jueves, 25 de febrero de 2010

LA TRAMPA DE LA IGUALDAD


Mi post de ayer – Macarras Country – levantó bastantes comentarios por parte de mis colegas y de algunos anónimos no tan colegas. Casi todos nosotros coincidíamos en que algo hemos hecho mal aunque no había una explicitación exacta de qué.
Hoy voy a intentar esbozar una sospecha fundada y lo hago a regañadientes porque soy consciente de las aguas revueltas en las que uno se sumerge y el peligro de ser tachado de, al menos, reaccionario, tirando por lo suave.
¿Cuál es mi sospecha?
Bastante simple: la obsesión por la igualdad nos ha llevado a este nivel de majadería, incultura, despropósito esperpéntico y nihilismo social.
La “lucha por la igualdad” ha sido, es y será uno de los grandes motores de la historia humana, pero, al igual que todo en esta vida, encierra una paradoja difícil de aceptar y desvelar: ¿cuál es el precio?
El término “desigualdad social” puede entenderse como una situación en la que no todas los ciudadanos de una misma sociedad, comunidad o país, tienen los mismos derechos, obligaciones, bienes, beneficios, oportunidades o acceso a tales. En estos términos, siento decirlo, pero me veo una victima de la igualdad. ¿Por qué no tengo derecho a equivocarme en un ceda al paso sin correr el peligro de que un energúmeno se baje de su buga y me parta la cara? ¿Por qué no tengo derecho a ir a un campo de futbol y disfrutar de mi equipo sin que una bestia desenfrenada me proporcione una paliza? ¿Por qué no tengo derecho a que se me muestre una mínima empatía y educación cuando acudo a un bar a tomarme un cafecito? ¿Por qué no tengo derecho a que sean profesionales quienes “conduzcan” algunos programas televisivos sin tener que sufrir a una mariloli con tacón aquí te piso aquí te mato? En fin, ¿Por qué tengo que soportar a un macarra más basto que la lija del 88 como es el tal Cobra en “mi cadena de televisión?
Richard Wilkinson y Kate Pickett publicaron el pasado año un estudio ciertamente curioso: Desigualdad, un análisis de la infelicidad colectiva. En el estudio se afirma que los países con mayores desigualdades económicas tienen mayores problemas de salud mental y drogas, menores niveles de salud física y menor esperanza de vida, peores rendimientos académico y mayores índices de embarazos juveniles no deseados .En esos casos también se comprobó que no es el nivel de renta sino la desigualdad económica el factor explicativo principal. Por lo que los autores de dicho estudio concluyen que entre los países más desarrollados, los más igualitarios obtienen un mejor comportamiento en una serie amplia de índices de bienestar social. Puedo estar de acuerdo, pero tan sólo parcialmente a la vista de lo que ocurre en mi país desarrollado.
En mi humilde e ignorante opinión, en este país hemos pretendido que todos tengan un ordenador de última generación sin haber pasado antes por los cuadernos de Rubio. La igualdad, las igualdades siempre son deseables como leit motiv, pero debieran ir acompañadas de los límites explícitos y, en ocasiones sancionadores, que puedan proteger a quienes siempre han luchado por ellas. En otras palabras, nos hemos convertido en victimas de nuestro propio deseo.
Y quisiera terminar invocando a mostrarse cautos a la hora de recurrir a la muletilla de la escuela y la educación. La Escuela también necesita ser rescatada de tanta zafiedad, incultura y violencia física y emocional. Sólo entonces, podremos pedirle que nos eche una mano en esta tarea.
Buenos días y buena suerte

13 comentarios:

Fernando López dijo...

Hola Jose Luis:

El problema es que la igualdad, tal y como se concibe ahora no deja de ser (paradojas de la vida) un caldo de cultivo de las desigualdades, porque hay cosas que lo que natura no da Salamanca no presta. Curiosamente estamos en un país que hace gala de la igualdad, buen rollismo y todo eso de cara a la galería, pero en petit comite no deja de ser una sociedad que ni por el forro cree en ella.

La prueba, la contestación del último anónimo.

un abrazo

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola JLMON:
Esto es la caja de los truenos. Me tengo que leer el informe que dices, pero, así de entrada, opino que en los países "desarrollados" las desigualdades son terribles. Me acuerdo cuando se decía que "EE.UU. es el país donde los ricos son más ricos y los pobres son más pobres". También he leído que en la era Zapatero (no sé si será cierto), que las desigualdades en España han aumentado. Así que no me extraña que vivamos lo que estamos viviendo.
Mi opinión, así, en petit comité, es que las sociedades occidentales generan cada vez mayor desigualdad, gobierne quien gobierne. Y eso genera problemas, muchos problemas, como los que mencionas.
Un abrazo.

Homes For Rent dijo...

Excellent informative blog post.

Germán Gijón dijo...

Hola, José Luís:
quizá lo que hayamos dejado empolvado es el criterio de la obligación. Hemos ido sumando muchas cosas en la columna del haber (derechos) y muy poco en la del debe (obligaciones) y claro: a mí que me lo den y a ti que te den. Pero hace un tiempo que ese planteamiento no es políticamente correcto y es mejor sumergirlo bajo la "belleza artificial" que nos han vendido y que hemos querido comprar.
Este artículo tuyo no da para uno, sino para muchos, muchos más.
Un abrazo, José Luís.
(ah, me voy a ver el de ayer que no he podido)

Anónimo dijo...

Me pregunto si ¿el seguir hablando de ellos (los macarras) no les da más motivos para que se reafirmen en que lo hacen "dabuti"?.

El Puma

Unknown dijo...

Hola, José Luis:

Hoy hemos desayunado en casa con debate sobre tu post... y no sé hasta dónde nos hemos ido.

Yo tenía un amigo que decía que "tienes que estar en el aura mediócritas" porque si sobresales van a por tí. Algo debe de haber de profundamente tribal en la igualdad.

En mi opinión, los "grandes hermanos" (llamemosles "sistema", "mecanismos del poder", "Club Bilderberg" o como se quiera) que hemos creado fruto de nuestros malabarismos como aprendices de brujo, parten de nuestros condicionamientos tribales y pretenden convertirnos definitivamente en un rebaño y llevarnos por la misma cañada del borreguismo al servicio de sus intereses.

Cuando te dejas llevar por la pantalla y el zapping quedas sometido a tres mensajes subliminales al menos:

1. Que teniendo en cuenta cómo les va a algunos es mejor que no te quejes demasiado: Conformismo.

2. Que pasan cosas terribles por ahí fuera y que es mejor que no te asomes mucho y que pongas en manos de otros tu seguridad: Miedo y control.

3. Que hay algunos que viven en el País de las Maravillas, que tienen de todo y son felices, y que debes aspirar a ello: Ambición materialista.

No creo que ésto sea exagerado. ¿O sí? Cuando te llegan con cuentagotas los detalles sobre hambre, enfermedad y pobreza de los más desfavorecidos (la mayoría), más bien creo que la ciencia ficción que va de 1984 a Matrix se queda corta.

Y hay que estar despierto todos los días para no ahogarse en el detritus, llevarlo con un poco de dignidad y alcanzar algo de luz...

En fin, en ello seguiremos.

Josep Julián dijo...

Ayer escribí un comentario sobre esta entrada que por lo visto se borró. Decía que eso de la igualdad hay dos formas de verlo. Por arriba, en la que no creo y por abajo que es no sólo justa sino imprescindible.
Como dice Alberto, cuando sobresales en algo te creas enemigos pero eso no es malo sino sólo una condición.
Cuando los de abajo reclaman el mismo derecho que los de arriba no hay que preocuparse demasiado porque el mérito y el demérito se explican por sí mismos.
Acababa mi comentario de ayer sugiriendo que igual habría que desempolvar aquello de que no es lo mismo clase de tropa que tropa con clase.
A seguir bien,

Caminante dijo...

Fernando
Efectivamente, como decía Unamuno, lo que natura no da, dos tacones y un pantalón de brillos no presta. En este país no habra racismo, pero somos CLASISTAS y qué quieres que te diga, hasta me parece un salvavidas en estos tiempos.
Un saludo

Caminante dijo...

Javier
Sí es la Caja de los Truenos, pero de momento es tormenta eléctrica, necesitamos una explosiva de esas que nos van a visitar mañana.
Cuidate, un abrazo

Caminante dijo...

Germán
Aquí, efectivamente, la obligación nos la hemos dejado olvidada en el baul de los recuerdos. Nos han vendido el pretty woman y, la mayoría, se lo ha creido.
Un abrazo

Caminante dijo...

Anonimo
Ya se que eres el Puma así que bienvenido de nuevo.
Ya, es el peligro de hablar, pero peor es callar, no?
Ese Chile!!!
Un abrazo

Caminante dijo...

Hola Alberto
Puff! No creía que den para tanto los post, pero gracias, espero que el desayuno no se haya complicado por mi culpa...
Me parece muy bueno los tres mensajes que nos presentas.
Un abrazo

Caminante dijo...

Querido Josep
Ya sabes, misterios ciberneticos...
Efectivamente, debieramos aspirar a tropa con clase, pero tenemos chusqueros para aburrir...
Cuidate, un abrazo

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