lunes, 19 de abril de 2010

SMART ALEC


“Smart Alec” es el término coloquial anglosajón que se utiliza para designar a los “listillos” y que hace referencia al timador norteamericano que se dedicaba, entre otras cosas, a levantarles las pelas a las señoras prostitutas mientras dormían. Vamos, un creativo inverso, que diríamos en la jerga de nuestra profesión.
Mi buen amigo Josep Julián publicaba hace unos días un esplendido post sobre el mundo de los consultores, sus luces y sombras. En términos de consultoría de innovación, hay más sombras borrascosas que otra cosa y, todo ello, debido a la gran profusión de LISTILLOS con mayúsculas que circulan por este país. Quienes nos dedicamos a esto desde que Espartero vendió el caballo para comprarse un adosadito en Marbella estamos ya hasta los cataplines del susodicho equino.
¿Por dónde quieren que empiece el repaso?
Tenemos a los LISTILLOS TRASHUMANTES, esto es, los emigrados desde el sector de la certificación y normalización de sistemas. Estos individuos se caracterizan por su empeño en convertir nuestro campo de trabajo en un desierto de creatividad. Rígidos, protocolizados, procesados, burocratizados y toca sean dichas las partes hasta límites insospechados. Se les acabó el negocio del minoreo, certificaciones a 6.000, tira de becario y junior recién llegado y que se joda el cliente que, total, no le voy a volver a ver la calva en muchos años. El campo de acción de estos listillos son los programas y convocatorias públicas destinadas a pymes y organismos intermedios; baja concreción, ambigüedad en la demanda y mucho despistado que pasaba por allí. Arrasan allí por donde pasan más que el caballo de Atila (ya ven que va de caballos) con sus precios de mercadillo de pichiglas y alpargata.
Por otro lado, contamos con los LISTILLOS CERTIFICANTES. Estos también provienen del sector de la certificación, pero son, digámoslo así, de alta cuna. En una palabra, multinacionales que venden nombre y edificio, conocedores de los últimos pisos de las sedes corporativas, despliegan todo un ejército de jóvenes uniformados más quemados que el solomillo de un tuerto. Lo suyo son las ciento sesenta y seis mil, magna ocurrencia que libra de remordimientos a quien la obtiene. Todavía recuerdo a un alto directivo de una de las grandes corporaciones de este país que me dijo muy ufano: nosotros en esto de la innovación estamos muy cubiertos, tenemos toda la familia de la 166000. Y se quedó tan feliz, entre otras cosas porque el que suscribe se dio el piro más rápido que el caballo del Cid (seguimos en el mundo equino). El otro día me dijeron que ahora se dedica a vender biblias de Alejandría, todavía existe la justicia divina.
En otro orden de cosas, contamos con los LISTILLOS AUTOGESTIONADOS, individuos llegados no se sabe de dónde, pero con más labia que mi abuela sin dentadura postiza. Gentes que venden el cambio como la quinta esencia de la física cuántica. Lo suyo es montar portales de sugerencias, cajas de ideas y todo aquello que justifique una minuta tecnológica de seis cifras mínimo. ¿Qué hago yo después con tanta idea y sugerencia? ¡Ah! Eso es una cuestión de reingeniería emocional, amigo mío, si quiere podemos estudiar una nueva propuesta. Vamos que son como Bucéfalo, el caballo del bueno de Alejandro, grandes facturas para una mierda de soluciones.
Finalmente, aunque de momento, tenemos a los LISTILLOS DEL CAZO. En realidad, estas gentes son colaterales. No intervienen en el alquímico proceso de forma directa. Lo suyo es tirar de agenda y móvil. Conocen a fulanito que es cuñadísimo de menganito, consejero delegado del consejero adjunto y amigo del director general del ministerio de la coña bendita. Lo suyo es caza mayor, las minucias para otro. No entienden una leche de lo que venden en primera instancia pero qué más da, ya vendrá luego el monosabio que, además, me abonará las molestias. Vamos que son algo así como Incitatus, el noble equino de Calígula que se le iba más la chota que a Nelson en día de viento Sur.
Quizás no les parezcan demasiadas tribus, pero el problema es su tendencia a la endogamia, dando así lugar a nuevas subespecies, cada vez más evolucionadas y peligrosas. Así, por ejemplo, los LISTILLOS CERTIFICANTES acostumbran a aparearse con los LISTILLOS DEL CAZO dando lugar a los LISTILLOS DE LA DE DIOS que, como su nombre indica, son algo así como Strategos, el fiel compañero equino de Aníbal.
En fin, si están buscando algo a lo que dedicarse honradamente en estos días de vino agriado y fresas pasadas, acepten un consejo: prueben con la Consultoría de la Consultoría, dicen que tiene mucho futuro.

8 comentarios:

Sofía Gazo dijo...

Reconozco sobre todo a los LISTILLOS TRASHUMANTES ¿Por qué será?........

Consultoría de la consultoría.... futuro tiene seguro!!

Caminante dijo...

Hola guapa
¿Por qué será? No te preocupes, como decía, existe la justicia divina y sobre esos ya ha caido con toda su fuerza por si no lo sabías.
Cuidate

Katy dijo...

Desconozco ese mundillo, pero pero por tu buen post me he documentado:) Faunas varias hay en todas las profesiones
Buan cambio de imágen.
Un abrazo u que tengas una buena semana

Caminante dijo...

Hola Katy
Gracias por tu visita, sí ya ves, tenemos más fauna que en un zoo y más salvaje!

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Jose Luis:
Sólo puedo descubrirme ante tan preciso análisis.
Un abrazo.

Fernando López dijo...

Hola José Luis:

Chapeau¡¡¡ Simplemente magnífico. He podido visualizar todos los ejemplo por que los he vistro, los he conocido y, en laguna ocasión (me sonrojo) he pertenecido a ellos.

Un abrazo y enhorabuena

Caminante dijo...

Hola Javier
Gracias

Caminante dijo...

Fernando
Ya sabes aquello de "quien este libre... Lo que ocurre es que algunos tenemos pecadillos y otros van derechos al Hades. Cuidate

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