miércoles, 25 de noviembre de 2009

EL LIDER DE LA INCERTIDUMBRE


Por motivos de trabajo, el Viajero Accidental se ha entrevistado en los últimos años con un buen número de ceos y altos directivos de empresas y corporaciones. Algunos de ellos, la mayor parte europeos, mostraban formas y maneras de lideres estratégicos, humanistas y trascendentales. Pero, una buena parte de los españoles, se presentaban como gestores eficaces y eficientes en tiempos de bonanza. En el último año, he hablado con algunos de estos últimos y continúan siendo gerentes, como no podía ser de otra forma. Gerentes preocupados por sus resultados y, en definitiva, por sus cabezas. Gerentes intentando equilibrar las cuentas quitando de aquí y allá. Gerentes a la espera de que la inercia les devuelva al ciclo expansionista. En definitiva, gentes que todavía no han caído en la cuenta de que todo está cambiando, ni a peor, ni a mejor, simple y llanamente cambiando.
Los directivos españoles acostumbran a funcionar con un manual de supervivencia basado en dos tácticas simples que se utilizan alternativamente en un modelo basado en la dialéctica de ciclos. En los momentos de crecimiento, se gestiona con facilidad, se gasta con la alegría que proporciona un mar repleto de oportunidades. Cuando llegan los días de recesión, se aplican las acostumbradas políticas de ajuste, personas que deben ser sacrificadas, contención generalizada del gasto y reducción drástica de inversiones. Como decía el conejo: esto es todo amigos. Sin embargo esto no es todo. De hecho, no es nada.
La única certidumbre de nuestros tiempos es la incertidumbre. Las mismas condiciones que garantizan la universalidad de los días de vino y rosas, aseguran la rápida difusión de las turbulencias económicas. Vivimos en un mundo cada vez más frágil y gran parte de esa fragilidad está provocada por la globalización y la tecnología. De nada sirven ya los trouble shooters, los problemas son complejos y exigen el concurso de múltiples recursos y competencias, más allá de la gestión excelente, más allá del liderazgo inspirador. Esta vez han sido las hipotecas NINA – no income, no assets – mañana puede ser el cenit de las energías no renovables.
Hemos estado funcionando con la herencia de Smith, Ricardo y toda su pléyade durante demasiado tiempo, más allá de los días de las lanzaderas mecánicas y los hornos Bessemer. Los economistas han continuado elaborando sus teorías y paradigmas a partir del principio de equilibrio en el que aquellos basaron sus ideas. Si hay un exceso de oferta de zapatos, los productores rebajarán sus precios, aumentando las ventas y eliminando excedentes. Si surge la escasez, los zapateros aumentarán los precios hasta conseguir que oferta y demanda vuelvan a equilibrarse.
Pero el único equilibrio de nuestros tiempos es el desequilibrio. Vivimos en un mundo sumergido en el cambio constante, acelerado por la globalización y las tecnologías que transmiten los tsunamis con una velocidad vertiginosa desde cualquier punto del planeta. Un mundo no apto para gestores que fundamentan sus actuaciones en el “libro de las tácticas”. Un mundo que apenas si deja tiempo para maniobrar con tácticas a corto plazo, basadas en el equilibrio que representan las cuentas de resultados suficientemente saneadas que aseguren bonus y dividendos. Las tácticas son el traje de los tiempos estables, pero, aunque algunos no lo sepan, hemos entrado en una nueva estabilidad, basada en la inestabilidad. Y, en esta nueva etapa, las estrategias son nuestro traje de batalla.
Estrategias que sólo los lideres pueden manejar con la ayuda, consejo y habilidades de todas las personas que le acompañan. Estrategias derivadas de la construcción de escenarios de futuro, escenarios de turbulencias que hablan de grandes retos y múltiples oportunidades que exigen sabiduría en la innovación, Innovación Estratégica.
Ha pasado el tiempo de los gestores y los lideres inspiradores. Los nuevos tiempos no son, ni peores, ni mejores, simplemente son distintos y, por ello, necesitamos también lideres diferentes.
Este artículo está dedicado a mi buen amigo Bernardo: siempre que llueve escampa, pero el truco está en no guarecerse bajo un castaño, sino continuar hacia el horizonte.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

BRILLANTE
No se me ocurre otro calificativo. Es un placer poder leer tus artículos.
Juan FL

Anónimo dijo...

La única certidumbre es la incertidumbre.
Una frase con mucho trasfondo...Pero una realidad aunque nos cueste aceptarla. Ahora es cuando los intangibles van a tener que ponerse en marcha y eso, efectivamente, sólo saben hacerlo los lideres.
Un saludo y sigue escribiendo.
Gabriel

Anónimo dijo...

¡Qué buen artículo!
Viajero Accidental, soy uno de esos ceos...
Creo que hay cierto masoquismo en la costumbre que he cogido de visitar tu blog, dada la caña que nos dedicas habitualmente. Pero que yo personalmente te agradezco. Me ahorras un buen dinero con tus reflexiones y consejos online. Y, la mayor parte de las ocasiones, estas acertado.
En este caso, efectivamente bastante tengo con sobrevivir y guardar la ropa. Soy consciente del rutinario futuro que me espera en los próximos tiempos de expansión, pero así he sido educado.
En fin, enhorabuena y gracias, una vez más, por tus terapias.
Como comprenderás, por razones obvias, me mantengo anónimo.

Josep Julián dijo...

Es la primera vez que te visito y la verdad es que me he quedado pasmado. No es sólo que comparta lo que dices, es que además hay que ver cómo lo dices.
Si me lo permites seguiré asomándome a tus accidentales viajes con el ánimo de aprender.
Y como no tengo nada que ocultar y acaso algo que compartir, aquí te dejo mis coordenadas.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Estupendo el artículo.
Joaquim

Caminante dijo...

Josep
Muchas gracias por tu comentario que agradezco, aún mas si cabe, viniendo de quien viene.
Un placer siempre.
JLMON

Anónimo dijo...

nuestros ceos son inmigrantes digitales en este mundo, nosotros indigenas.
Joan

Fátima dijo...

Totalmente de acuerdo con tus reflexiones.
He escrito un post analizando la figura del verdadero líder y lo que las empresas no se han dado cuenta que estamos ante un cambio estructural de tal magnitud que en un breve periodo nadie va a reconocer el nuevo escenario. Lo lametable es que para entonces se habrá perdido en el camino el talento y quizás sea irrecuperable

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