lunes, 22 de marzo de 2010
LUGARES MALDITOS
Quienes nos hemos pasado media vida fuera de casa viajando de un sitio para otro, acumulamos “lugares malditos”. Uno de los primeros en la lista son sin duda los aeropuertos, lugares donde fundamentalmente “dejas pasar el tiempo” aunque esa actitud nos haya costado años aprenderla. Aprendes a encajar con estoicismo la acostumbrada hora de retraso en el embarque mientras observas a los viajeros ocasionales arremolinarse frente al mostrador o aguardar impacientemente en la cola espontáneamente formada, como si ambas cosas ayudarán a acelerar la llegada del avión. Sencillamente no tiene remedio, tienes que aprender a vivir con ello.
Otro de los lugares malditos son los restaurantes de los hoteles, particularmente de lunes a jueves entre las nueve y las diez de la noche. Es el momento mágico en el que algunos se arriesgan a bajar desde sus habitaciones para “darse calor” aunque quienes tenemos muchas horas de vuelo los evitamos como la peste. Hacía mucho tiempo que no practicaba este insano deporte, pero hoy en Oviedo no me ha quedado otra. He terminado demasiado tarde para regalarme una buena cena en alguna sidrería con mis muchos amigos del lugar, demasiado tarde para caminar por la ciudad y encontrar algún curioso lugar, incluso demasiado tarde para resignarte a cenar en la habitación. Así que me he armado de valor y he descendido al purgatorio.
Esta es otra de las cosas que no tienen remedio. Un salón medio vacío, mesas aquí y allá ocupadas por viajeros taciturnos que despistan leyendo la prensa local, dando el parte del día a quienes les escuchan pacientemente al otro lado de la línea o, en el colmo de la desesperación, aislados en sus emepetres. Hoy, afortunadamente, contábamos con un aprendiz que no quitaba ojo a una rubia madurita atareada en su netbook entre lechuga y boqueron. Ya aprenderá, es cuestión de tiempo. ¿Y qué me dicen de las viandas?, ¿tan difícil es dar bien de comer a una pandilla de homeless ocasionales y seguir ganando dinero? Hoy me ha dado por pedir una crema de verdura fresca y me encuentro con la mariconada de un plato hondo con fondo de pan bimbo frito desmigado y una individua vertiendo con desparpajo el puré desde una aparatosa jarra. Y todo para comprobar que la dichosa crema fresca era más de sobre que los sellos del franquito mirando de reojo. Menos mal que de segundo he encargado (leo literal de la carta) “huevos de aldea a la antigua con fondo de patatas frisón y chorizo de matanza fresco”. Esta vez , ha llegado todo en un solo plato, el tema de la aldea no ha habido forma de comprobarlo aunque puedo asegurar que no llevaban puntilla, las patatas eran más de toda la vida que la Estrellita Castro y lo de frisón debe venir a cuento de las vacas que la prima del cocinero tiene en su pueblo y, finalmente, el chorizo, ¡ah, el chorizo!, matanza la que podría hacer yo si pillo al desalmado de la lengua que se ha encargado de elaborar la carta mientras no paraba de carcajearse imaginando la cara que se me ha quedado.
En fin, menos mal que, después de muchos años de trashumancia, uno se vuelve mayor y va reduciendo sus desplazamientos para dejárselos a los más jóvenes. Esta semana, sin ir más lejos, mi hija mayor se ha despachado Yakarta, Kuala Lumpur, Shangai y Osaka en cinco días. Pero es lo que hay o, al menos eso creía yo, porque cuando llegan caras nuevas y les digo aquello de “en tus primeros tres años, el secreto está en trabajar más de la cuenta, sonreír de forma constante y no esperar mucha pasta”, me miran con cara de loca de Almodovar al borde del ataque de nervios. Pero no crean, esto último también es de esas cosas que nunca cambiarán.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Hola José Luis:
Como lo sabes. Y lo pero de todo es que muchas veces pagas a a precios de estrellas michelin. El único sitio realmente interesante en muchos hoteles es el bar si el barman (que en los buenos hoteles se llaman así) sabe lo que se hace. Aeropuertos, hoteles, medios de transporte y fulanos varios que te encuentras dan para más de un libro.
Luego la gente se pregunta porque no se rentabiliza el restaurante del hotel. Una vez cuela lo de los huevos de la aldea, la siguiente acabas hasta los ...
Un abrazo
Hola Fernando
Pues mira, ahí va una idea emprendedora GRATIS para las cadenas hoteleras: ¿Cómo revolucionamos nuestras instalaciones comunes para convertirlas en líneas de negocio estratégicas?
Cuidate, un abrazo
Es que hay mucha diferencia entre ser viajante y viajero. Los viajantes son los que tienen la oblogación de viajar porque forma parte de su trabajo, y los viajeros lo hacen por placer. Lo que no quita que tanto unos como otros tengan sus "Lugares malditos"
Mientras te leía me vinieron unas cuantas a la cabeza. Los consejos finales de nota. Se ve que hemos aprendido.
Un abrazo
Hola Jose Luis:
Me has recordado, así de pronto, a la peli "El turista accidental". La verdad es que la vi hace bastante y no me acuerdo muy bien de ella. Creo que era un escritor de guias de viajes, que vivía, más o menos como tu describes. Recuerdo un ambiente, así, como el que citas.
También me recuerdas a Lost in Translation, de Sofia Coppola.
En fin, que me ha salido un día "de cine".
Un abrazo.
Hablas con voz de santo. Todo eso que describes puedo suscribirlo por completo aunque uno ha desarrollado ya un instinto de rechazo al salón comedor de los hoteles que ni te cuento. Sólo el desayuno y si está incluido en el precio que son más careros que el copón.
Lo que me parece más llamativo y no alcanzo a comprender el motivo es esa pasión por ponerse en fila esperando a embarcar sin haber sido convocados para ello. Ya me imagino que, una vez preasinados los asientos, el único motivo plausible es pillar sitio para poder dejar el trolly pero aún y así, he visto esperas de más de una hora con un estoicismo a prueba de bombas. ¡Como para ir con lo puesto!
Saludos por Oviedo y a ver si puedes resarcirte esta noche.
Hola Katy
Ni que lo digas, hasta me comporto distinto cuando voy de güiri, je-je
Cuidate
Hola Javier
Te ha salido redonda la relación peliculera, je-je. Lost in Traslatuon me deprimió bastante.
Cuidate, un abrazo
Hola Pepe
Bueno, santo todavía...estoy en Beato
Lo de la cola y otras cosas del pelo son grandes secretos de la Ciencia Aeroportuaria, pero dan para un book y medio.
Cuidate
Publicar un comentario