miércoles, 16 de diciembre de 2009

VENDER INNOVACION


En la realidad, el problema de la Innovación no es tanto convencer de su necesidad como justificar los retornos que se puedan producir como consecuencia de la misma. La experiencia nos dice que no resulta difícil presentar a un equipo directivo un planteamiento ambicioso de despliegue de procesos de innovación. Los problemas comienzan cuando llegan “los números” y la necesidad de justificar una inversión que, aparentemente, es metafísica aristotelica para el común de las clases empresariales.
Hablar de Innovación es hablar de oportunidades y, en consecuencia, de futuro. Un futuro siempre deseable, pero que no está asentado en la “memoria productiva” de la empresa. Los futuros a los que la empresa está acostumbrada, son “probables” y, aunque parezca increible, siempre más fragiles que los futuros “posibles” que acompañan a toda innovación. Todavía recuerdo y utilizó como ejemplo, el caso de una conocida empresa que tenía en Oriente Próximo uno de sus mercados más florecientes y estables. Las previsiones anuales de la empresa siempre mostraban progresiones escalables lógicas que siempre acababan por cumplirse. Sin embargo, una mañana de febrero, en una desconocida aldea de la franja de Gaza, un puñado de jovenes descubrió el valor de las piedras. La Intifada supuso una innovación en la causa palestina, pero también un descalabro para la empresa en cuestión que vió como se perdía su principal mercado de un día para otro.
Trabajar por “probables” siempre es asumir inconscienrtemente un riesgo significativo. Pero, en estos tiempos de turbulencias que pretenden convertirse en normalidad, es una conducta que rebasa las fronteras de la osadia. Diversificar el riesgo es la estrategia más recomendable y, en este caso, supone combinar sabiamente lo “probable” con lo “posible”. Un conocido judio dijó aquello de “nadie da ordenes al futuro”, haciendo referencia al oscuro cabo austriaco. Ciertamente, nadie puede darle ordenes, incluido el accidentado Cavaliere. Pero, una empresa sí puede descubrir un futuro deseable y trabajar por hacerlo posible. Esta es una opción que, aunque no lo parezca, resulta siempre menos osada y arriesgada que someterse al fatalismo del futuro incierto.
Este es el auténtico retorno de valor de la Innovación Estratégica. Un retorno que no exige actos de fé o confianza en el azar por encima de la necesidad. Tan sólo reclama confianza en sí mismo, confianza en las potencialidades y capacidades de las personas que dan vida a una empresa. En definitiva, el problema de la Innovación no es cómo convencer de su necesidad, sino como vencer la desconfianza en sí misma que tiene una empresa.

4 comentarios:

Josep Julián dijo...

Vya, me toca escribir antes de la irrupción de los "anónimos". Me ha encantado tu identificación de la innovación con lo probable y no seguro.
Una de las cosas que no hemos aprendido bien de esta crisis es que sólo hay dos caminos para salir de ella, hacer muy bien lo que sabemos hacer bien e imaginar otros mundos probables y avanzar un pequeño destacamento " aver qué pasa".
El problema lo describes bien cuando dices que lo que falla del planteamiento es que a la que vuelve la avanzadilla le miramos a ver qué traen en el bolsillo en términos de retorno económico y encima les afeamos los costes incurridos en posadas y cantinas.
Muy buen análisis.

Caminante dijo...

Gracias Josep
Como siempre, generoso en tus valoraciones.
Esperaremos a los anonimos, je.

Unknown dijo...

Hola, José Luis, es la primera vez que visito tu blog y el post me ha encantado.

Ayer mismo me contaba un colega que prevé que en el año 2010 muchas más empresas se den de bruces con el suelo de la crisis, y la razón estaba en que la mayoría están esperando a que acabe la crisis sin moverse un ápice de sus ¿cómodas? posiciones, aguantando la travesía del desierto con unas "reservas" mayores que los que ya se han quedado por el camino y tratando de ser más eficientes reduciendo el gasto...

Tengo la sensación de que un gran número de empresas tienen su visión en la fantasía de "lo posible" y se ponen a cantar a "los dioses de la lluvia" esperando que caiga pronto.

Pero las gargantas están cada vez más secas y si no se corre el riesgo de romper paradigmas y explorar nuevos caminos es probable que la verdadera travesía del desierto empiece para muchos en el nuevo año.

Aunque quizás en estas fechas no se deberían decir estas cosas...

Caminante dijo...

Gracias Alberto
Efectivamente, aunque no lo parezca, 2010 va a ser un año considerablemente más duro. Muchas empresas de estas que estaban a ver qué... van a ver agotadas sus reservas de resistencia, unido a una caida generalizada del consumo, fin de un monton de subsidios, etc.....

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