domingo, 14 de febrero de 2010

VIEJO CUERPO, NUEVO MUNDO


Hace casi ya trescientos años que se fraguo el modelo de gestión empresarial que, salvo honrosas excepciones, continua siendo el dominante hoy en día, pese a que se ha anunciado su defunción en multitud de ocasiones. Pero el enfermo, tarda en morir y la funeraria se está empezando a cansar de guardarle el ataúd y las flores.
Este modelo se sustenta en un principio simple: yo mando y tú trabajas. En otras palabras, unos pocos dirigen y la gran mayoría ejecuta las consignas, ayudados todos ellos por los denominados “mandos intermedios” que se encargan de que las ordenes lleguen puntualmente a su destino.
Siempre he pensado que el cuerpo humano es una buena analogía. La cabeza piensa y emite órdenes, mientras que manos y pies obedecen puntualmente sus instrucciones y los mandos intermedios transmiten los mensajes. Hasta aquí todo encaja, salvo algunos pequeños detalles.
En primer lugar, en una empresa la ejecución de las órdenes no se basan en impulsos eléctricos y los mensajes, sobre todo los que llegan de abajo a arriba, llegan a paso de burra. En segundo lugar, los que se encuentran en las concurridas extremidades tienen como misión obedecer y ejecutar, es decir, no se sabe si piensan, pero tampoco se les pide que lo hagan. Con todo, algunos bien intencionados, deseosos de emular al bueno de Owen, han introducido ciertas prácticas de sugerencias de mejora, responsabilidad compartida y cosas por el estilo. Pero, a la hora de la verdad, las decisiones se continúan tomando en la fría y aséptica sala del consejo. Y, por último y en tercer lugar, nos encontramos con los mensajeros, los mandos intermedios. Yo los comparo con una rotonda en la que todo lo que se mueva está obligado a entrar, pero lo que no se sabe es cuándo saldrá.
Esta estructura ha funcionado durante casi tres siglos y esto sólo puede significar que, pese a sus defectos y maldades, parecía ser buena para los tiempos y entornos en los que subsistía. Entornos caracterizados por su localismo, evolución tecnológica pausada, márgenes de diferenciación amplios, imperio de la demanda con apenas situaciones puntuales de sobredemanda, etcétera.
Pero en nuestros días, todo eso no está cambiando, de hecho ya ha cambiado. La globalización nos ha descubierto un nuevo mundo por explorar, pero también nos somete diariamente a duras pruebas. La evolución exponencial de la tecnología nos ha hecho olvidar su papel de facilitador para convertirse en un esclavista difícil de contentar. Los márgenes de diferenciación apenas existen y más que en innovación, invertimos en reinvención del huevo y la gallina. La sobredemanda es el pan sin chocolate de nuestros días y el localismo se circunscribe a la artesanía popular.
Se nos pide reacción inmediata, optimización del conocimiento, sabiduría estratégica, equipos trabajando en red y visión global. Pero continuamos manteniendo la vieja estructura que tantas satisfacciones brindó en el pasado. Es como si tratáramos de escalar un ocho mil con chancletas y cachaba. Poder, poder, se puede, pero es probable que acabemos despeñados.
Sin embargo, no todo está perdido. Hay miles de personas investigando sobre cómo debe ser la nueva estructura. Otros tantos, trabajamos a pie de obra en labores de campo, descubriendo pros y contras, aportando información y, en definitiva conocimiento. Millones situados en las concurridas y aburridas extremidades de ese achacoso cuerpo vertical esperan ansiosos su oportunidad de demostrar que saben y pueden hacer más cosas de las que habitualmente hacen. Y, finalmente, algunos cientos de empresarios asumen el riesgo de mirar más allá. Casualmente, estos últimos, son los que encabezan las listas de las empresas con más éxito. ¿Por qué será?

11 comentarios:

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola JLMON:
Ya le doy vuelts yo a esto. A veces, en momentos de "bajón", como son los domingos lluviosos, pienso que todo esto es una "engañifa". Que el modelo no cambia, lo que pasa es que algunos ingenuos pensamos que evoluciona y que puede cambiar, pero ¡qué va!, llega una crisis y cada uno vuelve a su sitio.
Es que es domingo... ya sabes...
Un abrazo.

Caminante dijo...

Hola Javier
Gracias por la visita. No pierdas la esperanza y más en esta tierra. Hay gente que está en ello, cad vez un poco más, pero los grandes cambios son lentos. En esto las revoluciones ni valen, ni existen.
Cuidate (qué frío!)

Fernando López dijo...

Hola José Luis:
Es posible que así sea y que no progresamos adecuadamente, pero quiero creer que a pie de obra hay mucha gente hoy en día haciendo la revolución que cambiará el modelo y las estructuras.
un abrazo

José Miguel Bolívar dijo...

Que el modelo está obsoleto es algo que a día de hoy parece evidente, por más que muchos se empeñen en negarlo.
Para mí lo que va a hacer que esta vez sea "la buena" y definitiva es el cambio demográfico. A ver cómo sobreviven las empresas que dependen del trabajo del conocimiento cuando el talento escasee de verdad. Casi siempre el cambio sólo ocurre cuando es la opción menos mala...
Me encantó el post.

Caminante dijo...

Hola Fernando
Efectivamente, hay mucha gente en el tajo, ya veremos...

Caminante dijo...

Hola Jose MIguel
Yo soy optimista por naturaleza, pero los grandes cambios son lentos, llevamos en esto desde principios de los noventa y hemos avanzado, pero queda, queda...
Cuidate

Juan Martínez de Salinas dijo...

Buenas tardes,

Interesante debate.

Esta claro que el modelo rompe aguas por todas las partes. No olvidemos que las empresas que triunfan más a todos los niveles son los que tienen estructuras más participativas en donde las estructuras jerárquicas son invisibles.

Pienso que muchos estamos trabajando para que cambie aunque nos ponen muchas piedras en el camino. Los que mandan y supervisan no están dispuestos a participar de forma conjunta porque quizás se vean sus carencias.

Esto no tiene vuelta atrás y poco a poco iremos ganando la partida.

Saludos,

Juan

or

Caminante dijo...

Gracias por la visita Juan
Estamos en ello y somos muchos, ya sabes lo que decía Loquillo...
Cuidate

Germán Gijón dijo...

Hola, José Luís:
este modelo de participación que están instaurando las redes sociales será determinante para ir promoviendo el cambio a medida que el talento al que alude José Miguel vaya haciendo su aparición en la esfera profesional. No os desaniméis los profesionales. De hecho, intuyo que en los próximos años harán falta muchos consultores que ayuden a integrarse a las empresas que se aperciban de su modelo obsoleto.
Un abrazo.

Caminante dijo...

Hola Germán
Cierto y desanimarse, ¡lo último!
Gracias por tu visita

Josep Julián dijo...

Hola JLMON:
Tirando de la sabiduría popular a la que aludes, te dejo una frase de mi suegra: "Mucho tararí y poco tarará". Ahí queda eso.
Un abrazo.

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