viernes, 20 de noviembre de 2009

LA BASE DE LA PIRÁMIDE: TODOS GANAN, NADIE PIERDE


Bic nos tiene acostumbrados a frecuentes procesos de innovaciones de apoyo – sustaining innovations – en sus distintas gamas de producto, así como a ingeniosas innovaciones de proceso buscando optimización de costos a partir de soluciones modulares. Esta vez, acaba de lanzar al mercado el Bic Phone, un teléfono móvil desechable en una joint venture con Orange. El teléfono – usar y tirar – viene con un saldo activo de 12 euros y su precio es de 29 euros. Su éxito está asegurado.
Pero lo realmente interesante es la confirmación de que las innovaciones en la base de la pirámide no sólo son posibles, sino también rentables. Pero vayamos por partes…
“La Base de la Pirámide” – Bottom of the pyramid – es un término acuñado por Prahalad y Hart en 1998 y hace referencia al mayor grupo socioeconómico que existe. Ni más ni menos que 4.000 millones de personas. El problema es que hablamos de una población que sobrevive con algo menos de dos dólares al día. En principio, nada interesante para las economías desarrolladas más allá de la consabida RSE o de conciencias puntualmente atormentadas. Sin embargo, cada día cobra más fuerza la idea de que puedan llegar a convertirse en destinatarios de innovaciones disruptivas que puedan llegar a ser altamente rentables. En definitiva, el objetivo es fomentar el consumo en una población sin acceso al mismo, ofreciendo productos a bajo precio, pero con retornos asegurados por el tamaño del mercado potencial. En el frente moral, se apunta que estas acciones colaborarían en la lucha contra la erradicación de la pobreza. En una palabra, dos pájaros de un tiro.
Desde el punto de vista de la economía de mercado clásica, la idea no es nueva o, al menos, el argumentarlo. Sólo hay que recuperar la lectura de “Imperialismo”, el increíble estudio de John Hobson para confirmarlo. En aquella ocasión, Hobson rebatía el argumento clásico de los gobiernos imperialistas del momento: las ocupaciones no respondían a la necesidad de buscar nuevos mercados por saturación de los propios. Estos mercados no estaban saturados, simplemente existía una deplorable repartición de la riqueza en la sociedad capitalista. En otras palabras, un producto no encontraba mercado en Europa por la saturación, sino por la imposibilidad de acceso al mismo por parte del proletariado industrial. Una cuestión que los actuales dirigentes chinos se plantean todos los días.
El argumentarlo de las innovaciones dirigidas a la Base de la Pirámide no es el mismo, por supuesto. Pero, maniobrando, se puede encontrar la misma ecuación. Cuando Tata, por ejemplo, lanza su Nano por 2.000 dólares, el mensaje es claro: un automóvil para el pueblo indio, devolver parte de la riqueza a nuestros ciudadanos. Por supuesto, pero el objetivo es claramente económico. Y es que, no lo olviden, “nadie trabaja por nada”. Sin embargo, los defensores de la Base de la Pirámide no trabajan por nada, pero no necesariamente de forma exclusiva por dinero. En otras palabras, la estrategia es correcta y puede tener éxito porque está basada en una formula infalible: todos ganan, nadie pierde.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede parecer deplorable, pero es la realidad. Para que parte de nuestros problemas vayan solucionandose, una de las premisas es la que apuntas: todos deben ganar, nadie debe perder.De hecho, si la solución implicara perdedores, no sería buena porque estaría generando otro problema. Que el portátil de Negroponte tiene que costar 100 dolares es de cajón, que el margen sea del 2%, es factible, dado el mercado potencial. Que además esto asegura transferencia tecnológica, conocimiento y, en definitiva, progreso. Pues....¿qué más quieres?
Un saludo
Quim

Anónimo dijo...

No conocía ni el concepto, ni sus posibilidades que son inmensas. Gracias.
Peter

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