jueves, 6 de mayo de 2010

EXPLORADORES


Aquellos que suben a las grandes montañas, más allá de los ocho mil metros, saben que la tentación de prolongar su visita a las cumbres es grande, pero su permanencia en ellas debe ser breve si quieren continuar con los retos.
En términos de Innovación en particular y de éxito en general, las empresas siempre buscan las grandes cumbres. Bien para ser las primeras en coronarlas, bien para intentar descubrir las cordadas que los pioneros tendieron.
Si hablamos de las empresas con éxito, es decir aquellas que hicieron cumbre antes que nadie, observamos dos tipos de actitudes cuando se encuentran allí arriba, más allá del bien y del mal.
Por un lado, tenemos a las EMPRESAS CON VÉRTIGO. Es un caso curioso, no descubren su aversión a las alturas hasta que coronan su primera y última cumbre. Hasta entonces, son organizaciones emprendedoras, permeables al cambio y, sobre todo, atentas a las “ventanas climatológicas” que permitan un oportunista ataque final a la cumbre. Sin embargo, una vez que lo consiguen, son incapaces de mirar hacia atrás, incluso hacia adelante, tan sólo contemplan el suelo congelado bajo sus pies, inmovilizadas por el miedo a perder pie y precipitarse entre seracs y abismos sin fin. Nunca volverán a hollar otra gran cumbre. Tampoco conseguirán descender a la seguridad del campo base. Permanecerán en la cumbre hasta que se conviertan en estatuas de hielo, símbolos del éxito pasajero, advertencia para quienes lleguen más tarde. Microsoft puede ser un ejemplo perfecto. Aprovecho su “ventana” junto a Intel cuando IBM dejó de visitar al oculista regularmente. Su éxito fue arrollador, ambicioso y engreído. Pero, poco tiempo después, descubrió su vértigo al fracaso. Y, no contento con permanecer en la cumbre, Gates se ocupó de adiestrar a sus huestes como lanzadores de carámbanos , francotiradores encubiertos en las sendas que conducían a su cumbre. Pero, con el tiempo, las bajas temperaturas hicieron su efecto y las congelaciones comenzaron a inmovilizar sus miembros, la falta de oxigeno paralizó sus cerebros y, en estos momentos, son una vieja sombra de lo que fueron. Mantienen un débil aliento llamado “coste de cambio”, pero también eso acabará por desaparecer.
Existe otro tipo de alpinistas, las EMPRESAS EXPLORADORAS. Como su mismo nombre indica, su objetivo no es alcanzar la cumbre para permanecer en ella. Tan sólo ascienden hasta lo más alto para poder divisar nuevas cumbres en el horizonte. Disfrutan de su momento de gloria, el orgullo del reto alcanzado. Quizás después de algunas intentonas fallidas, pero rara vez abandonan o desfallecen. Practican el estilo alpino. Siempre ligeros, apenas uno o dos serpas de apoyo. Como se suele decir, “crean escuela y afición”. No son hermanitas de la caridad, pero dejan abiertas las vías para quienes deseen seguirles. Se especula indefinidamente sobre ellas, sus secretos, sus estrategias. Pero poco se conoce con certeza. Entre otras cosas, porque siempre están en movimiento. Apenas si permanecen en las cumbres, lo justo para tomar una o dos instantáneas y colocar el banderín de rigor. Saben del hechizo de las alturas y pronto inician el descenso hacia el campo base. Recogerán sus tiendas y artilugios y enfilarán hacia el próximo valle que les conducirá a las estribaciones de la nueva cumbre. Disfrutan el éxito, pero su auténtica droga es la aventura, el reto.
Como anécdota, puedo decirles que , según Business Week, tres son las empresas españolas que entran en su ranking de innovación: Telefónica, Iberdrola y Santander. Sobra decir que, aparte de la subjetividad de todo top ( en este caso la revalorización de la acción y el dividendo son fundamentales), estas tres joyas no encajan con el perfil de Empresa Exploradora. Pero el que no se consuela es porque no quiere.
También como anécdota, puedo decirles que en España lo que si abunda es la Empresa Camaleón, es decir, aquella que parece que es, pero no lo es. Vueling, Mango o Repsol son buenos ejemplos..

9 comentarios:

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Jose Luis:
Si señor.
Además yo hablaría del placer que supone llegar a la cumbre y ver otra allá a lo lejos y aprovechar ese instante para llenarse de ilusión para afrontar los nuevos retos y aprendizajes que van a suponer iniciar el camino hacia ella.
Un abrazo.

Fernando López dijo...

Hola José Luis:

Desde luego es más divertido ser empresa exploradora aunque sea más jorobado. Como dice javier, mirar un instante, respirar y explorar otros caminos. Es la única manera de no moriri de éxito.
Un abrazo

Katy dijo...

Uff cómo está España y en cosecuencia las empresas. No veo ninguna, creo que van de camuflaje.
Mas cumbre estan oteando el panorama.
Un abrazo

Caminante dijo...

Hola Javier
Efectivamente, el panorama desde la cumbre anima precisamente a eso, pero parece que a algunos siempre se les echa la niebla encima.
Cuidate

Caminante dijo...

Hola Fernando
Ambos coincidis y a ambos os respondo de igual forma.
Cuidate

Caminante dijo...

Hola Katy
Pues así está el parque
Cuidate

Unknown dijo...

Hola, José Luis:

Conforme iba leyendo tu post, se me hacía muy evidente la clasificación paralela: personas con vértigo, personas exploradoras y camaleones. A mi me da que los porcentajes que hay por detrás de cada grupo pueden explicar los problemas de competitividad de nuestras empresas.

Caminante dijo...

Hola Alberto
Aguda observación porque, como decía mi abuela: de padres gatos, hijos michinos.
Desde mi humilde experiencia, ganan por goleada los camaleones aunque todo se andará...
Cuidate

Anónimo dijo...

Hola. Me podrían decir de dónde es la foto. Gracias.

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