domingo, 5 de mayo de 2013

CUANDO PASE LA TORMENTA





¿Se imaginan una empresa que ha practicado un ERE que afecta a un número significativo de sus trabajadores?
¿Imaginan una empresa en la que se ha llegado a una reducción sustancial del sueldo de sus trabajadores?
¿Imaginan una empresa en la que el responsable del departamento de Recursos Humanos ha pasado a ser el coco oficial?
¿Se imaginan una empresa en la que ya apenas nadie recuerda cuando se retiraron las maquinas de café?
¿Imaginan una empresa en la que nadie recuerda cuando le dieron las gracias por un trabajo bien hecho?
¿Imaginan todo lo que podíamos haber seguido imaginando?

Sí, efectivamente no es un caso ni dos, dieciséis o treinta y dos. Más bien es el denominador común de ese extraño eufemismo que algunos llaman recesión, otros depresión y los más despistados crisis, palabro que ha pasado a significar casi todo menos lo que realmente define.

Todos estos “imaginan” acaban por generar un efecto involucionista en lo que a la evolución del talento y el conocimiento en la empresa se refiere. Un efecto que no seremos capaces de apreciar en su justa medida hasta dentro de un tiempo, probablemente cuando la tormenta haya menguado y más necesarias sean las capacidades y habilidades de las personas para poder iniciar un nuevo despegue en condiciones.

Se han perdido millones de puestos de trabajo y eso ya es en sí mismo un drama y un fracaso de colosales dimensiones. Pero hemos perdido también la esperanza en la empresa como algo beneficioso para la persona, más allá de los emolumentos que pueda percibir a cambio de su trabajo. Y también hemos perdido la oportunidad de atenuar las consecuencias de muchas traumáticas decisiones si nos hubiéramos esforzado en humanizar la empresa, fenómeno humano donde los haya.

Quizás en estos momentos los rayos no dejen ver los estragos que el vendaval que acompaña a la tormenta está provocando, pero cuando todo cese nos encontraremos con cientos de empresas sin techo bajo el que cobijarse. Porque no lo duden, las personas y su identificación con la organización son  los cimientos de una empresa, pero sus conocimientos y talento son los pilares que permiten construir finalmente la cubierta y, hoy por hoy, nos estamos quedando sin lo uno y lo otro.

Cierto es que  podemos encontrar ejemplos justamente de lo contrario o al menos eso dicen algunos expertos y publicaciones especializadas. Sin embargo y sin intención de ser un aguafiestas, el postre no llega a todas las mesas y sólo porque en la presidencia pueda degustarse, no significa que el ágape sea de lujo. Bienvenidas sean las grandes que presumen de la modernidad del talento y el conocimiento, pero ni es oro todo lo que reluce, ni por sí solas alcanzan a cubrir un 10% del total de los afectados.

Queda mucho por hacer en la batalla por demostrar que una concepción integral de las capacidades y el conocimiento del conjunto de las personas de las empresas sólo puede conducir al crecimiento y la excelencia de las mismas. Pero lo que está ocurriendo en estos momentos, nos obligará a replantearnos las estrategias porque antes que todo eso habrá que reconstruir la confianza de las personas y, una vez más, los Recursos Humanos o como quiera que los llamemos, están llamados a jugar un papel decisivo aunque parten con el hándicap del mal sabor de boca que están dejando.



5 comentarios:

Fernando López dijo...

Reconstruir la confianza de las personas. Ese es el gran reto, pero me temo que como leía hoy prima la hoja excel sobre cualquier otra cosa.
Un abrazo

Caminante dijo...

Hola compañero
Efectivamente y eso amplificará los efectos
Cuidate

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Como he dicho en diversas ocasiones, todo lo avanzado en gestión de personas en las empresas durante tantos años, está retrocediendo de forma realmente alarmante. Y todavía no hemos finalizado.
Un abrazo.

Katy dijo...

Se imagina... Creo que no hace falta imaginar nada. La realidad supera la ficción.
Cómo me gustaría imaginar que todo marcha razonablemente bien.
Y con la facilidad que tengo para imaginar no se me ocurre nada. Practicaré la visualización positiva.
Un abrazo y buena semana

cristal00k dijo...

A los departamentos de Recursos Humanos de las empresas, a menudo, les toca bailar con la más fea :(, porque en muchos casos, las directrices que reciben ¡son las que son! Otra cosa, es la sensibilidad personal de cada cual... porque para algunos no 'todo vale' adg! Lo que está claro, es que las empresas y sus departamentos, sean los que sean... son organismos vivos, integrados por personas.

Para mayor inri, cuando la tormenta haya menguado, RRHH, seguirán estando en el ojo del huracán... y deberán oírse más de una vez esa nefasta frase, de que según que cosas 'van en el sueldo'...

Y creo, que desgraciadamente, aún no lo hemos visto 'todo'

En fin! Cuidémonos!

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