viernes, 23 de abril de 2010

BLOWING IN THE WIND


La pasada semana, me entrevistaba un periodista para el suplemento económico de un diario catalán. Más allá de las cuestiones de rigor en estos casos, me interrogaba sobre una característica definitoria de la economía española. No dude demasiado a la hora de contestar: su baja tolerancia al riesgo.
Un componente genético en la especie humana es su baja tolerancia a la incertidumbre y los mecanismos de defensa de todo tipo que construye como respuesta: religión, leyes, principios y teorías, modelos estables de aprendizaje, etcétera. Pero, cuando a esto se suma una baja tolerancia al riesgo, la cuestión comienza a ser preocupante.
Cuando comienza a arreciar la tormenta, unos corren a guarecerse en sus casas a la espera de los primeros rayos de sol, mientras que otros idean bajo el aguacero un revolucionario mecanismo de transporte para las sombrillas de playa. En este país, nos hacemos los locos cuando comienzan a caer las primeras gotas, ya pasará. Pero somos especialistas en desaparecer como por arte de magia cuando aparecen los rayos y truenos. Total, si alguien inventa una nueva sombrilla, ya compraremos, será por dinero.
Este comportamiento endogámico nos ha conducido a un modelo sempiterno de desarrollo económico basado en la dependencia casi exclusiva de nuestro mercado interior. No somos autárquicos por vocación, pero insistimos en la unidireccionalidad. Si la reflexión nos molesta, siempre podemos recurrir al tópico de los miles de miles y miles de millones de turistas que nos visitan sin caer en la cuenta de la trampa. O bien explicamos las excelencias de nuestro sector de automoción sin reparar en lo básico y trashumante del mismo. Siempre nos quedará recurrir a los cinco o seis ejemplos de grandes corporaciones que pasean nuestra bandera por el mundo, pero no llenamos más de dos manos en el intento.
No, no soy un pesimista mal informado, descuiden. El optimismo tampoco va conmigo, prefiero confiar en la voluntad, la ambición, la curiosidad y una irrefrenable atracción hacia el futuro. Sí, no crean, no pierdo de vista nuestra increíble diversidad, primos, pero no hermanos, amigos, pero no amantes. Pero, evito convertirlo en coartada. Qué me dicen de los chinos, los norteamericanos, los belgas y los habitantes de la Gran Bretaña. La diversidad está por todas las esquinas, quizás el problema está en nuestro empeño de convertirlo en bandera de nuestras desgracias.
Decía el gran Galbraith que en economía siempre es una ventaja no saber exactamente por qué se insiste en una estrategia. Por saber, no sabemos gran cosa sobre nuestro futuro. Pero, el problema es que ni nos hemos propuesto una estrategia. El futuro es para nosotros un espacio ignoto y distante. Asunto de elucubraciones, pitonisas y gitanillas. ¡Qué más da! Lo que tenga que ser, será y, mientras tanto, estando yo caliente en mi casita, ríase la gente. Reír, no se si reirán, pero partirse el eje, seguro.
Como decía un viejo proverbio chino, de esos que no se sabe si es mandarín o de Talavera de la Reina: Cuando empieza a soplar el viento, algunos corren a esconderse mientras otros construyen molinos de viento. Personalmente, quiero que sople un viento huracanado, que me sorprenda en el páramo desnudo y que tenga madera para construir.

10 comentarios:

Katy dijo...

The answer my friend is blowing in the wind....
Buena entrada, pero hay quien aun pudiendo construir molinos de viento,y madera para costruir, o lo guarda o se sienta encima a llorar su desgracia. O sea como dices, nos hacemos los locos. Tiene que diluviar. Esta bien ser positivos que no optimistas y con los pies en el suelo.
Un abrazo y feliz finde

Caminante dijo...

Hola Katy
Ya sabes, los optimistas al final son pesimistas mal informados y viceversa, así que mejor positivo.
Buen finde

Fernando López dijo...

Hola Jose Luis:

Creo que no es solo baja tolerancia al riesgo, sino también alta tolerancia al miedo.

Feliz fin de semana

Alberto Blanco dijo...

Muy buena reflexión, José Luis. No te quepa duda, si en España hubiera un tsunami batiríamos el record de víctimas. Estaríamos todos en la playa viendo el fenómeno.

Saludos

Caminante dijo...

Hola Alberto
Gracias por la visita. La analogía es perfecta!

Caminante dijo...

Acertada precisión Fernando.
Buen finde

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Jose Luis:
Permíteme la broma, pero la tolerancia al riesgo aumenta mucho en este país cuando se trata de saltarnos la ley. En eso somos cum laude en emprendizaje.
Un abrazo.

Caminante dijo...

Hola Javier
Sí señor, muy acertado, debe ser eso de "lo latino"
cuidate

Josep Julián dijo...

La aversión al riesgo es consustancial al instinto de supervivencia y si no, que se lo pregunten a la banca, una de las instituciones más resistentes que ha construido la naturaleza humana, que sólo da préstamos a quien no los necesita.
Un abrazo.

Caminante dijo...

Hola Josep
La Banca creo que está excluida de este club.
Cuidate

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