martes, 7 de septiembre de 2010

PARA RATO


Ayer, mi buen amigo José Manuel Pazos en su Economista Asimétrico afirmaba con buen tino que hasta que las cifras de paro no comiencen a remitir, poco hay que esperar por muchas señales y brotes que nos empeñemos en ver. Razón no le falta. Ayer también, el ministro de Trabajo comentaba que en tres o cuatro años habremos vuelto a los índices de ocupación anteriores a la crisis. Afirmación dudosa. La reducción del índice de parados en este país no está necesariamente unida a la reactivación económica internacional, ayudará, pero no será suficiente. El problema no es coyuntural, sino más bien estructural.
Un alto porcentaje de esa bolsa de desempleados son trabajadores con baja cualificación profesional, es decir, la herencia laboral del ladrillo. Trabajadores, aunque sea duro decirlo, difíciles de reintegrar en el mercado laboral de un país que, de momento, no puede ofrecer sectores de actividad alternativos a la construcción y que reúnan sus mismas características: baja cualificación, alta capacidad de absorción de mano de obra, ausencia de competitividad exterior y precariedad. Podemos echar mano del sector servicios y, de forma más concreta de la hostelería y del turismo en general, pero el calcetín se estira hasta un punto, más allá comienzan a aparecer los juanetes. Podemos recurrir a determinados nichos productivos que pudieran absorber, no sin ciertas dificultades, este perfil de trabajador, pero la competitividad es una exigencia ineludible frente a las economías recién incorporadas a la UE, así como los distantes vecinos asiáticos. Podríamos empeñarnos en ambiciosos planes de obra pública, pero hasta las autovías, túneles, pantanos, alta velocidad y aceras municipales tienen un límite, a partir del cual, la cosa entra en el reino de la opereta y las sanciones europeas por incumplimiento de políticas restrictivas en lo que al déficit público se refiere.
En definitiva, dejar pasar el tiempo a ver si la cosa se recompone y, poco a poco, volvemos a la normalidad, es la táctica del tonto del pueblo, con perdón. Tenemos parque de viviendas para rato y, cuando volvamos a ver las grúas en el horizonte, las veremos como signo distintivo de un sector regulado por una demanda crónica limitada. Los servicios y el turismo en particular, sobre todo en determinadas regiones, ayudarán, pero de manera limitada y, sobre todo estacional. La economía sumergida también echará una mano, aunque no aparece en las estadísticas oficiales y apenas influye en el ánimo ciudadano que, a la larga, es un factor clave de estabilidad y motor de consumo. La automoción está desarrollada hasta sus límites lógicos en nuestro país, poco se puede esperar más allá de cierto posicionamiento en nuevas soluciones en la fuente energética. Las energías alternativas aparecen de forma recurrente en nuestro futuro, pero ni pueden absorber bolsas de desempleo de esta magnitud, ni está claro que sean la solución definitiva a nuestros males energéticos.
Está claro que nos hace falta un plan. Es decir, un posicionamiento estratégico de carácter estructural que permita comenzar a articular las políticas de inversión con cierta lógica constructiva de futuro. Está bien preocuparse por el cocido que está en el fuego, pero mientras tanto los pájaros pueden comerse la cosecha que espera en los campos.

8 comentarios:

Katy dijo...

Se puede decir más alto pero no más claro. El horizonte si no es negro es se parece bastante. Y me parece que hay muchos pájaros en el campo esperando la cosecha.
¿El plan?
Me pregunto por que si hay algunas cabezas pensantes no las ponen en uso, antes que "para rato" sea par nunca.
Un abrazo

Fernando López dijo...

Hola José Luis:

ya sabes que tocar las estructuras no es una cosa que se de por estos lares y menos cuando requiere esfuerzo y sacrificio.

Somos lo que somos porque queremos seguir siendo así.
Un abrazo

Caminante dijo...

Hola Katy
Lo peor del caso es que todo el gobierno, incluido Corbacho y la oposición saben perfectamente todo esto y callan.
cuidate

Caminante dijo...

Hola Fernando
Lo estructural, efectivamente, como que no nos va.
¡País!
Pero estamos generando una infraestructura de economía sumergida que no veas.
Cuidate

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Como decía el anuncio aquel "Ahí me has dao", en lo del Plan, que por cierto, Rajoy no hace otra cosa más que repetir que "necesitamos un plan".
Digo lo del plan porque en este país ni los políticos están acustumbrados a hacer un plan (a hablar del él si, claro) ni en la administración ponemos muchos más conocimiento ni interés en ello. Con lo cual... estamos jodidos.
Además no olvidemos que todos los analistas medianamente serios (que los hay) lo confirman: estamos jodidos.
En definitiva, que de esta no saliemos en menos de 10 años (eso de los cuatro años da risa, mucha risa). Y hoy estoy optimista. Que conste.
Un abrazo.

Josep Julián dijo...

Hola JLMON:
Nosotros tenemos un asesor fiscal optimista. Según él, la clave está en aguantar este año como se pueda y en el 2011 todo será leche y miel. Lo malo de su pronóstico es que decía eso mismo allá por 2009 y que ya no se acuerda. Ya sabes, cuidado con lo que dices porque se te cae encima.
Un abrazo.

Caminante dijo...

Hola Javier
Ya veo que lo tienes igual de claro que yo. Lo curioso es que quienes tienen que tenerlo claro, parece que no lo tienen. ¿O en realidad lo tienen y nos toman el pelo?
Cuidate

Caminante dijo...

Josep
Yo que tú cambiaba de asesor o le inivitaba a comer para hablar del asunto, je-je
Cuidate

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