viernes, 13 de marzo de 2009

LA CONSPIRACIÓN DE LOS IMBECILES


No quiero terminar la semana sin dedicarle unas líneas a esto de las conspiraciones internacionales, sean o no de carácter judeo – masónicas.
Todo esto viene a propósito de una conversación que mantuve a inicios de la semana con un colega de allá por Boston, ciudad con vocación europea pero con realidad norteamericana. El caso es que, hablando de la crisis, financiera claro y como no podía ser de otra forma, el paisano me largo un speech interminable sobre el carácter ficticio de la susodicha crisis . A su juicio y según fuentes muy, pero que muy bien informadas, es decir informadísimas, esto de la crisis es un montaje de padre y muy señor Mio con el único fin de hacer limpia y comenzar nuevo ciclo. Antes, según el paisano, estas cosas se hacían de forma más expeditiva buscándose unos amigos, unos enemigos y montando el correspondiente conflicto armado de dimensiones respetables. Pero ahora, con esto de las micro guerras, no cabe esa opción, así que toca montársela de otra forma.
He tratado de sintetizar por no aburrir al lector. Pero la verdad es que resultaba una explicación tan convincente y perfectamente argumentada que, por un momento, estuve a punto de dejarme atraer hacia ella y poner fin a mis disquisiciones metafísicas sobre la coyuntura actual.
Sin embargo, uno es amante de la naturaleza animal, entre la que se incluye la humana y, en consecuencia, sigue pensando que no hay tanto genio como para acabar con los problemas, las oportunidades, los retos, la creatividad y, en definitiva, el progreso.
Que muchos saldrán más ricos de esta situación no me cabe la menor duda. Que para muchos supondrá un dramático final a su vida laboral está también fuera de toda duda. Pero que veinte o treinta chorizos se las hayan ingeniado para montar esta romería global es exhibir demasiada candidez a estas alturas de la vida. La demagogia siempre es mala compañera, sea de izquierdas, derechas, de arriba, abajo o en medio. Hay algo más simple que puede llegar a explicar un montón de cosas y que se llama esencia humana. En ella, se dan cita las aspiraciones más sublimes con los instintos más abominables, la humildad con la ignorancia, la ambición con la violencia, la utopía con la fatalidad, el azar con la necesidad y, en este caso, la estupidez con la supervivencia.
Hoy podemos hablar de avaricia, ambición, convencimiento idiota, mucha estupidez, bastantes ingenuos, listillos, algún que otro delicuente con mayusculas, raterillos venidos a más, herederos entrampados, y segundones de mandato. Pero conspiradores, de verdad pocos y más bien de sainete.
¡Ah! Si Arniches levantará la testa.

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