jueves, 16 de septiembre de 2010

LAS DELICIAS DE LA GLOBALIZACIÓN


Dicen que la globalización es el signo de nuestra modernidad, la prueba fehaciente del salto quántico que hemos protagonizado desde que Smith comenzó a preocuparse por las cosas económicas en las brumosas tierras escocesas. Pero, como todo en esta vida, algo malo ha de tener para poder afirmar que existe bondad. ¡qué sería de las películas de vaqueros sin indios! La globalización es virtud y pecado capital, honra y vergüenza, sentido e insensibilidad que diría Austen. La consideramos tan normal que apenas nos choca contemplar a un indígena amazónico , ataviado con una raida camiseta de los Lakers, siguiendo los entresijos de Falcon Crest bajo la sombra de su choza en un plasma descomunal. Es tan de casa que apenas nos asombramos cuando miramos la etiqueta de una prenda de marca luxury que dice aquello de made in el quinto pino.
Pero, pese a toda esta cotidianeidad, la globalización no deja de depararnos sorpresa. Vuelvan al inicio de este post y observen la imagen que lo ilustra…Para más pistas, les diré que la escena transcurre en Afganistán, en su capital Kabul para ser más exactos.
¿Qué hace esta recua de gente?
Sí, es evidente que hacen cola religiosamente bajo la desatenta mirada del miliciano con el acostumbrado subfusil al hombro. Quizás se trata de una cola para el pan. Puede ser que esperen la llegada de Omar Sahujulin, “chiquito de Kabul”, afamado torero en la recién inaugurada Academia de la Tauromaquia Española, fruto de la nueva Política “gánatelos, no te los cargues”. Lo que está claro es que no hacen cola para felicitar al general Petraeus por su cumpleaños.
En realidad, esta variopinta multitud espera pacientemente a las puertas del Kabul Bank para poder retirar sus ahorros. Y es que la gente también ahorra en Afganistán aunque parezca mentira. No vayan a pensarse que lo hacen para comprarse el adosadito en la playa, no dan para tanto, pero el personal hace acopio por lo que pueda pasar. Y, en realidad, lo que ha pasado es que el Kabul Bank se ha quedado sin un duro, perdón, sin un afgani. Tanto es así que el Banco Central de Afganistán ha tenido que acudir en su ayuda para hacer frente a la deuda de 230 millones de euros que acumulaba. Quizás pueda parecer una nadería, pero para un país que ya no sabe ni por donde se pone el sol, es un fortunón de los de antes. Abdul Qadir Fitrat , gobernador del Banco Central y vendedor de moquetas durante el régimen talibán, justificó el rescate bajo el peligro de caos y anarquía que podría haber provocado la quiebra de un banco que cuenta con un millón de clientes y, sobre todo, paga, cuando puede, la nomina de los policías y soldados del ejercito afgano. Imaginense al individuo de la imagen corriendo a engrosar las filas talibanes como estrategia para ganarse unos durillos a fin de mes.
Pese a los mensajes de tranquilidad y como tenía que ser, se acabo armando la marimorena. La imagen está tomada antés de la trifulca, pero poco después, la policia tuvo que emplearse a fondo repartiendo bastonazos a diestro y siniestro. Y es que, aquí lo de las pelotas de goma y los botes de humo como que no se lleva. Es más sano y ecológico un buen palo en el cogote y, ¡ala! para casa calentito.
Son cosas de la globalización, ese gran logro de la humanidad que hace que cuando una adolescente de Arkansas agarra una cistitis después del baile de la mazorca, en el otro lado del mundo le salpique al personal un liquidillo indefinido.

5 comentarios:

Katy dijo...

"Es más sano y ecológico un buen palo en el cogote y, ¡ala! para casa calentito".
Además de verdad! me has arrancado la sonrisa con esta expresión después de una noticia y explicación tan globalizante.
¿Y que se puede hacer? ¿r con los ahorros, comprarnos una hamaca y dormitar en el Caribe hasta que se nos acaben es una alternativa. La otra está algo más clara y es que no hay vuelta atrás. O mejoramos el presente o dentro de nada todos haciendo cola en pos de nada.
Me4 ha entrado la depre.
Un abrazo

Caminante dijo...

Hola Katy
Me alegra arrancarte una sonrisa aunque en el fondo es más bien deprimente como bien dices. Guardemos la esperanza de que de todo esto salga algo mejor.
Cuidate

Fernando López dijo...

Hola José Luis:

La globalización, o mejor dicho lo que entendemos por globalización, no es ni más ni menos que el resultado de nuestra existencia, lo que ocurre es que ahora ésta va a toda leche y en lugar de efecto mariposa, se produce efecto supersónico, con lo cual no te enteras la mitad de las veces quien te ha salpicado, si el tipo de Arkansas, el de Pekin, o el vecino del quinto. Lo único claro es que siempre son salpicados los mismos.
Un abrazo

Caminante dijo...

HOLA FERNANDO
Sí , efectivamente, siempre los mismos, así está de "calao" el personal.
Cuidate

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Jose Luis:
Casi no llego a tiempo con mi cita con la Globalización.
Primero: Me encanta tu estilo.
Segundo: Hace uno par de años di un curso sobre el asunto. No tenia ni idea (ahora tampoco, que conste), pero lo poco que pude profundizar sólo me dejó una reflexión: esto podría estar bien, pero la vamos a cagar de nuevo. Y así es.
Tu lo has resumido perfectamente. El escenario podría ser otro, pero los resultados los mismos.
Chapeau.

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