lunes, 8 de marzo de 2010

EL COSTE DE OPORTUNIDAD


Hace unos días, introducía el término “coste de oportunidad” en un comentario que realizaba a un post de Javier Rodríguez en su siempre recomendable blog. Este es uno de esos términos que apenas utilizamos y que, sin embargo debiera estar presente en toda toma de decisión.

Supongamos que quiero ir a la puesta en escena de la opera Aida. Debería acudir a la taquilla del teatro con días de antelación o reservarla por Internet. El día del estreno, debería salir con tiempo suficiente de casa, conducir unos veinte kilómetros rezando con no toparme con problemas de tráfico, armarme de paciencia para encontrar aparcamiento y algunas otras cosas más. Pero, ¿no podría ver la representación en directo desde un sala de cine próxima a casa, aprovechando que la retransmiten en alta definición y con un sonido perfecto? El dinero que me ahorraría, podría emplearlo en una buena cena después de la función.

Pues bien, esto es el coste de oportunidad: el uso alternativo del tiempo y el dinero.

El coste de oportunidad siempre debiera estar presente en la cabeza de quienes gestionan una empresa o un ente público, pero, en determinadas ocasiones, es una cuestión vital. Imagínense a muchos gestores que en los últimos dos años se han dedicado a practicar con ahínco el principio de las tres R: Reestructuración, Reducción, Resistencia. Sobreviven, aunque algunos dirían aquello de “no es poco”. Pero la cuestión es ¿a qué coste? Exhaustos en su liquidez, desamparados en su equilibrio emocional para plantearse nuevas fronteras, limitados en sus intangibles por las perdidas de conocimiento y talento. En definitiva, condenados a continuar sobreviviendo en la dura tarea de encontrar la normalidad.

Aplicar el coste de oportunidad quizás hubiera abierto nuevas alternativas de actuación alejadas de las tres R aunque debieran afrontar la auténtica R: RIESGO. Pero, el riesgo es inherente a una conducta estratégica y sólo esta es válida en situaciones “diferentes”. La clave es saber gestionar ese riesgo reduciéndolo en la medida de lo posible.

Sin embargo, términos como “coste de oportunidad”, “estrategia” o “gestión del riesgo” (no estrictamente financiero), están desterrados de este santo país por su peligrosidad heterodoxa. Hace apenas un año, presentábamos un ambicioso proyecto para una reestructuración estratégica del sector del metal en Vizcaya junto a la FVEM /Federación Vizcaína de Empresas del Metal. Un sector más que estratégico para el territorio que había decidido plantearse el coste de oportunidad y, en consecuencia, comportarse estratégicamente frente a lo que llegaba. Entre otras medidas, se pedía a la Diputación de Vizcaya su apoyo con una subvención de 100.000 euros. La respuesta de esta fue negativa: no hay dinero. Aunque si hubo dinero, aproximadamente 400.000 euros, para una conocida fundación con el fin de promover actos de sensibilización frente a la innovación. El proyecto duerme hoy el sueño de los justos.

Hacer comentarios de este tipo en mi tierra son más que peligrosos profesionalmente hablando, pero, en fin, soy incorregible a la hora de no considerar el coste de oportunidad.

5 comentarios:

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Jose Luis:
Cuantas veces habré maldecido la manera en que tienen las instituciones de repartir los dineros. Menciones "el coste de oportunidad": Jua, jua, jua (me río con todo el respeto, que conste).
Pues a pesar de todo, igual que tu (intuyo) sigo creyendo que se pueden hacer cosas interesantes, a veces con las instituciones y a veces sin ellas.
En fin, esto daría para una buena sentada alrededor de unas "birras".
Un abrazo.

Josep Julián dijo...

A las birras me apunto en uno de mis viajes. Pienso que en lugar de practicar el coste de oportunidad, aplicamos la "oportunidad del coste" y claro, siempre hay algo que es más oportuno que lo nuestro.
Salud que haya, que tampoco andamos sobrados ;-)

Caminante dijo...

Hola Javier y Josep
Pues quedamos emplazados a las birras cuando estes por aquí Josep.
Me encanta lo de oportunidad de coste.
Un abrazo a los dos

Fernando López dijo...

Pues yo, si me lo permitís pago una ronda, porque sería no un coste, sino una oportunidad de charlar con tíos muy preparados, incorregibles y divertidos.
Un abrazo

Caminante dijo...

Fernando
Gracias por la visita y la ronda, ya sabeis, estamos todos pendientes de las birras

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