jueves, 24 de septiembre de 2009

EL MITO DE LA INNOVACIÓN (1)


PREÁMBULO
Mi buen amigo Fran Rojo siempre dice que los post deben ser breves y directos y, de esto, sabe un rato. Así que mi gozo en el pozo a la hora de redactar uno que aborde el mito de la Innovación. No voy a renunciar a ello, pero, evidentemente, tendré que fraccionarlo en distintas entregas como si de una telenovela de Luis Alberto y Sheila Susana se tratara. Pero, qué se le va a hacer…
EL MITO DE LA INNOVACIÓN (1)
EL PROLOGO OBSERVADOR
1. No sé si ustedes serán de esos que disfrutan paseando por las librerías, ojeando aquí y allá para acabar llevándose a casa el libro que buscaba más otros cinco o seis que le han mirado desde los estantes con lomos compungidos y aires de huérfanos literarios. Desgraciadamente para mi economía, yo soy un auténtico adicto y puedo asegurarles que, en los últimos cinco años, he conseguido adoptar tres o cuatro huérfanos de las estanterías de Economía y, más concretamente relacionados con un tema específico: la Innovación. En otras palabras, de Innovación se escribe poco y malo aunque quizás este último adjetivo es excesivamente radical, dejémoslo en “vago”. Esta sequia no deja de ser curiosa si nos atenemos al éxito mediático del término. Pero indica la vacuidad de un fenómeno que quizás no vaya más allá de moda.
2. No soy excesivamente aficionado a la normalización de sistemas y certificaciones aunque he de reconocer que es un negocio tan honrado como el de panadero o jardinero. En cualquier caso, si existe una certificación, debe existir por lo menos una operativa, un protocolo, un procedimiento, es decir una costumbre de hacer algo con cierta asiduidad. Esto no ocurre en el caso de la Innovación por mucho que algunos se empeñen en elevar a categoría de certificación las 166.000, menudencias metafísicas para la hoguera de las vanidades.
3. Cuando algo es utilizado con reiteración abusiva por los políticos comience a desconfiar sobre su existencia como realidad palpable y sonante. En el caso del término Innovación, el verbo no es “abusar”, sino más bien “aburrir” con una cantinela inacabable elevada a la categoría de “la solución a todos los males”. En otras palabras, la Innovación ha pasado a ser algo así como la Lourdes de la economía española.
4. Ahora que la incertidumbre y el pesar nos invade por la pérdida de nuestros sueños de grandeza, la Innovación ha desaparecido de los medios, corrillos tertulianos y púlpitos políticos no vaya a ser que alguien se tome en serio aquello del remedio a todos los males y se le ocurra convertir a Villa Conejos en capital mundial de la Innovación.

CONCLUSIÓN
¿Existe realmente la Innovación?

Hasta aquí esta primera entrega y, no se preocupen, no me he vuelto loco. La explicación en la próxima entrega.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque prometes una explicación en una próxima entrega, esta primera es desconcertante aunque cierta en su contenido.
Glory

Beatriz dijo...

Muy prometedor el prólogo, espero con interés las continuaciones!

Un saludo!

Anónimo dijo...

La verdad, no había caido yo en el interesante detalle de la escasez bibliográfica. Efectivamente, salvo las consabidas recopilaciones de "mis éxitos como consultor", poco más y desde luego nada con fundamento...
Yo también espero con interes las siguientes entregas
Joaquim

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...