en las cementeras, los incombustibles Aguirre en las constructoras y suma y sigue. Una súper estructura

monopolista y monolítica que dictó los destinos económicos de este país con mano de hierro hasta bien entrados los años setenta.

3. EL CLUB DE LOS SIETE

Este es el curioso nombre que recibían los siete grandes banqueros de este país. Jose María Aguirre Gonzalo y su Banesto, Alfonso Escámez y el Central , Usera, Asiaín, Galindez y el piadoso Valls Taberner y a la cola de todos ellos el hosco y provinciano Emilio Botin- Sanz de Sautuola López.

El club controlaba directamente las primeras cincuenta grandes empresas del país y, en definitiva, eran los dueños y señores de la economía española. Esta posición de privilegio estaba garantizada gracias a la Ley de Ordenación Bancaria de 1946 que exigía una autorización especial para la apertura de un nuevo negocio financiero. Sobra decir que conseguir una autorización de este tipo era más difícil aún que ver a Franco arrancarse por soleares con la Pasionaria de palmera.

El club se las arregló para convertirse en el auténtico poder en la sombra durante muchos años. Apoyaron incondicionalmente al Generalísimo, supieron trasladar sus favores a la naciente monarquía en el momento adecuado, financiaron sin pudor a los nuevos partidos conservadores nacidos al amparo de la joven Democracia y cuando llegó el momento de los socialistas, supieron ganarse las simpatías del camarada González.

En definitiva, somos lo que somos, económicamente hablando, gracias a la banca de este país, para bien o para mal aunque las circunstancias parecen indicar que más bien para lo último. En consecuencia, no debe olvidarse este pequeño dato a la hora de pedir cuentas sobre decisiones desafortunadas del pasado.

La fuerza del club residía en el principio de solidaridad y buenas maneras que sus miembros practicaban, más allá aún de los almuerzos de hermandad que los cofrades celebraban mensualmente en la duodécima planta de Castellana 7, sede de Banesto para más señas. Pero, ya se sabe que toda santa compaña tiene su judas y éste no fue otro que el último de la fila, es decir el dinamitero Botin que, sin previo aviso, hizo estallar todo por los aires con la estrategia del pasivo. El resto es historia.

4. SECUESTRO

Recuerdo que en mi infancia siempre me aterraba encontrarme con Don Agustín en las escaleras del inmueble en el que vivía. La razón no era otra que la consabida frase que escuchaba de sus labios cuando coincidía con él acompañando a mi abuelo en “el vermut de los domingos”: “Yo a mi mujer le suelto un par de hostias todos los días para que no olvide quien manda. ¡Total! ¿A dónde va a ir la desgraciada sin mi dinero?”

Decía que los banqueros son, a todos los efectos, agentes económicos equiparables a un camionero, mercera o corredor de seguros, pero no es del todo cierto. El banquero juega con un as en la manga que no es otro que su privilegiada situación en “los ciclos infernales” que caracterizan a toda turbulencia económica. Como decía Don Agustín, ¿a dónde coño vamos a ir sin ellos? Es como si gozaran de una patente de corso que les permite armar la de San Quintín sin que nadie venga a pedirles cuentas, más allá de un tirón de orejas. No solamente pagamos la comilona, sino que también nos hacemos cargo de los platos rotos. Es el Efecto Secuestro.

Las indemnizaciones a consejeros y altos cargos de las cajas – chiringuito que tanta indignación están provocando en los últimos días, no son otra cosa que un mal menor aunque parezca lo contrario. Son las últimas gotas que han colmado el vaso, pero lo realmente importante, vital diría yo, es centrar nuestra atención en el chorro que lo ha estado alimentando durante décadas. Si hay que encontrar un culpable evidente a tanta inmoralidad, no lo duden, este no es otro que el Banco de España y su pésima y chapucera gestión de control. Pero reclamar la perpetua para estos golfantes de traje y corbata no va a solucionar ni uno sólo de nuestros males. La causa genérica es otra y la solución es más compleja de lo que aparentemente parece.

¿Qué hacer?

Hay muchas cosas por cambiar y va a llevar su tiempo. Pero, de partida, podemos empezar por abandonar esa indiferencia que siempre hemos mostrado hacia “lo económico” y, en particular, hacia el universo financiero de este país. Hablar de la Banca se ha convertido en una comidilla de café. Es como hablar del tiempo o del futbol. Nadie duda de su efecto terapéutico, pero pocos beneficios más se pueden encontrar en esta práctica.

Podemos hablar de la Banca si necesidad de entrar en cuestiones extremadamente técnicas, perdiéndonos en esa jerga incomprensible que, en muchas ocasiones, no es otra cosa que la expresión de una soberbia profesional. Hablemos de la banca como clientes, demandantes de servicios y generadores de beneficios. Sin nosotros no hay negocio, sin negocio no hay dinero y sin dinero no hay poder. Exijamos responsabilidades, pero hagámoslo más allá de la indignación. Exijamos reformas, control, castigo y responsabilidad a quienes tienen la capacidad de hacerlo, es decir la clase política. Pero no olvidemos que los partidos políticos encabezan la lista de deudores de la banca española, luego hagámoslo con fuerza, con la fuerza de la razón y el poder del ciudadano que no es otro que el voto.

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